Montse Guardia Güell | Presidenta del Consejo Social de la Universitat Politècnica de Catalunya
Ante las reticencias, Guardia Güell invita a conocer las IA para ser conscientes de sus riesgos y amplísimas posibilidades
Presentar a Montse Guardia Güell es complicado, tanto por todo lo que abarca su formación y especialidad en el terreno digital como por su amplísimo ... bagaje profesional. Con dos décadas de experiencia en multinacionales y a lo largo de todo el globo, ahora es presidenta del Consejo Social de la Universitat Politècnica de Catalunya, además de fundadora de Big Onion, empresa de soluciones tecnológicas, y de la Fundación ELLIS Alicante, dedicada a la investigación en inteligencia artificial (IA). Sobre este último campo, que tanto nos fascina y abruma, Montse Guardia conversó el jueves con el periodista de TVR Carlos Santamaría en las Jornadas Futuro en Español, organizadas por Diario LA RIOJA, descubriendo que las IA muestran un mundo nuevo al que hay que dar forma, regular, pero, especialmente, comprender.
– Da la sensación de que las inteligencias artificiales han irrumpido hace nada, pero llevan mucho tiempo con nosotros.
– Ya en los años 50 hay una gran reunión científica en la que se acuña el término de inteligencia artificial, pero viene incluso de antes, de principios del siglo pasado y de la cibernáutica, de cómo las máquinas nos ayudan a pilotar. Una inteligencia artificial pone el énfasis en 'artífice', en ser una herramienta que ayude a nuestra inteligencia. Lo que hacen estas máquinas es simplemente emular nuestra capacidad humana de percibir, lo que sentimos es una acumulación de datos. Instintivamente, los humanos damos un significado a esos datos, un contexto, los transformamos en conocimiento, lo conectamos y nos hacemos sabios. Es lo que hacemos desde pequeños sin darnos cuenta y esto es lo que hemos enseñado a hacer a las máquinas. Estamos consiguiendo que con esos conocimientos acumulados nos inspiren algo.
– ¿Qué ha ocurrido para que en los últimos tiempos se hayan popularizado tanto?
– Los modelos generativos nacen en 2014, con un grupo de investigación universitario liderado por Ian Goodfellow, que después pasa al equipo de Google, y que pronto se empiezan a trabajar por parte de las grandes multinacionales. Estos modelos son aproximados, realizan predicciones y necesitan mucho conocimiento porque conectan conocimiento. De ahí que se lance masivamente a todo el mundo. En el momento en el que surgen OpenAI y ChatGPT, en nada, en menos de 48 horas, un millón de personas ya han interactuado. Eso alimenta el modelo, que cuanto más variedad de conocimiento ofrece una respuesta más rica.
– Esta democratización de las IA y sus posibilidades también generan muchos temores, ¿son fundados?
– Cualquier revolución trascendental para la humanidad ha provocado un cambio: el fuego, la electricidad, la posibilidad de volar, internet... Ante ello siempre hay una negación donde aparece ese miedo, después llega la fase de duelo, luego se acepta y finalmente lo adoptas. Estamos obviamente en uno de esos cambios trascendentales ante el que va a haber miedo. En ello tenemos que trabajar para explicar exactamente lo que es la inteligencia artificial y poder llegar a esa fase de aceptación y adopción de una forma ética y bien entendida. La magia del avance es que nos brinda herramientas que nos pueden superar.
– ¿Le ha sorprendido esa irrupción de ChatGPT y aplicaciones similares?
– Sí que he estado un poco incrédula al principio, porque la inteligencia artificial es más de lo que estamos transmitiendo, requiere un conocimiento sobre cómo y para qué usarla. Debemos tener pensamiento crítico, la inteligencia te da lo más plausible ante una instrucción, pero esos datos no lo son todo, es algo aproximado al todo.
– ¿Es por ello importante legislar el uso de IA?
– Sí, sin duda, pero antes de estas normativas y leyes, la sociedad debe tener un debate de conocimiento. De qué estamos hablando, para que las estamos utilizando... educarnos todos para ser conscientes y poder emplearlas con consciencia, porque sabemos que nos van a ayudar a tener más tiempo y mayor calidad de vida. Y el reto ético es quiénes son las personas que ponen esos límites, porque deben tenerlos.
– Es un miedo en los trabajadores poder ser reemplazados por estas herramientas. ¿Las empresas pueden utilizar una IA como mano de obra barata?
– Lo que no vamos a sustituir todavía es al ser humano, la concepción que tenemos del valor, del poder, de los incentivos, del control, de la protección... todos estos parámetros y valores se trasladan en la cultura de la empresa, pero también se va a replicar en el uso de estas inteligencias y lo que debemos de vigilar y asegurar es que su mal uso sea monitorizado y conocido.
– Todavía las inteligencias artificiales parecen circunscritas a pocos ámbitos pero su expansión inundará cualquier cuestión de nuestra vida.
– No somos conscientes pero lo tenemos ya bastante implantado: sistemas financieros, aviación, hospitales... La inteligencia artificial está muy extendida, incluso la generativa. Pero lo más grande y bonito es el salto hacia las artes y la cultura, porque estas herramientas no dejan de generar inspiración, ayudan a artistas y diseñadores. Precisamente a los artistas les invito a que sigan, a que tengan pensamiento crítico, que reten a la máquina y que tengan su visión y estilo. Cada profesional tiene que encontrar su voz, estas herramientas van a ayudarnos a hacerlo antes. No solo es la productividad y la eficiencia, sino ir más allá.
– Una de las aplicaciones que más beneficios está consiguiendo es la sanitaria.
– Hablamos de vida y de utilizar estas herramientas para tener más calidad, es donde todos vamos a poner el foco y más nos va a interesar desarrollar su aplicación. Por ejemplo, en dermatología, los conocimientos de los médicos sobre si una mancha es benigna o maligna los transmitimos a esta nueva programación. Esa máquina conecta todo para dar una recomendación en base a esos puntos de vista, que tiende cada vez a ser más fiable. Tenemos también ejemplos del análisis de un embrión; cómo está, en qué momento, si puede existir un problema... En salud, la predicción y la capacidad de unir conocimiento es exponencial y muy potente.
«Cuanto más variedad de conocimiento exista, la respueta será más rica»
«Trabajamos por llegar a su aceptación y adopción de una forma ética y bien entendida»
«El poder, los incentivos, el control... son valores humanos que se van a replicar en las IA»
«Lo más bonito es el salto a las artes y la cultura, estas herramientas generan inspiración»
– Como cualquier otra herramienta, su bondad o maldad parece depender del ser humano.
– Sin lugar a dudas. Cuando hablan de 'deep fakes' o el uso de la tecnología para engañar y generar falsas ilusiones siempre recuerdo 'La guerra de los mundos'. A través de la radio, hace un siglo, consiguió asustarnos por una invasión extraterrestre, algo alucinante. Esto también ocurre ahora, tenemos que ser conscientes de que empleamos estas tecnologías para crear una ilusión.
– Acabamos de celebrar las Jornadas Futuro en Español, ¿cómo conectan las IA y la lengua?
– Estas inteligencias se modelan y uno de los modelos más interesantes es el del lenguaje. Por eso llevamos años trabajando con lingüistas y filólogos, porque esta capacidad que tiene la lengua de ordenar las palabras y de establecer una gramática es la base del conocimiento. Estos modelos que se han entrenado en inglés o mandarín los estamos desarrollando ahora en la lengua española y en otras de la UE. Toda esta variedad nos ayuda a tener modelos más diversos.
«Con la ciencia y la tecnología cualquier avance será más amplio y claro»
– Muchos países comienzan a apostar decididamente por la inteligencia artificial.
– Aquí en Europa tenemos toda la inversión que están realizando Alemania o Francia, que es mucho menor a lo que están haciendo China, Estados Unidos y en otras latitudes. Siempre intento poner el marco a la hora de reflexionar sobre la inteligencia artificial: ¿Puedo invertir en salud? Debo. ¿Puedo invertir en cultura y educación? Seguro. Pero es que aquí tenemos una herramienta que va a multiplicar todas estas áreas. ¿Dónde vamos a invertir? Tendremos que plantearnos que con la ciencia y la tecnología, cualquier avance que logremos en medicina o educación será más amplio y claro de una forma rápida. Muchos países están poniendo sobre la mesa el debate sobre la inversión en inteligencia artificial por ello. Todo esto nos va a impactar mucho como sociedad, antes o después, y tenemos la decisión de cómo lo vamos a adoptar, será un cambio de modelo laboral y económico, vamos a tener más tiempo de vida, y esta transición debemos hacerla de forma inteligente y natural.
– La Unión Europea se ha movido rápido a la hora de elaborar su Ley de IA.
– Estoy muy contenta de que exista esta Ley que nos pone unos límites y nos da un marco. Ha sido consultada ampliamente, se ha hecho en cuatro años, y es interesante que va con cuatro paquetes más de leyes: mercados digitales, servicios digitales, ciberseguridad y datos industriales.
– ¿Cuál es el futuro, qué es lo próximo que nos va a sorprender?
– A muy corto plazo estamos trabajando en romper la pantalla con realidad inmersiva, sensorizando salas donde podremos proyectar una imagen muy real; siempre pienso que será el teletransporte futuro. En lugar de estar tanto en la pantalla, que es una barrera a la comunicación, vamos a tener una relación más tangible y cercana. Es muy bonito ligarlo a una identidad digital, que se pueda trasladar, que mi proyección sea auténtica.
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