La luz siempre vence a la oscuridad
Gacetilla de un tipo confinado (Y LXII) ·
Vasili Grossman es uno de los periodistas reconvertidos en escritores que más he admirado. Lean 'Vida y destino' y hasta siempreVida y destino' es un descomunal alegato y una sobrecogedora novela humanista con la que deseo despedir esta 'Gacetilla de un tipo confinado' y también buena parte de mi vida como periodista en esta cabecera –que siempre será mi casa– desde que publiqué mi primer artículo un ya lejano 15 de octubre de 1994 con motivo del 'Día del bastón blanco de la ONCE'.
Vasili Grossman (1905-1964) es uno de los periodistas reconvertidos en escritores que más he admirado por su capacidad para tejer un relato en el que mezcla la realidad de sus vivencias con historias inventadas pero verosímiles para conquistar el alma de los lectores. A partir de sus experiencias construye un tejido que nos hace revivir, a través de casi veinte escenarios diferentes, la brutalidad absolutamente descomunal de la Segunda Guerra Mundial con el eje de la mayor y más decisiva batalla de la historia: Stalingrado, una increíble epopeya muy desconocida en Europa occidental en la que la propaganda americana colocó al desembarco de Normandía como gran icono de la contienda. Pero Adolf Hilter donde cavó su tumba fue en la ciudad de Stalin.
Víktor Shtrum es el trasunto de Grossman en 'Vida y destino', judío como él y atormentado por la trágica historia de su madre (asesinada por los nazis en Berdíchev), a la que no fue capaz de salvar y por lo que siempre le acompañó un terrible sentimiento de culpa. El relato de una madre es increíble en el final del capítulo 49: «Sofia Ósipovna Levinton sintió el cuerpo del niño derrumbarse en sus brazos. Luego volvió a separarse de él. En las minas, cuando el aire se intoxica, son siempre las pequeñas criaturas, los pájaros y los ratones, las que mueren primero, y el niño con su cuerpecito de pájaro se había ido antes que ella. 'Soy madre', pensó».
«...y el niño con su cuerpecito de pájaro se había ido antes que ella. 'Soy madre', pensó Sofia Ósipovna Levinton»
Vasili Grossman pasó de ser un escritor predilecto de Stalin a temer por su vida en la Gran Purga. Paradójicamente la guerra lo salvó y cuando entregó el manuscrito en 1961, el KGB se lo requisó. Semyon Lipkin y Lyolya Dominikina, dos de sus más íntimos amigos, guardaron sendas copias que traspasaron las fronteras de la dictadura. Pero Vasili Grossman estaba tocado de muerte y falleció en 1964 convencido de que esta novela no vería jamás la luz.
La libertad siempre se abre paso de la misma forma con la que la luz vence a la oscuridad. O eso necesito creer cada día.