Nada hay más humano que la esperanza
Gacetilla de un tipo confinado (VI) ·
Las ciudad parece dormida pero hierve en las casas impresionada por la perseverancia de los héroes que se la juegan en los hospitalesNunca he estado en Praga. Kafka decía que en Praga todo era pequeño y atiborrado y que no tenía un centro estructurado. Con nuestro Logroño sucede algo similar. El núcleo cívico se estira desde el boulevard de Avenida de La Paz hasta el final de la Gran Vía, con el Espolón y Vara de Rey como corazón y arteria coronaria esencial de un sistema complejo que en estos días de silencio y recogimiento logra que siga fluyendo el milagro de la vida y de la esperanza. Y ayer, además, con un sol de primavera, casi ingrávido, que fue relamiendo las fachadas con inusitada dulzura. Un sol amable y templado, sobre todo en una tarde mansa, sin viento, y con acento de domingo, cine y palomitas.
Praga es la ciudad de Rilke, Kafka o Kundera y también de Iván Klíma, uno de esos personajes absolutamente atípicos que he tenido la suerte de conocer gracias a un libro, su libro: 'El espíritu de Praga', en el que recorre su azarosa vida a través de la ocupación nazi, el comunismo soviético, la legendaria primavera de 1968 aplastada por los tanques del Pacto de Varsovia y la revolución de terciopelo de Václav Havel.
Klíma, que lo vivió todo en primera persona y que pasó más de tres años de su infancia confinado en el campo de concentración de Theriesenstadt, dejó una frase premonitoria de estas semanas obtusas: «Para que una persona soporte la carga de su propio destino, y una nación la de su propia historia, se necesita paciencia y perseverancia. Una ciudad también ha de tener estas cualidades». Y Logroño las tiene. La ciudad parece dormida pero hierve en las casas impresionada por la perseverancia de los héroes que se la juegan en hospitales o supermercados; policías y camioneros, periodistas, barrenderos, todos como un solo organismo compuesto por seres memorables. Y somos nosotros: cada uno de ustedes.
A las ocho estalla el silencio en una ovación unánime, simbólica, una ovación edificada en la gratitud y la esperanza
A las ocho estalla el silencio en una ovación unánime, simbólica, una ovación edificada sobre la gratitud y la esperanza. Para Klíma la esperanza «siempre está relacionada con el futuro. Es la capacidad de una persona de imaginarse en una situación diferente de aquella en la que se encuentra. ¿Qué puede ser, pues, más humano que la esperanza?».
Logroño es Praga, San Asensio, Huércanos, Arnedo, Haro, Calahorra, Quel, Valdemadera, Grañón, Alfaro..., todos los pueblos de La Rioja y una única esperanza.