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LA CALIDAD DEL AIRE QUE RESPIRAMOS

LA CALIDAD DEL AIRE QUE RESPIRAMOS

Javier Martínez Abaigar | Catedrático de Botánica de la Universidad de La Rioja ·

Martes, 12 de marzo 2019, 10:52

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Píldora 1. Lo decía Gabriel Celaya, uno de tantos poetas casi olvidados. Trece veces por minuto, ineludiblemente, exigimos el aire para respirar. Y ese aire que introducimos en nuestros pulmones a veces viene cargado de sustancias indeseables que, lamentablemente, en su mayoría producimos nosotros mismos a través de diversas actividades domésticas e industriales.

Píldora 2. Para velar por la calidad del aire que respiramos y evitar que dichas sustancias afecten a nuestra salud y a la salud de la Naturaleza, existe una normativa europea que fue transpuesta a la legislación española mediante el Real Decreto 102/2011.

Píldora 3. Una buena parte de los contaminantes que nos afectan y que están recogidos en la legislación vigente se miden continuamente en las cabinas de vigilancia: dióxido de azufre, óxidos de nitrógeno, monóxido de carbono, ozono troposférico, hidrocarburos sencillos, y partículas. En Logroño contamos con una de ellas, situada en el Campus de la Universidad de La Rioja. Dado que en España las competencias en esta materia están transferidas a las Comunidades Autónomas, es el Gobierno de La Rioja, en sus páginas de Internet, quien informa a los ciudadanos de los valores de estos contaminantes, otra de las importantes obligaciones que establece la legislación.

Píldora 4. Sin embargo, en la atmósfera existen muchos contaminantes más a los que estamos expuestos, como por ejemplo los metales pesados y los hidrocarburos aromáticos policíclicos (HAP). Sus efectos sobre la salud son graves porque afectan a todos los sistemas del cuerpo humano, e incluso algunos son cancerígenos. Además, también pueden afectar a las plantas y animales de los ecosistemas. De ahí la importancia fundamental que tiene conocer los niveles de estos contaminantes en la atmósfera. Su medida es técnicamente compleja y no se realiza habitualmente en las cabinas de vigilancia, pero existen métodos alternativos que permiten hacerlo.

Píldora 5. Es aquí donde entran en juego los biomonitores. Desde las algas a los mejillones, pasando por otras muchas plantas y animales, los biomonitores son organismos que acumulan contaminantes y permiten estimar la calidad del aire al que están (estamos) expuestos. En la Universidad de La Rioja llevamos casi 20 años estudiando la calidad del aire mediante biomonitores, tanto a nivel autonómico como, más recientemente, local.

Píldora 6. En el estudio que acabamos de presentar sobre la calidad del aire de Logroño y su área metropolitana hemos utilizado dos biomonitores. El primero es un musgo (Sphagnum palustre) que hemos introducido en unas esferas porosas diseñadas en un proyecto europeo del cual la Universidad de La Rioja formó parte: las esferas de musgo o (para su uso internacional) Mosspheres. El segundo biomonitor es un árbol ornamental muy común en nuestros parques y jardines, el aligustre.

Píldora 7. En nuestro estudio, ambos biomonitores han mostrado resultados similares, acumulando metales pesados e hidrocarburos aromáticos policíclicos en el periodo estudiado (la primavera de 2018), pero en unas concentraciones que no parecen preocupantes para la salud humana y de los ecosistemas.

Píldora 8. Ambos biomonitores han sido capaces de discriminar distintos niveles de contaminación en el territorio estudiado. La zona oeste de la ciudad ha resultado ser la más limpia, mientras que los polígonos industriales de La Portalada y Cantabria, situados al este de la ciudad, junto con el entorno de la circunvalación y la autopista AP-68, han mostrado los valores más altos de contaminantes. Pensamos que la causa principal de esta contaminación es el tráfico. En la zonificación que hemos descrito también influye la dirección del viento dominante, que arrastra los contaminantes de oeste a este.

Píldora 9. Dado el carácter pionero de la aplicación de estos biomonitores, todavía no existen resultados comparativos que nos permitan situar los datos de Logroño en un contexto geográfico más amplio. No obstante, esperamos realizar nuevos estudios en el futuro que nos permitan conseguir este objetivo, aunque de momento Logroño es la única ciudad de España que ha apostado por los biomonitores.

Píldora 10. El uso del aligustre nos ha permitido evaluar la cantidad de contaminantes que sus hojas retiran cada año de la atmósfera, evitando que nosotros los respiremos. En el caso de los hidrocarburos aromáticos policíclicos, y para que los ciudadanos se hagan una idea, sólo los aligustres de nuestra ciudad habrían retirado la cantidad de hidrocarburos contenidos en el aire que llenaría 60 embalses de La Grajera una vez vaciados de agua. Este es uno de los servicios que nos proporcionan los árboles urbanos, aunque para ello tengan a veces que pasarlo mal porque la ciudad no es un ambiente propicio para ellos.

Píldora 11. La contaminación urbana está en aumento, no sólo en las grandes ciudades sino también en núcleos de tamaño medio como puede ser Logroño. Esto lo ha demostrado claramente el episodio de contaminación atmosférica generalizada que hemos sufrido en las últimas semanas en casi toda España, derivado principalmente de la falta de lluvias asociada a la persistencia de un anticiclón. Por lo tanto, hoy resulta más necesario que nunca conocer la calidad del aire que respiramos en las ciudades, y establecer medidas correctoras cuando sea necesario. Entre ellas, las restricciones de tráfico seguramente son imprescindibles, aunque resulten impopulares (como lo fueron en su día las peatonalizaciones de las calles o la prohibición de fumar en bares o lugares de trabajo).

Píldora 12. Parece obvio decirlo, pero la investigación se hace en grupo. Por eso quiero agradecer la labor de mis compañeros del Grupo de Ecofisiología Vegetal, Cambio Climático y Medio Ambiente de la Universidad de La Rioja y del Grupo de Ecotoxicología de la Universidad de Santiago de Compostela.

Píldora 13. También parece obvio decirlo, pero la investigación requiere financiación y colaboración. Por esta razón, agradezco el compromiso de La Caixa para financiar este estudio, así como la labor de coordinación que ha hecho la Dirección General de Calidad Ambiental y Agua del Gobierno de La Rioja, y la colaboración indispensable del Ayuntamiento de Logroño y las empresas e instituciones que nos permitieron colocar las esferas de musgo en sus propiedades. A todos ellos, gracias.

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