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El torrecillano

Tras las huellas de Práxedes en su pueblo natal

Una firma de dudosa autoría, la vara de mando, una escultura y una placa en la casa donde se cree que nació son vestigios de Sagasta en Torrecilla

Diego Marín A.

Logroño

Viernes, 18 de julio 2025

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ay ciertas leyendas en Torrecilla en Cameros sobre el legado de Sagasta en el pueblo. Tal vez la más singular sea la firma que en Cueva Lóbrega dice «Práxedes Mateo Sagasta». No hay más prueba que esa para creer que corresponde realmente a Sagasta, así que está sujeta casi más a la fe camerana que a la prueba científica. Cueva Lóbrega es uno de los tesoros naturales de la localidad, donde se han hallado evidencias de haber sido habitada desde el Neolítico, con galerías de estalactitas y estalagmitas. El exalcalde torrecillano Jesús Ruiz Belaustegui cuenta que, tras construirse la hoy conocida como carretera de Soria, Sagasta promovió una vía de comunicación entre Munilla y Nájera que atravesaría la Sierra de Moncalvillo hacia Pedroso, pero solo se construyeron los 5 kilómetros que parten de la localidad.

«Los avatares de su vida, que fue muy azarosa, hicieron que no pudiera visitar más Torrecilla. Fue una vida intensa, no le dio tiempo», opina Ruiz Belaustegui, a quien le consta que visitó el municipio en 1884. Sagasta nació en Torrecilla en 1825 y fue bautizado con tan rimbombante nombre porque vino al mundo el día de Santa Práxedes y era hijo de Clemente Mateo-Sagasta y Díaz de Antoniana. Fue el mediano de tres hermanos, entre la mayor Silvestra Isidora y el pequeño Pedro. La familia residía de forma circunstancial allí porque era originaria de Logroño, a donde regresó entre 1833 y 1837, y donde el padre regentó una tienda de productos coloniales en la calle del Mercado (hoy Portales). En la capital Práxedes acudió a la escuela de Vicente Delgado y después estudió con Gabino Moreno para, en 1842, con 17 años, trasladarse a Madrid. Lo cierto es que Sagasta vivió casi el mismo tiempo en Logroño que en Torrecilla, y la impronta del político en la ciudad es incluso superior a la existente en el pueblo.

Imagen secundaria 1 - Tras las huellas de Práxedes en su pueblo natal
Imagen secundaria 2 - Tras las huellas de Práxedes en su pueblo natal

En Logroño Sagasta propició la construcción del puente de Hierro, y cuenta con otro bautizado con su nombre (al igual que una calle, una estatua y una fundación), la Escuela de Artes y Oficios, la Tabacalera y un instituto. En Torrecilla no fue hasta 1988 cuando se inauguró una escultura en su honor. Fue durante el gobierno del alcalde José Luis Pascual cuando se encargó el busto esculpido por Pedro Soldevilla con piedra de Cueva Lóbrega e inaugurado en las fiestas de la Virgen de Tómalos. Además de eso, el recuerdo a Sagasta en Torrecilla se limita a las calles dedicadas a su hermano, Pedro Sagasta, y a su nieta, la Condesa de Torrecilla, así como una placa que «su pueblo agradecido» le dedica en la casa donde nació. Aunque también es un supuesto.

El edificio que ostenta dicha placa es el que se encuentra el visitante cuando entra por la calle Pedro Sagasta, aunque en Torrecilla la creencia popular dice que, en realidad, Práxedes vino al mundo en otra, la de su abuela, Valentina Sáenz del Prado, donde acudió la madre al ponerse de parto. La familia, que, eso sí, vivió donde se encuentra la lápida, había acudido al pueblo como refugio materno ante el exilio del padre por sus ideas liberales y la reacción absolutista.

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Ya en 2008 la localidad inauguró el Espacio Sagasta, un museo dedicado al político en la última planta del Ayuntamiento y en el que recibe y guía Pepe Gómez, quien señala que en Torrecilla también existe una hospedería con el nombre de Sagasta y recuerda que en Autol se elaboró un anís «de vino puro» con su nombre anunciado con el ripio «¿De marca del Sol?/No basta./Tome usté el Anís Sagasta». El museo va sumando elementos cada año, el último una caricatura original de la revista 'La Carcajada' (1872) donada por Gonzalo Capellán. Quizá la pieza más valiosa sea el busto de bronce obra de Benlliure (1902) cedido por la familia Rodrigáñez, la que ostentó el conde de Romanones. Otro elemento original de Sagasta que se conserva en Torrecilla en Cameros es lo que hoy se emplea como bastón de mando, y que fue donado por su nieta. Y también tiene su particular historia. En una ocasión el Consistorio sufrió un robo y los ladrones extrajeron de su vitrina la vara de mármol, que desde entonces custodia personalmente el alcalde.

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