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Amenazas y acoso a una familia de Navarrete: «Me dijo que me iba a llevar preñada a la tumba»

Begoña | Madre de la familia acosada ·

TVR entrevista a la madre de la familia que ha interpuesto 34 denuncias y ha pedido una orden de alejamiento contra un vecino. Asegura que algo «está fallando en la Justicia; no sé si están esperando a que alguna de nosotras nos pase algo»

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Logroño

Miércoles, 15 de septiembre 2021, 19:52

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Navarrete habló, clamó contra el acoso continuado que vive una familia por parte de un vecino. Esta presión, que le resulta incomprensible, viene sucediendo hace dos años y tras 34 denuncias el pueblo habló hace tres días en una concentración en la que se mostró el desprecio hacia semejante comportamiento y el apoyo a las víctimas. El acoso es en su propia casa y en su entorno, en la calle Fuente Nueva. Comenzó con ruedas pinchadas, pintadas en los vehículos, insultos, amenazas y después el lanzamiento de globos de orina, como relató Diario LA RIOJA. Pero esta pesadilla no empieza y termina aquí. Begoña, la madre de esta familia pide desesperada la acción de la Justicia y explica a TVR cómo están viviendo esta terrible situación.

En su voz se siente el cansancio, la agonía de tener que dar detalles del día a día de esta pesadilla. «Llevamos unos veinte años en Navarrete. Esto empezó hace dos años pero yo no le di importancia», dice Begoña. «Pensé que era un tío que un día había insultado a mi hija, un día en concreto, el día que ella me lo contó y ya está. Pero se le enfrentó más veces y mi hija le denunció», recuerda. A la pregunta de cómo llegó el insulto la respuesta es clara: «Se lo encontró de frente y como es una persona que no está bien, insultó porque le apeteció. La llamo perra, guarra, yonki y la amenazó de forma gestual, ella le denunció y de ahí todo poco a poco».

«Un vecino me contó que se plantaba enfrente de la ventana a insultar. Un día me encontré a una persona que me miraba con cara de asco. Dije «madre mía»... No lo había visto en mi vida. Un día se me puso por delante, de frente, y me dijo que me iba a llevar preñada a la tumba, dos veces», detalla con tristeza.

«La llamo perra, guarra, yonki y la amenazó de forma gestual, ella le denunció y de ahí todo poco a poco»

El acoso se ha extendido a toda la familia, pero Begoña puntualiza a una pregunta de TVR que la obsesión de esta persona comenzó con su hija. «Con mi hija, porque se obsesionó con ella. No puedo decir que se enamoró porque eso no es amor, por supuesto, y mi hija no ha tenido ningún tipo de relación con esta persona ni le ha dado pie a que pensara que iba a haber algo. A partir de ahí se le ha ido la cabeza y no tiene sentido».

«Un día ruedas pinchadas, otro día pintadas en los vehículos, otro el bar de los padres del novio de mi hija, otro día gritaban desde la acera de enfrente... pero es que no sabíamos, empezamos a hilar cabos, no sabíamos hasta que punto iba a llegar», lamenta. La última acción contra ellos tuvo lugar el viernes pasado. «Eran las seis y media cuando cogí el autobús y tiró un huevo, no sabía que estábamos en casa y esa ha sido la última vez. Me tiene controlada: si entro, si salgo, si voy y si vengo... Hasta cuando tiro la basura», declara con un gran suspiro que acompaña a sus palabras.

«Me tiene controlada, si entro, si salgo, si voy y si vengo...hasta cuando tiro la basura«

«Cada vez que ha pasado algo he ido a denunciar, como me ha aconsejado la Guardia Civil. Hemos ido a pedir una orden de alejamiento e incluso con un sargento de la Guardia Civil de Fuenmayor hice una denuncia que abarcaba las 19 veces que iban hasta entonces; ahora son más de treinta», indica. Y eso «con la orden de protección para mí y mi familia, que creo que ahora la han archivado por lo que me dijo el sargento el otro día».

«Fui una tarde desesperada a la Policía Nacional, me dijeron que fuera a los Juzgados, hablé con un letrado que había de guardia y ahí solo encontró dos de mis denuncias. Debió ser un malentendido, no sé que fue... pero lo que sí vi, para mi sorpresa, fue que él me había denunciado a mí por acoso y por haberle gritado por la ventana un día que me había insultado», relata. «Esa es la sorpresa: que encima me denunció él a mí».

«Por parte de la Guardia Civil es todo el apoyo. Sé que están vigilando y atentos. Pero están atados de pies y manos, está fallando la Justicia. No sé si están esperando a que a alguna de nosotras nos pase algo y entonces ya podrán actuar», reflexiona.

¿Qué es lo que pide la familia? Se pregunta desde TVR. «Que entre en la cárcel o deje de entrar me da lo mismo. Pido que alguien entre en esa casa y vea que esa persona no está bien. No puede convivir, necesita una medicación, necesita estar en un centro psiquiátrico encerrado durante un tiempo y deje vivir a la gente. Lo único que queremos es vivir en paz, como cualquier persona normal», afirma con contundencia a la espera de ser escuchada.

«Por parte de la Guardia Civil es todo el apoyo, total, sé que están vigilando y atentos. Están atados de pies y manos, está fallando la Justicia»

«Mis hijas están mal», responde sobre el estado anímico de la familia, «pero son fuertes». «Vivimos siempre pendientes de que está uno u otro en casa, que todo está bien... y con la pequeña tuve que ir al instituto hablar; es un tema bastante fuerte el que lleva en su cabeza. Me ha visto con ataques de ansiedad y ver a una madre así no tiene que ser fácil. Fui a hablar simplemente para que se lo tuvieran en cuenta».

¿Miedo? «Se lo tengo a él y a su familia también», asegura. «No tengo ganas de que la gente me reconozca por la calle por esto, aunque en Navarrete ya saben quien soy. No es un caso para que me reconozcan, ni dar pena, porque yo siempre he ido a la Guardia Civil y a los sitios para pedir ayuda, no queriendo dar pena. Esta es una situación que nadie debería soportar», indica.

Sobre el apoyo de Navarrete dice en este vídeo a sus vecinos que «estará eternamente agradecida». «Tampoco pensaba que iba a venir tanta gente y el apoyo ha sido...».

Desde la denuncia pública, su hija ha tenido que ver cómo la hermana del denunciado y él mismo la grababan con un móvil, pero «no he tenido que limpiar en un par de días la mierda que me echa, con perdón de la palabra».

Si la situación continúa cree que tendrán que irse de Navarrete, «con toda la pena de mi corazón», declara. «Me da mucha pena que nos tengamos que ir y no aquellos antisociales que no saben convivir y le hacen la vida imposible a los demás. Dentro de unos años o meses irá a por otros. Estoy segura porque no hemos sido los primeros».

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