Los estudiantes riojanos que dejan sus estudios tras la ESO suben al 17%
Educación atribuye el significativo repunte a los picos de sierra que provoca el reducido tamaño de la muestra de la que se extrae el porcentaje
La Rioja rompió en 2024 la senda favorable de descenso que, con algún altibajo, había iniciado prácticamente una década atrás. Al menos así es según ... el Sistema Estatal de Indicadores de la Educación 2025 que elabora el Ministerio con datos de la Encuesta de Población Activa (EPA). De acuerdo con este documento, el año pasado la tasa de abandono escolar temprano en esta comunidad, es decir, el porcentaje de personas de 18 a 24 años que tienen como nivel máximo de estudios la Educación Secundaria, retrocedió once puestos –del quinto de 2023 al decimosexto un año después– en el ranking por regiones y se disparó hasta el 17%. De este modo, se situaría en las últimas posiciones de la tabla, sólo mejor que la Región Murcia (18,2), Baleares (20,1) y Melilla (26).
Malas noticias que, según matiza el documento del Ministerio de Educación, hay que tomar con precaución porque los datos, al tratarse de una muestra pequeña, podrían están afectados por fuertes errores. La misma explicación que ofrece el viceconsejero de Educación, Miguel Ángel Fernández, para quien «el tamaño de la muestra de comunidades pequeñas hace que los datos sean muy variables, y por tanto, que se note mucho el efecto de dientes de sierra». De hecho, conscientes de las enormes oscilaciones, el consejero Alberto Galiana se reunió con representantes del Ministerio y del INE para analizar la posibilidad de ampliar el tamaño muestral para que los datos sean más fiables y más reales.
En cualquier caso, llegan después de que en 2023 esta región aplaudiera haberse situado por primera vez por debajo del 10%, en concreto, en el 9,7%. Lograba entonces acercarse a uno de los indicadores marcados por la Unión Europea para evaluar la calidad de los sistemas educativos que se sitúa en una cifra máxima del 9% para el año 2030. La situación a día de hoy, es muy diferente porque la tasa arrojada el pasado año, en la comparativa con el resto de países comunitarios, nos sitúa peor incluso que Rumanía (16,8%), el último de la tabla.
El paso atrás dado en 2024 supone retrotraerse a niveles de 2019 y 2017 –en 2018 la tasa cayó al 12,9%–, aunque por entonces se congratulaban porque suponía continuar con una tendencia descendente y, sobre todo, porque se alejaba de los resultados de 2008, cuando La Rioja arrojó el peor de sus resultados (37%).
En el conjunto del país la tasa de 2024 fue del 13%, cuatro puntos por debajo de la regional, lo que supone respecto al año anterior (13,7 %) una disminución de 0,7 puntos porcentuales. El abandono temprano sigue siendo significativamente más elevado entre los hombres (15,8 %) que entre las mujeres (10,0 %). En La Rioja, la diferencia por sexos es mucho mayor. La de ellos fue del 23,6 y la de ellas, del 9,9%.
Ningún territorio se libra de la diferencia. En todas se observa un mayor porcentaje de abandono entre los hombres que entre mujeres, aunque las mayores diferencias se registran en Baleares (15,9 puntos porcentuales) y La Rioja (13,6). Por comunidad, el indicador de abandono es muy heterogéneo en 2024: País Vasco (5%) y Cantabria (5,5%) son la únicas que han alcanzado el objetivo europeo para el 2030 de estar por debajo del 9%, siendo la Comunidad Foral de Navarra (9,9%) la más próxima al objetivo. Otras once comunidades se sitúan por debajo del 15% y tres más quedarían entre el 15% y el 20%, porcentaje solo superado por Baleares y Melilla.
El nivel educativo de los padres, sobre todo de la madre, afecta al abandono. En 2024, el porcentaje de los jóvenes cuyas madres tienen estudios superiores se sitúa en solo en el 2,3%, subiendo al 8,6% cuando las madres alcanzan la segunda etapa de Secundaria.
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