Ceniceros critica la falta de neutralidad de Sanz y ofrece un PP transparente y abierto
El presidente del Gobierno lanza un duro ataque al aparato que apoya a Gamarra pero promete «seguir tendiendo puentes y no levantar muros»
JORGE ALACID* jalacid@diariolarioja.com
Miércoles, 22 de marzo 2017, 23:17
Rodeado por el núcleo duro de su candidatura, donde José Ignacio Ceniceros aseguró ayer agrupar a más de mil militantes del PP que le han prometido su voto en el congreso de Riojafórum, el presidente del Gobierno eligió ese mismo escenario para oficializar el anuncio de que competirá con Cuca Gamarra para presidir el partido. Si la alcaldesa de Logroño anunció su pretensión el viernes en Santa Coloma, cuna del riojanismo, Ceniceros optó por una estrategia en dos etapas. El lunes desveló que había presentado ya su candidatura y ayer lanzó formalmente su proyecto ante la opinión pública, en una comparecencia inusual con su trayectoria política: arremetió contra su antiguo aliado, Pedro Sanz, esparció sospechas de juego sucio hacia el aparato de su partido y construyó un discurso de renovación del PP riojano en torno a dos conceptos, apertura y transparencia, a los que añadió otro elemento clave para distinguirse de la actual dirección: mayor participación interna.
Ceniceros acudió a uno de los actos más relevantes de su carrera acompañado de sus personas de confianza: entre ellas, Carlos Cuevas, quien conducía el vehículo en que ambos llegaron a Riojafórum. Junto al titular de Fomento se dejaron ver el resto de miembros del Consejo de Gobierno y otras destacadas personalidades del PP que habían comprometido con anterioridad su apoyo al presidente del Ejecutivo, como Ana Lourdes González, presidenta del Parlamento, y un elevado número de altos cargos de la Administración regional. También se dejaron ver alcaldes (como los de Autol, Tricio, Albelda, Cenicero o Huércanos: Roberto Varona, quien también preside la Federación de Municipios) y veteranos dirigentes de La Rioja rural, como Neftalí Isasi. Carmen Duque, presidenta de Nuevas Generaciones, y Marta Martínez, exalcaldesa de Nájera, figuraban también entre el auditorio que atendía las palabras de Ceniceros, a quien oyeron concejales (como los jarreros Alberto Olarte y José Ignacio Asenjo) o antiguos ediles logroñeses, como Pablo Santaolalla. Un grupo de seguidores que cubrió de aplausos a su líder cuando ingresó en la sala donde les había congregado para un discurso edificado sobre los cimientos de su particular relato donde detalló las recientes vicisitudes del PP.
Según su versión de aquellos acontecimientos que siguieron a su elección como candidato a presidir el Gobierno, en junio del 2015, a sus rivales en el PP no les asiste la razón cuando le acusan de traicionar el pacto no escrito para ejercer como jefe provisional del Palacete y apartarse luego para que Cuca Gamarra fuera la elegida para, en primer lugar, liderar el partido y más tarde encabezar la lista al Parlamento en el 2019. «Dí entonces un paso al frente», recordó. «No estaba entre mis aspiraciones» presidir el Gobierno «ni entre las aspiraciones del presidente», en alusión a Pedro Sanz. De ahí arrancó la siguiente fase de su intervención: reclamando la legitimidad que, en su opinión, le asiste para postularse ahora como doble líder y presidir también su partido. «Así se me insinuó», aseguró, sin desvelar de dónde procedían tales insinuaciones. «Así se me alentó desde las bases», prosiguió.
Un respaldo tácito de la militancia que ayer pasó a expreso. Ceniceros alardeó de haber recabado el apoyo de más de mil personas, aunque rechazó entrar en «una guerra de cifras». Y lanzado a la captación de votos, fue endureciendo su mensaje. «No generemos más problemas que los que intentamos resolver», rogó, mientras reclamaba un partido «sin miedo». Un partido dominado por la palabra «unidad», para «seguir tendiendo puentes, no levantar muros»; un partido, en fin, donde «los militantes sean los verdaderos protagonistas». «No me presento contra nadie», avisó, antes de alejarse del mensaje enviado el lunes por Sanz, cuando apostó por el relevo generacional que encarna Gamarra: «La renovación no necesita adjetivos».
Interrumpido a veces por las ovaciones de sus adeptos, Ceniceros concluyó con una carga de profundidad contra los dirigentes de su propio partido. Reclamó «cuentas claras», anunció «una nueva política informativa» y exigió «un censo actualizado». Más vibrante que de costumbre, acabó por deslizar unas cuantas sospechas sobre sus rivales, demandando de Sanz «neutralidad exquisita» e insinuando irregularidades en las inscripciones de militantes: «Hay cien fichas de nuevos afiliados en el limbo esperando a que se convoque un comité ejecutivo», desveló, mientras recordaba que en noviembre sí se aceptó la afiliación de cerca de 300 personas. Y un dardo final a su enemigo invisible, que a ratos parecía más el propio Sanz que la alcaldesa de Logroño: «Mandar sabemos todos. Dirigir es otra cosa».