Vidas al borde del abismo social
2.500 riojanos y sus familias tratan de sobrevivir con la ayuda social del IMI (399,38 euros al mes) o del AIS ( 372,76)
Roberto G. Lastra
Sábado, 17 de enero 2015, 20:21
Ricardo, Alina, Tony, Sandra, Gustavo, Susana... El listado de las víctimas de la crisis económica es interminable, pero sobre todo inútil, porque detrás de cada nombre se esconde una vida, una historia, un drama inimaginable apenas siete años atrás, pero real y terrible hoy, día tras día, en nuestro pueblo, en nuestro edificio, en la puerta de al lado.
No hablamos de apestados, de delincuentes, de desperdicios sociales. Son, en su mayoría, víctimas inocentes de la recesión, personas como usted, amable lector, o como yo, seres humanos que hace tres, cuatro o cinco años disfrutaban de una vida laboral plácida, de una nómina, de Seguridad Social, de confort... Ciudadanos normales y corrientes a los que la crisis económica ha empujado hacia el abismo de la exclusión social y que a duras penas mantienen el equilibrio para evitar su caída al arroyo de la desesperación.
Ricardo, Alina, Tony, Sandra, Gustavo, Susana son solo algunos de los miles de riojanos cuyo reto diario es sobrevivir gracias a la caridad, a la beneficencia y al apoyo mensual de las rentas de inserción social que en La Rioja llegan bajo las siglas de IMI (Ingreso Mínimo de Inserción) y AIS (Ayudas de Inclusión Social), dos capítulos que han visto cómo solamente en los últimos siete años se multiplicaban tanto el número de beneficiarios como la partida económica destinada por el Ejecutivo regional. El número de usuarios ha crecido en ese periodo el 667,4%, de los 325 del 2007 a los 2.494 del ya concluido 2014. Mayor impulso ha sufrido aún el presupuesto, incrementado nada menos que en el 1.016,5%, de 574.014 euros siete años atrás a los 6.409.053 euros del pasado ejercicio.
Más ayuda y menos requisitos
Un esfuerzo al que la directora general de Servicios Sociales, Carmen Corral, añade la última reforma normativa aprobada por el Gabinete de Pedro Sanz, el Decreto 28/2014, de 27 de junio, que supuso «el incremento de las cuantías de las prestaciones de inserción social -el IMI, de 372,76 a 399,38 euros; y el AIS, de 365,9 a 372,76-; la flexibilización de los requisitos de acceso, al reducirse de un año a seis meses el periodo mínimo que debe transcurrir desde que una persona agota las prestaciones del Sistema Público de Empleo hasta que puede solicitar estas ayudas; y la posibilidad de compatibilizar las prestaciones y subsidios por desempleo de importe inferior a las prestaciones de inserción social».
Sin embargo, la misma radiografía obtiene un diagnóstico diferente por parte de los beneficiarios y de los miembros de la Marea Naranja, el colectivo integrado por ciudadanos y, sobre todo, trabajadores sociales y profesionales de los Servicios sociales, que defiende el mantenimiento del sistema público sin recortes.
«No queremos caridad, sólo pedimos la ayuda necesaria para mantener las necesidades básicas y llevar una ayuda digna», «Prefiero trabajar, aunque sea por el mismo dinero, que tener que recurrir a solicitar esa ayuda a cambio de nada», «No queremos beneficencia, solicitamos apoyo para salir adelante con dignidad»... claman algunos de los usuarios, en unas demandas coincidentes con el eje central del mensaje de la Marea Naranja en La Rioja. «Nos hemos dado cuenta de que con la crisis se han incrementado los recursos, pero siempre unidos a la beneficencia y a la caridad. Aunque evidentemente no tenemos nada en contra de la Cocina Económica, Cáritas o Cruz Roja, entidades que tienen todo nuestro apoyo, lo que reclamamos es que se amplíen los derechos y las prestaciones sociales, que sean un derecho digno y con una cuantía digna», explica Laura Sáenz-Laguna, integrante del colectivo.
«La gente no quiere ir al comedor social ni tener que recoger alimentos de caridad, lo que quiere es una prestación digna que les ayude a afrontar los gastos básicos, que les permita vivir y poder salir de su situación actual», añade la portavoz de la Marea Naranja, que se apoya en el último informe de la Asociación Estatal de Directores y Gerentes en Servicios Sociales, donde se refleja cómo La Rioja, con una media de 6,87 perceptores por mil habitantes, está en los puestos de cola y muy por debajo de la media nacional, fijada en 13,5 usuarios por mil habitantes.
Peor que dos décadas atrás
Pero la Marea Naranja echa la vista aún más atrás y asevera que la situación ha empeorado respecto a la normativa existente en La Rioja en 1990. «Entonces una persona podía solicitar una ayuda de inserción social inmediatamente después de haber dejado de cobrar una prestación o un subsidio, mientras que ahora tiene que esperar seis meses desde el último cobro para presentar la petición y casi otros cinco meses hasta que se le ingresa el primer dinero. Es vergonzoso que las personas y familias sumidas en la más absoluta pobreza tengan que aguantar casi un año sin ningún ingreso», denuncia Laura Sáenz-Laguna, quien alerta de que tampoco «han mejorado las cuantías, ya que en 1990 se establecía una cuantía mensual de 26.000 pesetas en los supuestos de un solo miembro, que se incrementaban en 4.000 para un segundo, 3.000 para un tercero, otras 3.000 para un cuarto y 1.000 más a partir del quinto y siguientes.
La actual normativa es mucho más restrictiva, ya que La Rioja es la única comunidad en la que se paga la misma cuantía, 399 euros al mes, para una familia de un solo miembro que de más, según recoge el Ministerio de Sanidad Servicios Sociales e Igualdad en su 'Informe de Rentas Mínimas de Inserción. Año 2013'», remata la integrante de la Marea Naranja.