Trump realimenta la guerra arancelaria con Canadá por anunciar que reconocerá el Estado palestino

Carney declaró el miércoles en la cumbre de Nueva York que su propuesta «se basa en el compromiso de la Autoridad Palestina con las reformas tan necesarias, incluyendo los compromisos del presidente Abbas de reformar profundamente su gobernanza, celebrar elecciones generales en 2026 en las que Hamás no pueda participar, y desmilitarizar el Estado palestino». Carney añadió que su país «lleva mucho tiempo comprometido con la solución de dos Estados».

El presidente de la Autoridad Palestina, Mahmoud Abbas, ha calificado de «histórica» la decisión y ha mantenido una conversación telefónica con el mandatario canadiense, a quien ha transmitido que la declaración conjunta de Palestina como Estado «mejoraría la paz, la estabilidad y la seguridad en la región».

El Ministerio de Relaciones Exteriores de Israel, por el contrario, ha mostrado su rechazo al «cambio de postura del Gobierno canadiense en este momento». Lo ha calificado como una «recompensa para Hamás» y advierte que «perjudica los esfuerzos» para lograr la liberación de los rehenes y lograr el alto el fuego en Gaza. A estas críticas se han sumado las del embajador hebreo en Canadá, Iddo Moed, quien ha señalado que Israel «no se doblegará ante la distorsionada campaña de presión internacional en su contra», en alusión a los canadienses, pero también a Francia y los países que han participado en la cumbre de la ONU estos últimos tres días en Nueva York.

Para resucitar el proceso de paz en Oriente Medio de acuerdo al sueño de los dos Estados, había que «empezar por la verdad», pidió este miércoles en la ONU el representante de las Maldivas, Ali Naseer Mohamend. «El Estado de Palestina existe», afirmó. Así lo han declarado ya al menos 146 países, a los que se han sumado en intenciones otros 14 desde la tribuna de la Asamblea General de la ONU donde se ha llevado a cabo la Conferencia Internacional de Alto Nivel para la Solución de la Cuestión Palestina y la Implementación de la Solución de los dos Estados.

El primer ministro canadiense, Mark Carney, anunció ayer que su país también lo hará en septiembre, convirtiéndose en el tercer país del G7 en sumarse. Otros lo harán a lo largo de las próximas cuatro semanas. La declaración redactada por Francia y Arabia Saudí y esponsorizada por otros 15 países, entre ellos España, redobla el compromiso para la paz a través de la solución de los dos Estados, invita a quienes no lo hayan hecho a reconocer tanto a Palestina como a Israel, condena los ataques del 7 de octubre de 2023 y la masacre de Gaza, demanda el final de la misma y pide el desarme de Hamás, así como la entrega de todos los rehenes, vivos o muertos. «Les instamos a apoyar este documento antes de que finalice (el 31 de agosto) el 79º periodo de sesiones de la Asamblea General, contactando con las misiones de Arabia Saudí y Francia en Nueva York», pidió el ministro de Exteriores saudí, Faisal bin Farhan Al-Saud.

Muchas cosas han quedado claras en estos tres días. Israel ha agotado los réditos morales para las represalias que le dieran los atentados del 7 de octubre, como Hamás perdió su causa al perpetrar esta masacre en la que asesinó a sangre fria a 1.200 israelíes. La organización terrorista que dirige Gaza desde 2007 no solo se ha quedado sin reino, sino también sin el apoyo del mundo árabe, que vuelve a apostar por la Autoridad Nacional Palestina (ANP) como socio de gobierno para la paz. En medio de esta crisis, más de 60.000 civiles han muerto por los bombardeos israelíes y la falta de comida.

Si bien la mayor parte de los países árabes habían condenado ya los ataques terroristas, socios importantes, como Catar y Egipto, se han sumado explícitamente al repudio de esta organización, que ya no tiene cabida en el futuro Estado palestino y cuyo desarme se exige. De acuerdo con lo que los países árabes ya discutieron en marzo en Egipto, se fortalecerá a la ANP, que ha prometido convocar elecciones antes de final de año.

A esa nueva hoja de ruta se añade el papel de una misión internacional que patrulle una Palestina desmilitarizada, de acuerdo a las fronteras de 1967 reconocidas por la ONU, con Gaza, Cisjordania y Jerusalén Este. Un buen número de países han ofrecido desde el pódium aportar personal a esa misión temporal de estabilización con mandato de la ONU, entre ellos Italia, Brasil y Japón. La Liga Árabe y la UE también han firmado el documento de la Declaración de Nueva York que «da la bienvenida a la disposición expresada por algunos Estados miembros para contribuir con tropas».

Israel ha rechazado rotundamente la conferencia y sus acuerdos, que considera «un premio al terrorismo, dijo el primer ministro, Benjamín Netanyahu, con el único apoyo de Estados Unidos, también ausente, que la ha calificado de «truco publicitario» y «una bofetada» a las víctimas del 7 de octubre. Sin embargo, esa ausencia no ha impedido que el mundo avance por el camino del reconocimiento palestino y la solución de los dos Estados, demostrando por primera vez que EE UU no es imprescindible en la esfera internacional, ni puede paralizar los avances multilaterales boicoteándolos con su ausencia. De hecho, el vacío que deja en las organizaciones internacionales está siendo aprovechado por otros actores, deseosos de cobrar relevancia como mediadores de paz en el mundo, notoriamente Arabia Saudí.

El nuevo orden mundial que impulsa el Gobierno de Donald Trump no gira, por ahora, en torno a Rusia, China y EE UU, como pretende. Estos dos primeros países han secundado los esfuerzos internacionales, con el ministro adjunto para asuntos extranjeros ruso, Sergey Verhinin, recordando que la Unión Soviética reconoció inmediatamente a Israel en 1948 tras su declaración de independencia, y Palestina tiene Embajada en Moscú desde 1990. La «catastrófica crisis humanitaria sin precedentes» que estos días sacude la conciencia del mundo, recordó el enviado especial chino para Oriente Medio, Zhai Jun, ha catapultado el proceso de paz y el reconocimiento del Estado palestino, «reducido a escombros y ruinas».

Israel tiene la oportunidad de frenar el proceso si declara un alto al fuego incondicional y permite el acceso inmediato de alimentos y ayuda humanitaria. De lo contrario, la Asamblea General de la ONU, que el 23 de septiembre congregará a todos los líderes del mundo en Nueva York, habitualmente recibidos por el presidente de EE UU, catalizará todo lo que ha intentado evitar.