El ambiguo mensaje de Trump sobre las pruebas nucleares pone al mundo en vilo
El Kremlin, que ha probado nuevos misiles con capacidad atómica, advierte de que se apartará de la moratoria en vigor si Estados Unidos lo hace
Periodistas, diplomáticos, expertos y políticos de todo el mundo se rascaban este jueves la cabeza intentando descifrar el contenido del ambiguo mensaje de Donald Trump ... que reactiva la peor amenaza de la Guerra Fría: la proliferación nuclear. «He dado instrucciones al Departamento de Guerra de que comience a hacer pruebas de nuestro arsenal nuclear en base al principio de igualdad. El proceso comenzará de inmediato», publicó el presidente en Truth Social minutos antes de reunirse con su homólogo chino, Xi Jinping.
«No puedo explicar de lo que está hablando, no tiene ningún sentido», declaró en Canadá el Nobel de la Paz Ira Helfand, ex presidente de Físicos por la Responsabilidad Social. El problema es que, para empezar, el arsenal nuclear estadounidense no depende del Pentágono, sino del Departamento de Energía.
Además, para reiniciar algo tan peligroso y complejo como las pruebas suspendidas desde 1992 se tardaría al menos tres años, estimó Daryl Kimball, director ejecutivo de la Asociación de Control de Armas, en entrevista con 'The Washington Post'.
La alarma mundial sí que fue inmediata este jueves. No en vano, ninguna gran potencia ha realizado pruebas nucleares en décadas. El último en provocar una detonación de este tipo fue Corea del Norte hace siete años. La justificación de Trump, que ponía por delante una supuesta carrera de armamento nuclear con Rusia y China, dejó igual de perplejo a los líderes de esos países.
«El presidente Trump mencionó que otros países supuestamente están realizando pruebas de armas nucleares, pero no teníamos constancia de que nadie las estuviera realizando hasta ahora», afirmó el portavoz del Kremlin, Dmitri Peskov, quien recordó la moratoria mundial que lideró en su día George Bush padre, seguido después por Rusia, Francia, Reino Unido y China. El resto del mundo se sumó en 1996 durante la Conferencia de Desarme de Ginebra de la ONU al Tratado de Prohibición Total de Armas Nucleares, que firmaron 187 países, aunque solo lo ratificaron después 178.
El riesgo de esa publicación de Trump es reactivar no solo las pruebas en su país, sino la carrera armamentística más peligrosa de la historia, que podría encontrarse con dedos intrépidos en el botón rojo y con accidentes de consecuencias fatales para la humanidad. «Me gustaría recordarles la declaración del presidente Putin, que se ha repetido muchas veces: si alguien se aparta de la moratoria, Rusia actuará en consecuencia», advirtió el portavoz del Kremlin.
Momento crítico
En los últimos días Rusia ha llevado a cabo pruebas militares de misiles con capacidad nuclear, que no iban equipados con cabezas nucleares y por tanto no implicaban ninguna detonación atómica. «Si se refiere a las pruebas del Burevestnik, entonces no se trata de pruebas nucleares», dijo Peskov a los periodistas, intentando entender la mente del presidente estadounidense. «Absolutamente no. Todos los países están desarrollando sus sistemas de defensa, pero esto no es una prueba nuclear», subrayó.
«Nos enfrentamos al peligro más grave de guerra nuclear desde el final de la Guerra Fría»
El tratado de reducción de armas estratégicas entre EE UU y Rusia, START, expira precisamente en febrero próximo. «Nos enfrentamos al peligro más grave de guerra nuclear que ha existido en el planeta desde el final de la Guerra Fría, y posiblemente a uno aún peor que durante la propia Guerra Fría», advirtió Helfand. Según sus datos, incluso una guerra nuclear muy limitada «una que pudiera producirse entre India y Pakistán», tiene el potencial de desencadenar una hambruna global que podría matar a una cuarta parte de la humanidad en dos años.
Trump tenía razón al decir en su publicación que China es el tercer país por número de ojivas, pero al ritmo que va habrá alcanzado a Rusia y EE UU en cinco años. Y se equivoca al considerar que su país lidera esta peligrosa carrera armamentística, una precisión que sin duda incentivará al mandatario a rearmar nuclearmente a su país. La Federación de Científicos Estadounidenses estima que Washington posee unas 5.200 cabezas nucleares, mientras que Rusia, unas 5.450, incluyendo en ambos casos las ojivas desplegadas, las almacenadas y las que van a ser desmanteladas. «¡ODIO hacerlo, pero no tengo elección!», escribió Trump al anunciar la reanudación de las pruebas.
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