«Funcionarios encapuchados» detienen al líder opositor Freddy Superlano en Venezuela

La escalada de altercados no acaba ahí y amenaza con empeorar. Según fuentes opositoras, un grupo de «funcionarios encapuchados» ha detenido este mismo martes a Freddy Superlano, exdiputado y coordinador del partido en la oposición Voluntad Popular. Al parecer, los hombres pararon el vehículo donde viajaba el político junto a otra persona, los obligaron a salir y se los llevaron en una camioneta. El acompañante de Superlano era Rafael Sivira, coordinador juvenil de Causa R, un partido laborista de centroizquierda y promotor de la democracia radical que está inhabilitado actualmente para concurrir en unas elecciones.

El exdiputado es un referente popular del progresismo venezolana. De 48 años, sus padres eran dirigentes de Acción Democrática, de tendencia socialdemócrata.Estuvo bajo el radar del chavismo, que le obligó a refugiarse durante un tiempo en Colombia. Estuvo en el exilio en Colombia debido a la persecución del chavismo. Más tarde se convitió en responsable de Voluntad Popular en el Estado de Barinas, donde concurrió en 2021 a gobernador de la región. Logró la mayoría de los votos, pero el régimen chavista no reconoció los resultados. En las últimas semanas se le ha visto en las ruedas de prensa acompañando a Corina Machado y Edmundo González.

Voluntad Popular, formación fundada en 2009 por Leopoldo López, ha pedido la liberación de Superlano y señalado que ha sido «secuestrado» por «paramilitares». El partido se ha dirigido a la comunidad internacional para denunciar la «escalada represiva de la dictadura de Maduro». En su opinión, el régimen arremete especialmente contra los dirigentes que exigen la publicación de las «actas electorales reales» que darían la victoria a su candidato, Edmundo Gonález. Existen rumores de que en las próximas horas la Fiscalía podría ordenar también el arresto de la líder de la Plataforma Unitaria Democrática María Corina Machado.

Entre las víctimas de los enfrentamientos con las fuerzas de seguridad, dos personas han fallecido en Maracay y en Yaracuy. Sin embargo, las movilizaciones más importantes han recorrido el este de Caracas. Los venezolanos que se han echado a la calle reclaman la caída del nuevo Gobierno de Nicolás Maduro, proclamado este lunes en medio del rechazo de la oposición y del recelo de la comunidad internacional, que le exige «transparencia» y la demostración de que ha ganado las elecciones de manera limpia.

A este respecto, la líder opositora María Corina Machado ha asegurado que su partido ha conseguido ya un 73,2% de las actas electorales, muchas de las cuales le fueron negadas al cierre de los colegios de votación, y demostrarían que los resultados han sido manipulados para favorecer la victoria del mandatario chavista. En estas actas se observa que el candidato opositor, Edmundo González, dobla en número de votos a Maduro: 6,25 millones de votos depositados para el primero frente a 2,28 millones a favor del presidente. Machado señaló que «hay una brecha de más de tres millones de votos» que desmentirían los resultados oficiales de la Comisión Nacional Electoral.

La multitud ha derribado media docena de estatuas de Maduro y hecho pedazos los carteles electorales con su rostro que aún colgaban en las calles. Algunos de los enfrentamientos con la Policía y los militares han sido de extraordinaria dureza. Las manifestaciones más concurridas han tenido lugar en Petare, la autopista Caracas-La Guaira, Catia, Santa Mónica, Caricuao, La Vega y El Cementerio. En el interior del país también ha habido fuertes protestas en el Estado de Falcón.

Las agencias han podido constatar la existencia de numerosos heridos por impactos de perdigón. Asimismo, varios vídeos han mostrado cómo individuos armados vestidos de negro disparaban esta noche pasada contra algunos civiles que se acercaban al Palacio de Miraflores. En la zona se encontraba desplegada la Policía, que permaneció impasible ante estos hechos.

El presidente reelegido se puso este fin de semana la venda antes de la herida y predijo la posibilidad de que sectores radicales disconformes con el resultado de los comicios en caso de que él ganara cometieran actos de violencia. Este lunes (madrugada del martes en España) se ha dado la razón a sí mismo. En unas declaraciones desde el palacio presidencial, Maduro ha asegurado que los disturbios son responsabilidad de «grupos exremistas de la derecha» y los comparó con la violencia desatada en 2002, 2014 y 2017 contra el chavismo. En 2017, los venezolanos también protestaron en las calles por unos comicios presidenciales ganados por Maduro en los que hubo igualmente denuncias por fraude e, insospechadamente, apareció un millón de papeletas a favor del dirigente que los sistemas electrónicos de voto no habían registrado.

«Estamos viendo una vez más la misma película que ya conocemos, y vamos a actuar», ha dicho el jefe del Estado, para quien las fuerzas de seguridad «están trabajando» eficazmente con el fin de «contener estos actos terroristas». El presidente de la Asamblea Nacional, .Jorge Rodríguez, ha acusado, en la misma líneas, a «la utraderecha» de los incidentes y ha señalado que el plan de la oposición «siempre ha sido violento», incluso antes de los comicios, que él considera completamente «legales». «El verdadero plan es el que están tratando de ejecutar a esta hora, que es sembrar la violencia en las calles», ha expresado Rodríguez, al tiempo que «llenar las redes sociales con patrañas», en su opinión con la anuencia del dueño de X, Elon Musk.

Los conflictos en la calle han continuado de madrugada, aunque el principal temor reside en lo que pueda suceder este martes, en el que el chavismo ha convocado una marcha hasta el Palacio de Miraflores a las dos de la tarde (20.00 horas en España) en apoyo a Maduro.

Asimismo, la plataforma opositora ha pedido a los venezolanos que celebren asambleas entre las once de la mañana y mediodía para mostrar músculo y,a continuación, «retirarnos después de demostrar la fuerza que somos». María Corina Machado ha asegurado que las manifestaciones de las últimas horas constituyen «expresiones legítimas de los venezolanos ante un régimen ilegítimo» La Plataforma Unitaria Democrática ha distribuido esta madrugada pasada las actas electorales en su poder, con los datos que atribuyen la victoria a su partido, en los distritos de Caracas y cientos de municipios para que »cada elector, cada vecino, pueda consultarlas«. Asimismo, ha creado un »portal robusto« digital que ha comenzado a distribuir a la comunidad internacional.

Nadie parecía tener muy claro este lunes cómo amanecería el país tras una noche electoral de vértigo. Contra todo pronóstico, el presidente Nicolás Maduro se proclamó de nuevo ganador de los comicios y la oposición denunció un clamoroso fraude electoral. Venezuela se despertó por ese motivo cautelosa y vigilante. Pero a medida que transcurrieron las horas, los venezolanos tomaron las calles. Las mayores movilizaciones se produjeron a partir de mediodía, después de que Maduro fuera proclamado oficialmente presidente reelecto. Ni siquiera estaba finalizado el recuento oficial de votos, aunque la Comisión Nacional Electoral dio por bueno el resultado de un 51% de sufragios a su favor.

«Aquí todo puede saltar por los aires o quedarnos resignados en casa», decía un transeúnte en el sector de Petare, donde cientos de jóvenes quemaron carteles con el rostro de Maduro al grito de «Va a caer, este Gobierno va a caer». Por la tarde, las movilizaciones se extendieron a las inmediaciones de los cuarteles militares, en medio de un enorme despliegue policial. «Que entregue el poder», reclamaban al presidente.

Existe una sensación generalizada de incertidumbre y de que regrese la tremenda represión de 2017 y 2019, con sus estelas de muertos, heridos y presos. «Rezo para que no ocurra nada, pero si tengo que luchar, lucharé», aseguraba un vendedor de agua afiliado a la opositora Plataforma Unitaria Democrática.

Los analistas políticos mantienen cierto consenso en que la posibilidad de que las protestas crezcan a medida que transcurre la semana dependerá de «la reacción de la oposición», la cólera por la proclamación del líder chavista en un nuevo proceso electoral dudoso y, sobre todo, del interés de Maduro en asumir la «represión y las posibles detenciones» después de las sombras autócratas cernidas sobre su victoria. De momento, asegura que será inflexible con quienes se manifiestan en la calle.

La Fiscalía contraatacó las denuncias de fraude y anunció una investigación destinada a aclarar un supuesto hackeo del sistema que contabiliza y transmite las actas electorales. Casualmente, son estas actas las que están en medio del litigio. La oposición denuncia que le han sido hurtadas para que nadie conozca el balance real de los comicios.

El recuento de papeletas en Venezuela se realiza mediante un dispositivo electrónico, pero la ley establece que el resultado se certifique además en papel y las copias vayan a cada partido participante en las elecciones. De ese modo, es posible comprobar si se produce una manipulación digital del sistema para modificar el conteo original.

El problema estriba en que un 60% de las actas del domingo no fueron entregadas. La oposición afirma que sus delegados y testigos fueron expulsados de las mesas electorales o les impidieron el acceso para que no pudieran recoger los impresos. Hay denuncias en varios departamentos territoriales de que incluso colegios electorales completos fueron trasladados de lugar, de manera que cuando llegaron los votantes y delegados de la oposición se encontraron con un inmueble vacío.

Por el contrario, el fiscal, Tarek William, auspiciado por el chavismo, aseguró que en la jornada electoral hubo un asalto al sistema informático que, según él, ralentizó el envío de las actas para su escrutinio. William atribuyó los hechos a un «sector radical», advirtió que las fuerzas de seguridad vigilarán cualquier acto que conduzca a «una escalada de violencia» y puso en su foco a la líder opositora María Corina Machado y el exiliado venezolano Leopoldo López. El antiguo dirigente de Voluntad Popular, quien estuvo encarcelado en su país antes de afincarse en Madrid en 2020, acusó al candidato chavista de perpetrar «un fraude insostenible».

El Gobierno de Maduro siempre ha tenido problemas con los recuentos electrónicos de voto. Sospechosos. La empresa informática responsable de las elecciones de 2017 se marchó después de que entre el balance de su equipo y el anunciado por la Comisión Nacional Electoral apareciera un desfase de un millón de papeletas a favor del presidente. Al parecer, la nueva compañía encargada del voto electrónico fue sancionada por Estados Unidos en las últimas elecciones parlamentarias venezolanas, igualmente por irregularidades.

El ejército anunció este lunes que las tropas repartidas especialmente para los comicios comenzarán a replegarse, aunque el blindaje militar continuará hasta el 15 de agosto para garantizar «la paz». Lo que pueda suceder de ahora en adelante es una incógnita. La esperanza electoral de Corina Machado y el candidato Edmundo González -hasta cuarenta puntos por encima de Maduro en los sondeos- supone que la oposición se ha convertido en un movimiento social, dicen los expertos. donde la elevada migración venezolana ha adquirido una influencia inédita hasta ahora.

De eso sabe mucho Ana Ysabel Tricase. Politóloga, de 37 años, viajó de Dallas (EE UU) al Estado de Falcón, donde nació, para depositar su voto debido a los impedimentos impuestos por el Gobierno de Caracas a registrarse electoralmente en el extranjero. Recorrió 3.648 kilómetros a bordo de tres aviones y un coche. En el vuelo de Miami a República Dominicana se encontró con 36 compatriotas que se dirigían también a la capital. En el siguiente, entre Santo Domingo y Maracaibo, otros 58 venezolanos subieron al avión. «Nunca había visto tanta gente segura del cambio», explica antes de confesar que ella decidió hacer la travesía con la firme voluntad de «representar a quienes no pudieron venir por estar exiliados, presos o haber muerto en manifestaciones».