¿De dónde salen los drones que mantienen a Europa en máxima alerta?
La OTAN investiga quienes están detrás de los aviones intrusos o si Rusia usa su 'flota fantasma' de petroleros para lanzarlos mientras A lemania prepara una ley para derribarlos en su espacio aéreo
Miguel Pérez
Sábado, 27 de septiembre 2025
Alemania se prepara para realizar los cambios legales que autorizarán a su ejército a derribar drones que invadan su espacio aéreo. La decisión, anunciada ayer ... por el ministro de Interior, Alexander Dobrindt, se produce en medio de la alerta generada en toda Europa por el avistamiento de decenas de aviones no tripulados, cuya procedencia se ignora pero que varios gobiernos atribuyen a la «guerra híbrida» con Rusia. Mientras Moscú niega que sean de su propiedad, los aparatos han obligado a cerrar solo en esta última semana aeropuertos en Dinamarca y Noruega, han disparado la inquietud en Francia y, este viernes pasado, se aproximaron al Estado germano de Schleswig-Holstein, fronterizo con el territorio danés.
Las incursiones proliferan y se extienden por el suelo de la Alianza Atlántica y de la UE. Pero quien quiera que pilote estos vuelos ha decidido cebarse en la frontera este -abierta a Ucrania, Bielorrusia y Rusia-, los países bálticos y Escandinavia. En especial, con Dinamarca, uno de los mayores donantes de ayuda militar a Ucrania y que lidera este semestre la presidencia rotatoria de la UE, desde la cual quiere incentivar un aumento del suministro de armas a Kiev para compensar el descenso de la contribución de Estados Unidos.
Desde el lunes pasado ha registrado al menos cinco intrusiones y ha cerrado aeropuertos como el de Copenhague dos veces. El viernes, uno o dos aparatos rodearon la base militar de Karup, la más grande del país, y posteriormente otros rondaron «varios emplazamientos de las Fuerzas de Defensa», según el Comando Central danés. En Noruega también un avión no tripulado sobrevoló la base de cazas de combate en Orland.
Desde que hace dos semanas una veintena de drones irrumpió en el espacio aéreo polaco, la inédita invasión ha sumido en un palpable desconcierto a los líderes de la OTAN, que han detectado también intrusiones en Rumanía, Letonia o Estonia. Salvo los que cayeron en territorio polaco y rumano, de origen ruso, la Policía, los militares y las agencias de Inteligencia no han logrado identificar la procedencia de la mayoría de aviones no tripulados. El Ministerio de Defensa danés afirma que se trata de una operación «sistemática» detrás de la cual se oculta un «actor profesional». Los investigadores sí han podido confirmar que los pilotos son expertos y que aparentemente sus objetivos son provocar perturbaciones en el tráfico aéreo y aproximarse a instalaciones militares de la OTAN. En el único acercamiento detectado sobre Francia, el aparato se dirigía hacia una base en la que se habían entrenado tropas ucranianas.
La primera ministra de Dinamarca, Mette Frederiksen, está convencida de que su país es «víctima de ataques híbridos» y que la principal «amenaza para la seguridad de Europa» procede de «Rusia». «Debemos armarnos», aconseja a la UE.
El canciller germano, Friedrich Merz, aludió ayer también a este tipo de confrontación no convencional en una conferencia en Berlín. Aseguró que Alemania «no está en guerra», pero «tampoco vive en paz» y se enfrenta a «acciones hostiles» entre las que incluyó sabotajes, asaltos a centros de datos y ciberataques, como el que el fin de semana pasado paralizó el principal aeropuerto de la capital y los de Bruselas y Londres en una acción remota contra los sistemas de facturación.
Su ministro del Interior, Alexander Dobrindt, anunció que existe un «alto» grado de amenaza por los aparatos en vuelo que mantienen a toda Europa en alerta. En ese sentido, anunció que la Cancillería revisará su Ley de Seguridad Aérea para permitir al ejército derribar los aviones no tripulados que impliquen un posible riesgo. «Se trata de estar preparados para poder proteger, por ejemplo, infraestructuras críticas o grandes concentraciones de personas», aclaró.
El misterio rodea la finalidad real de estas oleadas, que representan un quebradero de cabeza para los mandos de la OTAN desde el mismo momento en que tampoco está claro los lugares dónde son lanzados para abarcar un territorio tan amplio. La Alianza sospecha que sus vuelos están coordinados. Los expertos en esta materia creen también que las rutas han sido hábilmente trazadas y eso indicaría la existencia de alta tecnología, geolocalizadores, información sobre bases militares y experiencia en vuelo. No hace falta que sea directamente Rusia, Bastarían una serie de organizaciones afines a Moscú que hubieran sido bien pertrechadas de elementos de Inteligencia.
Una de las hipótesis apunta a la 'flota fantasma' rusa del Báltico como plataformas de lanzamiento, los petroleros que comercian con el crudo al margen del mercado internacional donde Moscú está sujeto a sanciones. En algunos de estos buques se han encontrado drones después de ser apresados.
Saludo a los pilotos
Ninguno de los aparatos avistados hasta el momento poseía capacidad de combate. Los que cayeron en Polonia eran señuelos de madera contrachapada y poliestireno que el Kremlin utiliza para forzar a los ucranianos a gastar munición antiaérea inútilmente. Un ciudadano estonio encontró este viernes fragmentos de un dron mientras paseaba por una reserva natural. Habían sido arrastrados por el oleaje hasta el suroeste del país. Según la Fiscalía, «no contenía explosivos».
Los aliados barajan, con bastante preocupación, que el Kremlin esté demostrando una mayor agresividad hacia Europa a medida que Estados Unidos rebaja su papel de gendarme en este territorio y su presidente, Donald Trump, celebra un pulso con su homólogo ruso, Vladímir Putin, en torno a la paz en Ucrania, mientras también tratan sobre una relación económica bilateral. Las teorías sobre los aviones no tripulados abarcan desde un plan premeditado de Moscú para estudiar las defensas de la OTAN o desempeñar misiones de vigilancia electrónica hasta la más simple provocación destinada a tensar el tablero.
Un ejemplo; hace escasos días una escuadrilla de F-35 italianos salió al encuentro de tres MiG-31 que volaban en círculos dentro del espacio aéreo de Estonia. Los aviones europeos se pusieron a su altura, oscilaron las alas en señal de interceptación y los MiG-31 se dejaron escoltar tranquilamente de vuelta hasta la divisoria de Kaliningrado. Es más, sus pilotos saludaron con la mano a los italianos, quienes comprobaron que los cazabombarderos rusos solo llevaban misiles aire-aire. En el argot, no tenían intención alguna de bombardear el territorio.
La Alianza no descarta que con estas «maniobras peligrosas» Rusia trate de generar fricción. Una disensión interna entre los socios que apuestan por una posición más proactiva -Lituania propone que la Policía Aérea de la OTAN pase de patrullar a asumir funciones de defensa nacional- y quienes llaman a «no caer en una escalada-trampa» ni en dar la oportunidad a Rusia de cambiar la narrativa sobre la invasión de Ucrania y presentarse como víctimas de «mentiras» y «amenazas militares» de los aliados. Así lo hizo ayer el ministro de Exteriores, Sergei Lavrov, en la ONU.
La industria militar también se ha activado ante la amenaza aérea . Los estrategas afirman que la OTAN encara una «confrontación asimétrica» en que la solo puede combatir la amenaza de los drones con costosos misiles. El sector quiere darle la vuelta a la situación y reivindica cambios que agilicen la producción de drones de defensa.
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