Borrar
Acto en el cementerio real del palacio de Tatoi. EFE

El primer hogar de la Reina Sofía se convierte en museo

Durante la restauración del Palacio de Tatoi han visto la luz numerosos objetos personales de la familia real griega

Joaquina Dueñas

Domingo, 2 de noviembre 2025, 00:11

Comenta

Durante el mes de octubre han salido a la luz algunos de los objetos personales que la Reina Sofía dejó atrás en el palacio griego Tatoi cuando ella y su familia tuvieron que salir precipitadamente del país heleno en 1967. Vestidos de cóctel y de gala y hasta los zapatos de Roger Vivier que lució en su boda con don Juan Carlos forman parte del inventario de más de 70.000 objetos y enseres que el ministerio de Cultura griego ha recopilado durante los trabajos de recuperación del histórico lugar, un proyecto que pretende abrir al público como museo del primer hogar de la madre de Felipe VI.

A los pies del monte Parnés, a unos 20 kilómetros de Atenas, Jorge I, segundo rey de Grecia, mandó construir el palacio Tatoi en 1870 en una finca boscosa de pinos y eucaliptos de casi cinco hectáreas, con cuarenta edificios en los que llegó a haber herrería, lechería, carnicería y hasta un hotel. Su esposa, la reina Olga, sumó un templo y un cementerio tras la muerte de su hija Alexandra. Desde el siglo XIX ha sido el lugar de enterramiento de reyes y príncipes, el último, Constantino de Grecia, hermano de la reina Sofía.

Fue la casa familiar del Duque de Edimburgo y a mediados del siglo XX se convirtió en la residencia permanente de la familia real, después de años en los que había sido residencia de verano. Por sus jardines corretearon durante su infancia Constantino, Sofía e Irene. Las dos niñas llegaron incluso a hacer algunos descubrimientos arqueológicos en la finca que publicaron en dos libros: 'Cerámicas en Decelia' y 'Miscelánea arqueológica'.

Tiempos de esplendor en los que sus instalaciones albergaban coches y carruajes reales, obras de arte, utensilios del día a día, ropajes, libros y joyas. Toda una vida que la familia real helena se vio obligada a abandonar en varias ocasiones a lo largo de la historia contemporánea: primero, por la invasión alemana de la Segunda Guerra Mundial y la posterior Guerra Civil Griega; y, finalmente, en 1973, con la abolición oficial de la monarquía, aunque el rey Constantino II ya había sido depuesto y forzado al exilio años antes, en diciembre de 1967.

Incendios y declive

Comenzó entonces el declive del palacio Tatoi que ha vivido varios incendios, el último en 2021, saqueos, vandalismo y hasta un terremoto en 1999, mientras la naturaleza iba poco a poco devorándolo. El primer ministro Yorgos Papandreu fue el artífice de su expropiación en 1994, después de que en 1991, el exmonarca organizara desde el exilio el traslado de varios objetos de valor, lo que fue considerado un expolio. También fue Papandreu quien retiró la ciudadanía griega a Constantino y a su familia, que no pudieron volver a tierras helenas hasta 2014, después de 46 años de exilio, para conmemorar los 50 años de la muerte de su padre.

Para entonces, el abandono del palacio y de su entorno, que pertenecen al Estado desde 2003, era evidente. Herrumbre, ventanas tapiadas y techos caídos eran la seña de identidad del lugar que atesoraba los restos de la dinastía real griega. En 2007 fue la primera vez que el Gobierno anunció su intención de convertirlo en un museo, pero en 2012 se planteó la posibilidad de venderlo.

Finalmente, en 2019, el primer ministro Kyriakos Mitsotakis anunció una ambiciosa inversión para llevar a cabo la rehabilitación integral de la finca. Un proyecto que encara su última fase. Está previsto que a finales de este 2025 puedan abrir al público los primeros espacios: el palacio principal y las caballerizas del rey Jorge I. Se espera que en 2026 terminen los trabajos de la Finca Real Tatoi con los jardines, los diferentes edificios y el invernadero rehabilitados para distintos fines culturales.

«Me alegra que vuelva a abrirse al público y que la gente pueda comprender lo que representó esta familia, una familia que fue parte importante de nuestra historia», ha expresado Pablo de Grecia en una entrevista a la revista 'Ta Nea'. Él fue el último miembro de la familia real en nacer en la finca y solo tenía siete meses cuando tuvieron que abandonar la propiedad.

Su padre, Constantino, llevó la expropiación al Tribunal Europeo de Derechos Humanos, que reconoció el derecho de la familia a una compensación económica que para Pablo «no borra el sentimiento de pérdida». «Seguimos sintiendo que nos arrebataron cosas que formaban parte de nuestra vida y de nuestra historia», ha afirmado.

Entre esas cosas que ahora pertenecen al Estado, algunos de los vestidos de juventud de la reina emérita. Entre los más destacados, «un vestido de cóctel de satén de seda beige con flores bordadas, del diseñador Jean Dessès. Combinado con enagua a juego, lo lució Sofía en 1961 con motivo de su compromiso con Juan Carlos», describe el Ministerio de Cultura griego. A su vez están el de satén blanco con estampado de flores rojas que llevó también junto a su prometido y el vestido de noche de organza azul claro, bordado con hilo plateado y lentejuelas, con el interior forrado de satén de algodón y tul azul claro que lució en la cena previa al día de su boda.

Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios

larioja El primer hogar de la Reina Sofía se convierte en museo

El primer hogar de la Reina Sofía se convierte en museo