Hay tantas ricas como ricos, pero las mujeres tienen menos patrimonio
Los hombres invierten más en activos financieros, mientras que ellas usan su cuenta corriente para comprar viviendas
Declaran patrimonio prácticamente tantos hombres como mujeres. Incluso ellas, al menos desde el año 2018, componen un número algo mayor que el de ellos. Pero ... esto no significa que entre los ricos hayan desaparecido todas las brechas de género. Persisten grandes diferencias: la riqueza por la que unas y los otros rinden cuentas a la Agencia Tributaria es de volumen muy desigual. Y también difieren de forma relevante los activos que componen los grandes patrimonios masculinos y femeninos.
En 2020, último año con información disponible, 109.839 mujeres presentaron la declaración por su patrimonio, levemente por encima de los 109.152 hombres, según datos de la Agencia Tributaria. Pero mientras ellos cuentan con un volumen de activos total que supera los 443.000 millones de euros, el patrimonio de las mujeres apenas queda limitado a los 325.000 millones, un 26,7% menos. Ello supone que en el año 2020 la riqueza de las mujeres representaba el 42% del total declarado por quienes rinden cuentas por el Impuesto del Patrimonio. Una proporción idéntica a la de 2015 o 2011, por lo que es una brecha que no se cierra. De forma persistente, los hombres atesoran cerca del 60% de la riqueza sujeta al tributo.
Además, si de media cada mujer declarante por patrimonio acumula una riqueza de casi 2,96 millones de euros, cada varón alcanza una media que supera los 4 millones.
La estadística de Hacienda recoge los declarantes con volumen de activos a partir de los 700.000 euros, excluidos los primeros 300.000 euros de la primera residencia. O, al menos, ésas son las características de las personas obligadas a rendir cuentas por el tributo, con carácter general, aunque hay variaciones por comunidades autónomas. Porque, si bien en Madrid está bonificado al 100% el impuesto, no se paga nada por atesorar riqueza, los altos patrimonios de esta región, como los de todas las demás, también están obligados a declarar sus bienes.
Más brecha entre los ricos
Diederik Boertien, investigador del Centro de Estudios Demográficos, destaca que la brecha de género es particularmente grande cuando se observa la situación de las personas más ricas. «Como hay más hombres muy ricos que mujeres muy ricas, el patrimonio promedio declarado por mujeres es menor que el patrimonio promedio declarado por hombres», afirma Boertien, quien además avisa de que es entre los más ricos donde la brecha de género tarda más en desaparecer. En el pico de la pirámide social están persistentemente sobrerrepresentados los hombres.
Entre varones y mujeres no hay únicamente diferencias en cuanto al volumen de su patrimonio. También las hay respecto al tipo de activos con que cuentan unos y otras. De acuerdo con la estadística del Ministerio de Hacienda, el 23,4% del patrimonio declarado por las mujeres está formado por bienes inmuebles, seis puntos más que el de los varones. A cambio, las inversiones financieras pesan 7,5 puntos más en el patrimonio de los hombres que en el de las mujeres.
Comparando las cifras del reparto del patrimonio correspondientes a 2020 con las de 2005, se observa que la tenencia de bienes inmuebles por parte de las mujeres se ha mantenido más o menos en los mismos términos (en el entorno del 23-24% del total de su riqueza), mientras que la de los hombres se ha reducido tres puntos, desde el 20% al 17%. Esto significa que esta brecha de género se ha abierto. Y lo mismo ocurre con la de las inversiones financieras: entre 2005 y 2020, el peso del capital mobiliario (activos financieros) en las carteras de las mujeres apenas ha subido dos puntos porcentuales, mientras que en las de los hombres se ha incrementado siete puntos.
La economista Olympia Arango explica que las mujeres suelen tener una mayor aversión al riesgo y, por tanto, son más conservadoras a la hora de invertir, lo que no responde a algo natural, sino que es fruto del proceso de socialización y de las expectativas generales que se depositan en varones y en mujeres. Y Arango ilustra: «Las mujeres son más propensas a ahorrar en vez de, por ejemplo, invertir en acciones».
Los estereotipos de género también afectan al bolsillo
Las mujeres, además de invertir más en vivienda que en los mercados financieros, también están menos inclinadas a abrir un negocio. «Es probable que estas diferencias se deriven de otras desigualdades de género, como la menor confianza y la mayor presión que experimentan las mujeres para que piensen en el bienestar de los familiares más que en el propio», aclara el demógrafo Diederik Boertien. Así, las mujeres tienen una percepción de sí mismas que subestima su propio conocimiento, por ejemplo, sobre cuestiones financieras, señala la economista Olympia Arango, que también recuerda la escasez de referentes femeninos en el mundo de las altas finanzas o de la empresa, lo que es otro ingrediente que actúa en detrimento de su educación económica.
La Encuesta de Competencias Financieras realizada conjuntamente por el Banco de España y la CNMV concluye que los hombres contestan correctamente en mayor proporción preguntas sobre conceptos como inflación, tipo de interés compuesto y diversificación del riesgo, mientras que las mujeres son más propensas a responder con un «no sabe». A la desigualdad en la distribución de la riqueza por activos que existe entre mujeres y hombres también contribuye el hecho de que haya más hombres altos directivos de compañías y, por tanto, con acciones de esas mismas empresas que dirigen.
De fondo, lo que subyace en las desigualdades económicas entre hombres y mujeres es la enorme diferencia en las posibilidades que tienen unos y otras de volverse muy ricos o muy ricas. Para empezar, la brecha salarial es muy pronunciada cuando miramos al 5% de ingresos más altos en España, afirma Boertien. A las mujeres les cuesta más llegar a la élite de patrimonio en España: todo el mundo necesita recibir apoyo de tu familia, una pareja que tendrá que sacrificar su propia carrera, tener contactos, tener la confianza de tomar riesgos. «Sabemos que las mujeres encuentran obstáculos en todos estos ámbitos de la vida, por lo que es muy probable que siempre falle al menos una de estas cosas», concluye el demógrafo.
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