Darío Gómez sopla diez velas
El riojano cumple este sábado un década como profesional y sigue viendo la pelota con los ojos de un niño, aunque ha aprendido a salir al frontón «con más tranquilidad»
Tal día como hoy hace diez años, Darío Gómez (Ezcaray, 1996) debutaba en el frontón Adarraga como pelotari profesional. Después de ganar todo en el ... campo aficionado, el delantero riojano comenzaba una aventura que hoy sopla diez velas. «Si echo la vista atrás veo juventud, mucha ilusión por empezar en un mundo nuevo. Un poco de soltar dudas y de miedo de saber si lo harás bien, si estarás al nivel. Un poco de las expectativas que tú mismo tienes de ti, y para qué te voy a mentir: de las que te ponen los demás y quieres que no te influyan». Reflexiona Darío Gómez diez años después.
El niño que se pasaba el día en el frontón Tenorio y en el Municipal, que sentía que los cuadros alegres eran su lugar en el mundo, es otro después de diez temporadas con la camiseta de Aspe: «Sobre todo he aprendido a salir al frontón con la tranquilidad de querer hacerlo bien, de querer disfrutar, de saber que yo creo que he estado trabajando bien y que estoy trabajando bien. Y de mucha más tranquilidad que al principio». «Cuando empecé -continúa-, un par de días que estaba bastante irascible antes de jugar, con más nervios y con más dudas. Y si las cosas no iban bien, pues un par de días que también había que aguantarme, entre comillas».
Después de 414 partidos hay algunos que dejan más huella que otros. Darío tiene claro cuál es su favorito: «El día que gané la chapela de Promoción creo que fue el día más especial que ha habido. Por la emoción que había, por ver a toda la gente alrededor, la emoción que tenían también y por poder disfrutarlo con mi gente. Este día tuve la sensación de quitarte un peso de encima y de ver disfrutar a la gente fue un premio bonito». «Y días malos, -prosigue- pues sí que me acuerdo de unos cuantos, pero bueno, podría decir bastantes (risas)».
La pelota, bendito deporte, hace que haya partidos que se queden en el imaginario de los aficionados aunque no haya ganado tu favorito. Es lo que le sucedió a los riojanos, y a muchos más, en el duelo de cuartos de final del Manomanista, contra Altuna, con el Astelena en pie para despedir a los dos pelotaris (22-19). «A pesar del resultado es uno de los partidos que más disfruté».
¿Si Darío tuviera unas manos más consistentes contaría con alguna chapela del Manomanista? «Pues no sé, a eso tampoco le doy muchas vueltas, porque es lo de siempre. Si este pelotari tuviera una cosa u otra... Pues bueno, cada uno tenemos un poco lo que tenemos, nuestras condiciones y hay que jugar con ello, intentar buscar soluciones y no hay que darle muchas más vueltas».
Ánimos en Ezcaray
Ezcaray ha sido históricamente cuna de grandes pelotaris. Muchos de los últimos profesionales riojanos son de allí (los hermanos Gorka y Víctor Esteban, Cecilio). La pelota es el deporte rey y a los pelotaris se les quiere mucho: «La gente siempre te dice cómo tienes que jugar o cualquier cosa de estas. Pero en el día a día es algo más normal, somos una persona más del pueblo. En ese sentido también estoy agradecido y contento porque la gente lo lleva con normalidad y te hacen sentir una persona normal, que es lo que somos y te ayuda a no tener presión».
Diez años es una cifre redonda. Un momento para dedicarle unos minutos a repasar la década y acordarte de las personas que le han ayudado a Darío a ser quien es. «Tengo que dar las gracias a los que siguen ahí día a día desde siempre, tanto mi entrenador como gente que me ha entrenado desde pequeño y que me sigue apoyando día a día, que vienen al frontón conmigo, tanto en partidos importantes como en partidos que son menos importantes. Y por supuesto, a la familia y los amigos que siempre están ahí para ayudarte a desconectar o para echarte un cable y echarte una mano y levantarte en momentos difíciles».
Darío transmite normalidad en sus respuestas. Un chaval como el resto de los de su edad que tiene la fortuna de ganarse la vida con la pelota, lo que más le gusta. ¿Disfruta más con un dos paredes con efecto, o con una comida con los amigos? «Me gusta disfrutar con los amigos, me gusta disfrutar con mis hermanos de alguna merienda, de alguna comida. Y me gusta entrenar y ponerme de blanco y saltar al frontón y hacer que la gente disfrute», responde contundente.
Y después de diez años hay que mirar al futuro. Darío Gómez tiene un año más de contrato con la promotora Aspe y ganas de seguir en los frontones. «Voy a seguir trabajando a tope para que lleguen los resultados y que la empresa siga confiando en mí. Creo que pueden estar contentos por el trabajo que hemos realizado». «Es verdad -recuerda- que al principio me costó bastante, pero luego las cosas están saliendo más o menos bien. Es verdad que no soy un pelotari de primera, pero también hay pelotaris que tenemos que hacer otras labores y creo que en ese sentido no puede haber ninguna queja».
Altuna III, un invitado inoportuno en la carrera de Darío Gómez
Frontón Adarraga de Logroño. 14 de junio de 2015. Darío Gómez debuta como profesional después de una prometedora carrera en el campo aficionado. El riojano forma pareja con Rezusta para enfrentarse contra Altuna III y Barriola. «El debut la verdad es que se me pasó rápido y no lo pasé muy a gusto durante el partido. Luego, sí que estás a gusto con los amigos y con la familia, pero fue un día un poco más trágico». Este recuerdo guarda el riojano de un partido en el que encajó una severa derrota (22-10) contra Altuna III. Desde entonces, sus duelos con el delantero de Amézqueta se han convertido en épicos. El punto culminante llegó el 12 de mayo de 2024, en el Astelena, en cuartos de final del Manomanista. Después de un partido vibrante, el público despidió en pie a los dos pelotaris».
'Altuna III, el invitado inoportuno' titulaba Diario LA RIOJA para ilustrar lo que sucedió en el Adarraga el día del estreno de Darío Gómez como profesional. «Jokin me ha tenido por el suelo durante mucho tiempo y creo que tengo que mejorar mucho para conseguir ganar al de enfrente», reconocía el riojano al final del encuentro.
El recordado Eduardo Gómez, en 'El decanato' resumía lo sucedido en el Adarraga con su estilo inolvidable: «Como nos decía de víspera el recordado zaguero riojano Javier Iturza, utilizando una expresión taurina, a Darío le habían puesto mucho toro. En estos momentos, enfrentarse a Altuna III es como si a un novillero le echan en su alternativa un Miura de cinco años. No obstante, el chaval de Ezcaray tuvo destellos que levantaron clamores, que fueron pinceladas que nada tienen que ver con el resultado».
Diez años después, Darío y Altuna siguen levantando clamores y dejando pinceladas de grandes pelotaris.
¿Tienes una suscripción? Inicia sesión