Olazábal y su mito de caballero en un campo de golf

José María Olazábal era una de las grandes personalidades del Campeonato de España. La mayor, pues nadie de los presentes firma su curriculum. Y además, le hacía especial ilusión este torneo, pues es un título que ha acariciado pero que no ha logrado. No ha sido posible.

El vasco se despidió el viernes de la competición. Fue descalificado. Y lo fue por ser fiel a lo que es el golf y fijar la competición entre el campo y él, con las reglas como testigo. Olazábal se fue al camino que separa el green del hoyo 5 de la salida del 6. Camino encementado. Dudas. Terreno en reparación o fuera de límites. Sus compañeros de viaje entendían que era terreno en reparación y amparado en esa sentencia anotó los golpes del hoyo. Se anotó el bogey, golpe que a la postre fue determinante porque no pasó el corte para jugar el fin de semana. Olazábal acabó el día con 73 golpes, uno por encima del campo, para un total de +3. Campo largo para él.

Su cabeza seguía pensando en ese golpe y en la interpretación de las normas. Así, cuando llegó a la casa club y al entregar la tarjeta, expuso la duda. No era terreno en reparación, sino fuera de límites. El resultado estaba mal y, por tanto, la tarjeta también. El drop era incorrecto. Estaba descalificado.

Olazábal podía haberse callado, pero no lo hizo. Optó por saber cómo debía legislarse esa duda. Salió cruz, pero se fue en paz consigo mismo. Lo dicho, un caballero.