El golf reinicia su actividad con una alta participación en los tres campos riojanos

La Comunidad Autónoma de La Rioja entró ayer en la Fase 1 de desescalada de la pandemia por el COVID-19. Y en esta nueva ventana, los aficionados al golf han podido volver a jugar. Con ciertas restricciones y algunas normas, pero los jugadores de golf se volcaron desde temprano a los tres campos de La Rioja. En Logroño, según explicó su gerente, David Bedia, los aficionados comenzaron a dar golpes a las 8.00 horas con puntualidad británica.

¿Y qué se encontraron? Un campo en perfectas condiciones, con greenes veloces e impecables, calles bien cuidadas y rafs un poco más altos de lo que el jugadores normal quiere.

«El campo parece una alfombra». El halago era prácticamente unánime entre los aficionados que acaban el recorrido de 18 hoyos. Unos jugadores que, a petición de la dirección del campo, tenían (y tienen, durante estos días) que seguir un protocolo. Entre ellas, solicitar hora, tanto como para jugar en el campo de 18 hoyos, como el pitch & putt y en la zona habilitada para la práctica. «Sin cita previa no se puede acceder», señaló Bedia.

El edificio del Campo de Logroño está totalmente señalizado para que el abonado mantenga, en las zonas de pago, la distancia social de dos metros, accediendo por una puerta al cuarto de palos y saliendo al campo por otra. «Es solo en la zona de recepción porque a partir del tee del 1 ya hay mucho más espacio», aclaró el gerente del campo, que recomienda a los jugadores la utilización de mascarilla desde el aparcamiento hasta el momento de jugar «para que todos estemos protegidos».

A la hora de jugar, los cambios que se han introducido son mínimos. «Hemos eliminado del campo todo lo susceptible de tocar por la gente como los rastrillos de los bunkers (trampa de arena), las máquinas limpiabolas –quedan las papeleras– y los bancos», indicó Bedia. «Si el jugador cae en una trampa de arena, puede colocar la bola y luego alisar la superficie con el pie», aclaró. «Y las banderas no se pueden retirar. En el hoyo hemos colocado un tope para que la bola quede hundida a cinco centímetros para que pueda recogerse con dos dedos», añadió.

Otra de las nuevas medidas que ya se implementan en los tres campos de la región durante esta pandemia es que los jugadores tienen prohibido dar paso a grupos que vengan con mayor celeridad por detrás. «Hay que jugar de la forma más ágil», apuntó el gerente de Logroño.

Y la respuesta por parte del jugador fue magnífica ayer. Un poco por el 'mono' de no poder dar palos en dos meses y otro poco al acatar las nuevas normas de la Fase 1 de la desescalada. El campo se vio lleno durante toda la jornada, con salidas cada diez minutos –normalmente son cada ocho–, aprovechando una temperatura ideal para la práctica de este deporte que en los últimos años ha crecido en adeptos. De hecho, en el campo de Logroño hay más o menos medio millar de abonados. «Estamos muy contentos con la respuesta de los jugadores. Están respetando las normas y protocolos establecidos. La gente viene con la lección aprendida y la mascarilla se impone al llegar al club. Estamos muy contentos y agradecidos de que la gente sea tan consciente de que tenemos un problema grave y que entre todos lo podemos solucionar», señaló Bedia.

Otra de las nuevas normas impide a los jugadores que así lo necesiten, utilizar un solo booggie para dos personas. Durante estos días, el vehículo eléctrico solo se puede utilizar de manera individual. Y, al igual que los carros eléctricos, cada vez que se terminan de usar son desinfectados.

Durante estos dos meses, el campo de Logroño no ha modificado el mantenimiento de la instalación. Incluso, ha aprovechado la inactividad para realizar muchas más labores como el pinchado de greenes y pregreenes. «Se ha hecho una labor extraordinaria en el mantenimiento del campo, con mucho esfuerzo para que el recorrido esté en las mejores condiciones posibles», dice David Bedia.

Si el campo de golf de Logroño funciona desde ayer, el pádel todavía debe esperar a que la región no entre en las siguientes fases. Tampoco ha podido abrir sus puertas el gimnasio ni el restaurante de la instalación. Lo que sí funciona es la escuela de golf porque su profesor ha comenzado a impartir clases particulares.

David Bedia recomendó a los golfistas que en los próximos días suban al campo a jugar que no se desesperen después de dos meses encerrados, que se lo tomen con paciencia. «El jugador tiene la posibilidad de hacer deporte, de andar, de desentumecerse. Deportivamente, es entendible que su nivel haya bajado, pero eso debe quedar en un segundo plano. Socialmente, el golf es una actividad que sirve para esparcirse por el campo, para dar un buen paseo. Tarde o temprano su juego volverá. Si no lo hace a la velocidad que quiere, que acuda a la escuela para retomar buenos hábitos», sintetizó.