Otro revés en casa para la SD Logroñés

No quería la SD Logroñés que le pasara como en sus últimos partidos. Deseaba evitar a toda costa una primera parte en la que estuviera sometida y a merced de si el rival tenía más o menos puntería a la hora de aprovechar sus oportunidades. Por eso, buscó marcar territorio rápido con un ataque liderado por un voluntarioso Jaráiz que se perdió sin encontrar portería.

Era un inicio esperanzador, pero enseguida todas esas ideas se marcharon al traste. No en vano, el Nástic solo necesito una falta a su favor en el campo contrario, un centro que se perdía hacia la nada, un despeje flojo y una segunda jugada a la que ningún jugador blanquirrojo acudió. Sí lo hizo David Concha, quien conectó un gran disparo desde fuera del área que se coló en la portería de Iruarrizaga tras tocar en el palo. Al contrario de lo que le había sucedido a la SDL con sus últimos rivales, el Nástic sí que tuvo la efectividad necesaria para ponerse por delante en la primera ocasión.

El gol hizo daño a los riojanos, quienes incluso un minuto después pudieron decir adiós al partido de un modo casi definitivo. En un error en la salida de balón de Iruarrizaga, Jardí pisó el área riojana y su disparo se marchó fuera por poco. Se había salvado la SDL, pero esa jugada fue un claro ejemplo de los problemas que evidenciaron los blanquirrojos a la hora de salir con el balón jugado desde atrás. Lo intentaban una y otra vez, pero eran incapaces de superar la presión catalana.

Con dificultades tanto con balón como sin él era complicado que la Sociedad lograse empatar antes del descanso. De hecho, no probaron los locales a Varo en todo el primer acto, puesto que sus oportunidades se limitaron a la ya mencionada de Jaráiz nada más empezar y a otra de Jordi Escobar que también acabó sin peligro. En el área contraria, sin embargo, Iruarrizaga tuvo que hacer una buena parada a tiro de Jardí. Tocaba descanso y reflexión.

Llegó el paso por los vestuarios, pero no la reacción. A un equipo como el Nástic no se le pueden dar facilidades y la SDL se las dio. Las dudas aparecieron primero con un saque de banda que puso en juego Óscar Sanz y en el que, aparentemente sin que nadie lo tocara, el esférico se estrelló en el palo e Iruarrizaga, por si acaso, metió la mano sobre la línea. Y esos problemas atrás salieron a relucir más todavía en el 0-2. Balón en largo de Varo, portero visitante, Trespalacios va al salto con Pablo Fernández, el balón le supera y a su espalda aparece Concha. Como Cova se había sumado al ataque, todavía no había llegado a su posición y tampoco nadie había ocupado ese espacio. A esa cadena de errores se une que Iruarrizaga tarda en salir y David Concha no lo desaprovecha para superarle y dejar el partido prácticamente sentenciado.

Un gol volvía a meter a los de Andrés García en el choque, pero el problema estaba en que se habían jugado ya más de 60 minutos y los blanquirrojos no habían probado a Varo. Apareció ese disparo en el 72. Lo hizo Óscar Fernández desde fuera del área y el guardameta respondió bien. El cántabro puso eso que le había faltado al equipo antes: velocidad, descaro, atrevimiento. Pero ya era tarde porque, aunque los riojanos pisaron el área rival más que en todos los minutos anteriores, tampoco inquietaron demasiado a la zaga tarraconense.

Con este resultado, la Sociedad Deportiva Logroñés llega al parón navideño con solo un punto de ventaja sobre las posiciones de descenso.

«Lo que más me preocupa es que el equipo no transmita absolutamente nada y el ambiente ha estado frío porque el equipo no ha transmitido absolutamente nada». Así de crítico se mostró Andrés García tras la derrota ante el Nástic de Tarragona. Un resultado en contra que, en su opinión, vino condicionado por el tanto anotado por los catalanes en el minuto 4. «Ha decantado la balanza de su lado, pero no es excusa porque teníamos tiempo por delante para revertir la situación y no lo hemos hecho», se lamentó. «Me ha recordado al partido ante el Deportivo de La Coruña: tú tienes el balón, pero ellos tienen el juego», apostilló.

El madrileño se mostró igualmente «preocupado» por el escaso bagaje ofensivo mostrado por sus pupilos. «Hemos estado planos, no hemos encontrado profundidad y el primer tiro ha llegado en el minuto 70», recordó. «Y el segundo gol de ellos, en una falta de comunicación, nos ha matado», remató para después cargar con las culpas: «El máximo responsable soy yo».