El fútbol riojano se vuelve artificial

En el fútbol profesional no hay cuestión posible:la hierba debe ser natural sí o sí. En estos casos, el cuidado de la hierba es meticuloso hasta el extremo con una altura limitada y una meticulosidad y celo inusitado... y un disfrute muy restringido.

La cosa cambia cuando se interpela a aquellos encargados de valorar costos, rendimiento y mantenimiento de una instalación destinada al fútbol once. Y es que hay que dar también salida al fútbol popular, a esa gran masa de equipos que son los que hacen uso constante, día tras día, de las instalaciones deportivas. Con ese tute diario, es inviable la hierba natural. No habría jardinero que mantuviera vivo un césped maltratado por infinidad de pisadas jornada tras jornada. Ni el recordado padre Mundina sería capaz de tal milagro.

Es la operatividad la base fundamental para optar por estas instalaciones que dan cobijo al fútbol modesto. Y así lo entienden las administraciones públicas autonómicas y municipales, propietarias en la mayoría de los casos de estos complejos deportivos. La Rioja es un ejemplo claro de esta situación.

Basta con recordar todo el ruido de los últimos días en Nájera, en donde el proyecto del nuevo campo de fútbol se ha convertido en cuestión de estado, con manifestación popular y altercados a la salida del pleno (los ediles tuvieron que salir escoltados por los antidisturbios) en el que se decidía la aprobación de los presupuestos municipales, en los que se incluía la partida para las nuevas instalaciones. Será el Gobierno regional el que asuma el cien por cien del coste, un millón de euros y el nuevo campo de fútbol será de hierba artificial.

En Alfaro, La Molineta también cambiará de lo natural a lo artificial con el objetivo de amortizar las instalaciones y darles más uso. Para la renovación, que permitirá que la próxima campaña el primer equipo de la localidad pueda jugar sobre esta superficie, se había destinado una partida de 700.000 euros. Y el Ayuntamiento de Calahorra aprobó también el proyecto para la construcción de un campo de hierba artificial al lado del campo de fútbol Santos Mártires.

Alberite, Pradejón, Haro, Santo Domingo, Arnedo, Villamediana, Fuenmayor, Rincón de Soto, Autol o Aldeanueva son otras de las localidades que ven a sus equipos jugar sobre polietileno, fibra de coco o caucho, grava o arena.

Logroño, que cuenta con más de una quincena de terrenos de juego sintéticos, también debe afrontar reformas importantes en ellos. La Estrella es el más vetusto de los campos ya que fue inaugurado en 2003, mientras que otros como La Ribera o Pradoviejo (abiertos ambos en 2007) también han visto cómo el paso del tiempo ha castigado tanto el césped artificial como el entorno que le rodea. El segundo es el gran escenario del fútbol riojano, con ocho escenarios que van a ir siendo actualizados por capítulos a partir de este verano. Por tanto, el fútbol riojano se vuelve artificial. No le queda otra.