Tocando el cielo (I)
Ya les comenté en estas páginas el magnífico arranque de la segunda edición de La Rioja Festival, 'Camino', con sus tres primeros conciertos en Logroño, ... Briones y Casalarreina. Pues, en su reanudación volvió a ascender a cotas musicales de muy alto nivel. El miércoles 10 se presentaba el excelente violinista Miguel Borrego (concertino de la Orquesta Sinfónica de RTVE), junto con el pianista Carlos Apellániz y un oportuno programa dedicado a conmemorar el 50 aniversario de la muerte de Pablo Picasso, con músicas del siglo XX relacionadas con él. El marco de un museo de arte contemporáneo, como es el Würth, es ideal para una música como esta, si no fuera por la nefasta acústica que proporcionan los enormes espacios y duras superficies de cristal donde se celebró el concierto, con una tremenda reverberación. A esto se vino a añadir la ausencia de programa de mano, por un problema de imprenta, lo que hizo que el público se enfrentara a unas obras con varios movimientos, mayoritariamente desconocidas y sin la menor guía o explicación, así que fueron aplaudidos inevitablemente, sin ton ni son, todos y cada uno de los movimientos, perdiendo por el camino mucho del embrujo que aporta el silencio. El violinista mostró su poderío y autoridad con la intensa Sonata para violín solo de Arthur Honegger, repleta de dificultades, dobles y triples cuerdas, fraseos intrincados, que Miguel Borrego superó con nota. Deslumbró, a continuación, con el alegre y festivo Divertimento para violín y piano de Igor Stravinsky acompañado espléndidamente por el pianista Carlos Apellániz, quien tuvo luego a su cargo la interpretación a solo de seis Gnossiennes de Erik Satie en una lectura sugerente y matizada, resaltando deliciosamente esos toques impresionistas de la música de Satie, evanescente y misteriosa a veces (los machacones aplausos volvieron a romper la magia que interconecta cada una de estas bellísimas obras). Cerró el programa la brillante y dramática Sonata de Francis Poulenc en memoria de García Lorca, con el trágico disparo final, en excelente lectura de ambos intérpretes. La espectacular Danza de «La vida breve» de Falla, que nos ofrecieron de propina, con sus saltos de arco, sus «pizzicati» y demás fuegos artificiales virtuosísticos, levantaron al público de sus asientos.
El jueves, en las Bodegas Marqués de Vargas, era el turno del cuarteto de cuerda, la formación musical más equilibrada y perfecta, y nadie mejor que el Cuarteto Quiroga (nuestro cuarteto más internacional) para ilustrarlo. Si hay que elegir un elemento de la naturaleza, tierra, aire, agua o fuego, que defina la experiencia musical que nos ofrecieron estos cuatro increíbles artistas, sin lugar a dudas es el fuego. Hablar de intensidad, de perfecta compenetración, de extremo virtuosismo, es quedarse corto: aquí hay que hablar de incandescencia, de maravilla musical... Arrancaron con el Cuarteto en do mayor Op. 74 nº 1 de Joseph Haydn en una versión volcánica, al rojo vivo, con una intensidad indescriptible, que quizá podría escandalizar al viejo Haydn si levantara la cabeza, pero seguro que volvería contento a la tumba al comprobar la modernidad de su música (habitualmente acaramelada por muchos intérpretes). El virtuosismo todavía subió de tono con el precioso Cuarteto nº 1 del argentino Alberto Ginastera con su despliegue de ritmos infernales, colores, pizzicati, glisandi, cuerdas al aire, etéreos armónicos, golpes de arco y todo el repertorio técnico al servicio de una música de suprema belleza. Acabaron el concierto con una de las obras maestras del género, el Cuarteto nº 1 de Johannes Brahms, en la misma línea de excelencia, fulgor y musicalidad. Este concierto fue un regalo de enorme valor, un concierto para escuchar con deleite y asombro, pero también un concierto para ver, por la perfecta coreografía con la que movían sus cuerpos los artistas, expresando la música también visualmente y sobre todo, un concierto para sentir en lo más profundo de nuestra alma. Musicalmente creo que fue la cumbre del festival y un privilegio para los felices asistentes.
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