

Campanadas a medianoche
El Reloj de San Bernabé sonó anoche volverá a hacerlo hoy y el miércoles a medianoche desde el balcón del Ateneo Riojano
Aunque cerrado por obras, el Ateneo Riojano hace estos días una excepción y abre su balconada para cumplir con una de las tradiciones más populares ... de las fiestas patronales de Logroño: el Reloj de San Bernabé. Sonó la noche del lunes y volverá a hacerlo el martes y el miércoles, al ritmo de las típicas jotas logroñesas 'arregladas' en su día por Miguel Calvo.
Por la balconada ateneísta que mira a la plaza Amós Salvador asomarán y desfilarán con movimiento mecánico y gesto impertérrito las cinco figuras de este ya clásico reloj de autómatas, que dio sus primeras campanadas allá por 1984 y se activó con actores de La Farinera.
Diez años después, esta compañía catalana (fundada y dirigida por Frederic Roda) cedió el espectáculo al Ayuntamiento de la ciudad para 'logroñizarlo'. Tomó sus riendas la Asociación Cultural en Escena y fue entonces cuando aquel reloj de La Farinera pasó a denominarse Reloj de San Bernabé y a cambiar de protagonistas, excepto la figura de 'la muerte', alegoría del irremediable paso del tiempo.
«Sería conveniente dar un repaso al vestuario porque las cosas se desgastan», propone su 'relojero mayor'
Sus cuatro restantes símbolos universales –un rey y una reina (poderes fácticos), una colombina y un arlequín (referentes teatrales)– fueron sustituidos por otros tantos personajes íntimamente ligados a la capital riojana. Ellos son el santo Bernabé (recreado por el actor Javier Pena), 'el alcalde' (César Novalgos), 'la alegoría de la ciudad' (Verónica Hernández) y 'la riojana' (Karla Gamarra), además de la figura de 'la muerte' (José Vicente Zanón). A ellos se suman dos maceros (David y Vicente), flanqueando la gran campana relojera que cuelga del balcón superior. Perfecto Uriel es el 'relojero mayor' de este cronógrafo de autómatas.
Sin pestañear
La coreografía fija y de ritmo mecánico de la representación del Reloj de San Bernabé no requiere de grandes ensayos. «Quizá lo más complicado para los actores/autómatas es no pestañear, porque los ojos son los más traidores. Hace tiempo se pusieron de moda los punteros láser y, cuando el público los dirigía a sus ojos, los pobres lloraban como descosidos porque había que aguantar el envite», recuerda Uriel. También rememora la única ocasión en la que este reloj se desmarcó de San Bernabé para sonar en Nochevieja y dar la bienvenida al siglo XXI. O los dos años que enmudeció como consecuencia de la pandemia.
Durante todo el año, el vestuario y atrezzo del reloj bernabeo –diseñado y confeccionado en 1994 por el figurinista catalán Amadeu Ferré y Màs– «duerme en un almacén teatral, pero dada su importancia lo mantenemos bastante en secreto», comenta Perfecto Uriel, quien considera que, tras más de 30 años de uso, «sería conveniente darle un repaso porque las cosas se desgastan».
El 'relojero mayor' nos desvela sus figuras predilectas de este reloj de carillón. «La de 'San Bernabé', por lo que implica y porque siempre he defendido que el día 11 debía haber una representación, algo que no siempre ocurrió. Y 'la alegoría de la ciudad', porque quizá el público no lo aprecie pero está representada no solamente la fiesta con el arco, el santo y demás, sino emblemas de la ciudad como las torres de la Redonda, El Espolón, el río, el puente. Nos representa a todos».
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