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Nothomb, en la Feria del Libro de Bilbao.
Los mundos sulfúricos de Amélie Nothomb

Los mundos sulfúricos de Amélie Nothomb

La escritora belga decanta su singular estilo y casa la tragedia griega con el cuento de hadas

Miguel Lorenci

Jueves, 15 de junio 2017, 20:54

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Intensas, plenas de matices y suavemente adictivas. Las sarcásticas novelas de Amélie Nothomb (Etterbeek, 1967) se asemejan al mejor chocolate belga. Si kafkiano o felliniano son términos reconocibles para todos, es probable que se acuñe el adjetivo nothombiano para definir los inquietantes y sulfúricos mundos de Amélie. La escritora belga los encierra en las mordaces novelas que publica con regularidad helvética, a razón una al año. Sus adeptos, una legión creciente, tienen ya en las librerías 'El crimen del conde Neville' (Anagrama). Decanta Nothomb su singular y vitriólico estilo en apenas cien páginas que se leen en un suspiro, plenas de burbujeantes diálogos a caballo entre una partida pimpón y de ajedrez.

Con sus cargas de profundidad y su elegante ironía, en un homenaje explícito al Oscar Wilde de 'El crimen de Lord Arthur Savile', Nothomb vuelve a casar la tragedia griega con el cuento de hadas. Esta vez para ofrecer una inmisericorde visión de la más rancia nobleza belga, en el sentido más literal e innoble de la expresión. Una casta decadente y anacrónica a la que pertenece esta atrabiliaria y constante narradora, amante de la fruta pocha, los sombreros extravagantes, el carmín escarlata y las excelencias del mejor champán.

El lector sabe desde el primer momento que el conde cometerá un asesinato. Pero Nothomb mantiene la tensión hasta la sorpresa final de esta profunda fábula de aparente ligereza. «Pronto dará usted una gran fiesta en su casa. Durante esa recepción, usted matará a un invitado», le anuncia una vidente en vísperas del ágape en el que se despide de su fastuoso castillo y de su insostenible condición de aristócrata.

El conde, que se plantea vender la residencia y sus predios, acudió a casa de la pitonisa para recoger a su hija menor Sérieuse (Seria), singular nombre que enriquece la lista de rarezas patronímicas de sus protagonistas. Fugada del castillo familiar, la vidente halló a la muchacha acurrucada en el bosque y tiritando de frío. Los Neville, excéntrica y arruinada familia de alcurnia, han invitado a la crema de la sociedad a su fastuosa 'garden party' anual, una tradición irrenunciable pese a que su mundo se derrumba. ¿Será la última?.

Con estos mimbres arma Nothomb otra perversa y deliciosa tragicomedia sobre las apariencias, los infiernos familiares, el peso de los secretos, el dolor de la infancia, las incertidumbres de la adolescencia y los caprichos del destino.

Perteneciente a una noble familia bruselense, sostiene su biografía 'comercial' que Nothomb nació en la ciudad japonesa de Kobe. Hija de diplomático, pasó su infancia y adolescencia en China, Japón, Estados Unidos, Birmania, Laos y Bangladés. Irrumpió en la literatura con 'Higiene del asesino', escrita tras ver morir a su hermano a manos de un borracho. Apuntó ya su ágil, sarcástico y singular estilo en el que la agudeza psicológica y causticidad van de la mano. El boca oreja convirtió aquella novelita implacable con el periodismo y la petulancia literaria en una 'delicatessen' para lectores avisados.

Pero el fenómeno Nothomb estalló con 'Estupor y temblores', premiada por la Academia Francesa en 1999 y llevada al cine por Alain Corneau. Narra su adolescencia en Japón y satiriza la cerrada sociedad nipona que la autora padeció. Víctima de unas milenarias e inamovibles costumbres que alcanzan al impenetrable mundo laboral nipón, inasibles para la cultura occidental, su mordaz relato la convirtió en persona 'non grata' para los japoneses.

De regreso Bélgica, tras superar una anorexia que la tuvo al borde el la muerte, fue incapaz de integrarse en una sociedad cuya claves le eran ajenas. Se sintió una extranjera en su país y en la Universidad Libre de Bruselas donde estudió Filología Románica. El apellido Nothomb, asociado a la extrema derecha y ultracatólica, evocaba a su bisabuelo, muy cercano al tiránico y racista emperador Leopoldo, causaba rechazo en una universidad liberal-socialista. Una situación que desencadenó su rebelión contra el clan familiar y que retrató en la semiautobiográfica 'Antichrista'.

Irredenta grafómana, abomina Nothomb del móvil, el ordenador y las redes sociales. Escribe al menos cuatro horas cada día, a mano y con un Bic azul. «Solo dejé de escribir un domingo por la mañana y fue el peor día de mi vida», ha contado. Atesora centenares de cuadernos con sus siempre breves novelas. Escribe tres al año, de las que publica una. Títulos como 'Metafísica de los tubos', 'El sabotaje amoroso', 'Cosmética del enemigo', 'Diccionario de nombres propios', 'Biografía del hambre', 'Ácido sulfúrico', 'Diario de Golondrina', 'Ni de Eva ni de Adán', 'Ordeno y mando', 'Viaje de invierno', 'Una forma de vida', 'Matar al padre', 'Barba Azul', 'La nostalgia feliz' o 'Pétronille'.

Publicadas por Anagrama en español, siempre con la escritora en sus portadas, la han convertido en una de las autoras en lengua francesa más populares y de mayor proyección internacional. Pertenece desde 2105 a la Real Academia Belga de la lengua ya literatura francesas. No deja de acumular premios y alterna los institucionales con los populares, como el Internet otorgado por los internautas. En 2006 recibió en España el Leteo y en 2008 el Jean Giono, ambos por el conjunto de su obra.

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