Vengo a hablar de mi libro

La película comienza con imágenes de archivo que relatan el momento que a Umbral le entregan el premio Cervantes. Un punto de partida que define la consagración de su voluptuoso estilo literario y reconoce la trayectoria de aquel hombre ambicioso de letras que salió de provincias y se instaló en Madrid porque decía que en la capital de España estaban todos los escritores y era el lugar «donde pasaba todo».

Los primeros compases de esta singular y reveladora obra tienen un tono de thriller de espías o de atrevido periodismo de investigación. En una sala con luz tenue alguien está sentado en un sillón. El humo del tabaco envuelve la estancia. Una silueta, portando una bolsa de trabajo, se sitúa frente a la persona desconocida. Saca libreta y bolígrafo, y se acompaña de una grabadora de pilas. Mete en el compartimento del dispositivo una cinta de casete TDK e interroga a su personaje, un actor que da vida a Francisco Umbral, con su gutural y poderoso vozarrón.

En retrospectiva y sondeando los claroscuros como sus lados creativos, la voz en off de la actriz Aitana Sánchez Gijón desgrana al retratista mundano que no acotó ámbitos, flirteo con los géneros, y trenza remembranzas y confidencias, algunas de alto voltaje, sobre su pomposa personalidad, teñida de todos los colores, incluso del negro, cuando alude al sufrimiento por la muerte de su hijo a los cinco años.

Imágenes de archivo de todo tipo se acompañan de un montón de voces narrativas que nos permiten escuchar testimonios pluridimensionales para luego decidir por nosotros mismos quién fue realmente Francisco Umbral.