Responsabilidad papal

Moretti es un cineasta desatado, irreverente, deslenguado y de verbo afilado. Una voz narrativa provocadora y temperamental que recoge en clave de drama desgarrador o comedia burlona los desafíos emocionales y políticos de la civilización humana. Agitador y provocador es un lúcido pensador, de tintes críticos, sobre la debacle social y la banalidad actual de un sistema desilusionante.

Su cine se caracteriza por el exorcismo de sus crisis personales y sus desafectos. Ha modulado una trayectoria irregular pero muy perspicaz. Ha abordado problemáticas agudas, muy ingeniosas, y entre sus habituales chanzas no podía faltar el apunte sobre la religión. En 1985 el cineasta romano filma La misa ha terminado sobre la inquietud de un sacerdote que trasladado a una parroquia de Roma pretende insuflar aires renovadores. El empeño del joven cura, encarnado por el propio Moretti, termina en una profunda decepción.

Con la vitola de autor polémico, Moretti se atreve a armar una divertida sátira, de desigual tono, en torno a las dudas que le asolan a un nuevo Papa. La premisa es tentadora. ¿Qué pasaría si antes de que se comunique la nueva designación al votado le flojea el ánimo y se siente desconcertado?

El gran actor Michel Piccoli da vida a un máximo pontífice al que le entra el vértigo del compromiso y escapa del Vaticano para imbuirse de la tensión terrenal. Mientras en intramuros reina la más absoluta sorpresa, el elegido sale a la calle y como paseante anónimo recoge el sentir de la gente y formar un plan para actuar en consecuencia. El estilo pendenciero de Moretti se muestra recatado, evita la blasfemia y se ahorra la hoguera.