La Filmoteca Rafael Azcona inició a principios de mes el mini ciclo 'Extra Omnes' con el pase de la sátira rocambolesca 'Habemus Papam' (2011) de ... Nanni Moretti, que proponía, con su habitual descaro para la irreverencia, la tentación de un Papa recién elegido para escabullirse del compromiso. En la sesión de esta tarde finaliza el corto muestrario papal con la tensión que genera la proyección de 'Cónclave' (2024) de Edward Berger, que se podrá ver a partir de las 19.30 horas en la sala Gonzalo de Berceo.
La película se presentó en la sección a concurso de la última edición del festival de cine de San Sebastián. Se programó el primer día de competición y su resonancia alcanzó enseguida una consideración a tener en cuenta. Su última etapa comercial coincidió con la muerte del pontífice Francisco. La coyuntura del fallecimiento del Papa argentino y el asunto base de su propuesta, los entresijos de un cónclave, prolongaron su éxito.
Inspirada en la novela homónima de Robert Harris, el largometraje cuenta la descarnada lucha de un puñado de cardenales por conquistar el ansiado sillón de Pedro. Turbias maquinaciones, más canallas de lo que podría suponerse, maniobras para influir en los demás y estrategias para pedir el voto conforman un tinglado muy climático y narrado con sarcástica ironía. Una pelea de intereses que se centra, básicamente, en el choque de ideologías. Postularse a favor de una iglesia reformista y atenta a los problemas actuales o preferir la opción de apoyar una corriente conservadora e inmovilista.
El pivote del relato se concentra en el personaje del camarlengo Lawrence, interpretado con un rigor mayúsculo por Ralph Finnes. Un hombre recto y ecuánime, considerado la gran esperanza de la Iglesia progresista por su carácter abierto y dialogante. Sin embargo, su altura moral y estricta diplomacia le hace echarse a un lado. Este gesto hace que las argucias intramuros y la revelación de manchas inadmisibles provoca enfrentamientos dignos de las mentes más intrigantes.
'Cónclave' es una afilada pieza de cámara con un ritmo perfecto, diálogos puntillosos y engrasada como un mecanismo de reloj. Su autor mezcla el mejor cine de suspense, humor negro y farsa para trazar una reflexión sobre el poder.
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