La Lonja ha cerrado una complicadísima temporada, aunque con ánimo para reabrir en la próxima. Ha sido la más rara que ha vivido la sala ... de Beratúa 39/41, en la que ha mostrado tres exposiciones «súper chulas».
Inauguró Oihane Amurrio con 'El Cuerpo Traumado en el No Espacio'. La obra que vertebraba la exposición era una videoinstalación acompañada de los elementos utilizados, incluyendo también cuadernos, fotografía y escultura. Con música de Nasim López-Palacios, la performance corrió a cargo de los actores Jon Ander Muñoz, Anzhelika Pankova y Alex Quiroaga y la propia artista.
Siguió Iñigo Beristain con la sustancial 'Acuse de recibo', compuesta por cuatro proyectos: 'La letra pequeña de mi memoria', 'Los reyes son los padres', 'Invisible walls' y 'Lorem Ipsum'.
Y remató la logroñesa Alba Sáenz de la Cuesta con 'Das interessante', reflexión teórica, en soporte fotográfico, sobre el mundo del arte y el papel de la artista en él.
Sáenz de la Cuesta, que es graduada en Arte por la UPV, máster en Dirección de Arte en Publicidad por la Universidad de Vigo y directora de arte en una galería, tiene algo de filósofa. Su obra –que es su discurso, sus pensamientos– está hecha para ella. Arte punk, por cuanto habla en su lenguaje y de lo que quiere. Al carecer de pretensiones no hace falta entenderlo, de ahí que cada persona puede cuadrarlo a su antojo.
Para Alba, lo interesante no tiene características determinadas, es un trance; a diferencia de lo bonito, que es un fin. Con Schlegel, apunta que «lo interesante» es una estética sin contenido, algo que parece contener una gran carga intelectual.
En el mundo del arte se dice que algo es «interesante» cuando no se sabe qué decir; palabra comodín que permite, a quienes la emplean a todo gañote, pasar por intelectuales o entendidos sin necesidad de argumentar. Lo interesante se asocia a lo masculino, a lo frío y desprendido; lo cuqui se asimila a lo femenino, a lo calentito, a lo suave.
Reflexiones que, junto al convencimiento de que la herramienta más poderosa que las mujeres pueden tener es ser claras en sus intenciones y saber qué quieren hacer, llevan a nuestra artista a contar su propia historia (oculta y ocultada); a desmarcarse con su experiencia y sus factores fortuitos, que tienen un gran impacto en cómo ve el mundo; y a atisbar cómo el mundo la ve a ella. En modo alguno a pretender convencer u ofrecer una perspectiva nueva o alternativa a la visión establecida.
Plácemes, pues, para los responsables de La Lonja. Logroño necesita una sala con la orientación emprendida, que no parece ser otra que el arte debe elevar, no complacer. Quede lo kitsch para otras.
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