El Collado, sexta aldea riojana con una comunidad energética
«Yo he sido muy feliz aquí, cambiaba el ordenador por el ordeñador para elaborar quesos», añora el vecino Marcos Moya
Después de Santa Marina y San Martín, la aldea El Collado de Santa Engracia del Jubera ya cuenta con una comunidad energética que suministra energía ... solar a los vecinos. El Ayuntamiento, con la colaboración del Gobierno de La Rioja, licitó la instalación por una base de 216.294,84 euros y que ha propiciado que ya sean seis las localidades que cuenten por electricidad, todas del Camero Viejo y el Alto Jubera.
Como en tantos otros pueblos deshabitados, en los 70 la mayoría de sus vecinos abandonaron El Collado, cuando en el siglo XIX llegó a tener 450. Tal es así que en los últimos años la Academia General Militar de Zaragoza manda a la zona a los cadetes para realizar prácticas de supervivencia. Marcos Moya y su esposa Lucía, nacida en la aldea, se establecieron allí en los 90 con la idea de rehabilitar el pueblo junto a otros descendientes, como Rafael, cuando no existía ni carretera, «solo se podía entrar en todoterreno». «Llegamos a ser 18 vecinos, nos constituimos como entidad local menor pero no querían que viviéramos aquí y nos dieron de baja del censo después de haber votado», recuerda Marcos.
De lo que fue la aldea, desierta en los 80, sin ni siquiera suministro de agua, a lo que es hoy, con seis censados, ya con electricidad, parecen lugares distintos. «Yo he vivido aquí con candil y batería de coche hasta que me planteé las placas solares y unos eólicos. Entonces la gente me decía que estaba loco, que era inviable», destaca Marcos. Entonces viajaba diariamente a Logroño para ir a trabajar y cuidaba de un rebaño de 60 ovejas chamaritas y 50 cabras alpinas. Hoy está jubilado a sus 82 años y cuida a su esposa, enferma de alzhéimer.
«Las placas solares no son la panacea porque si estás cinco días sin sol necesitas un generador, pero yo he tenido frigorífico y lavadora»
«Las placas solares no son la panacea porque si estás cinco días sin sol necesitas un generador, pero yo he tenido aquí frigorífico y lavadora, por eso desde la asociación las pedimos también para Santa Marina y San Martín», apunta Marcos. Pero ha pasado el tiempo, entre tanto otras aldeas como Bucesta y Reinares ya han quedado despobladas, en Santa Cecilia apenas queda ya un ganadero y cuando la comunidad energética ya es una realidad Marcos no ha querido asociarse porque él ya se considera autosuficiente, cuenta hasta con conexión telefónica vía satélite. En cambio, diez casas del pueblo se han unido.
«Yo ya tengo bastante electricidad. ¿Qué iba a hacer si no, vender las placas?», se pregunta. «Lógicamente, tener luz hace que venga gente», subraya Marcos, que ahora ve otro problema, el agua. «Tenemos manantiales pero hay que hacer una captación mejor», considera. Habla como un profeta sin discípulos porque todos se han ido quedando en el camino de ese encantador valle en parte por su olvido y al que se considera las Alpujarras Riojanas. «Yo he sido muy feliz aquí, cambiaba el ordenador por el ordeñador para elaborar quesos», añora Marcos.
¿Tienes una suscripción? Inicia sesión
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.