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José Mariano Trillo - Figueroa, en la rueda de prensa que ofreció tras visitar a sucliente. EFE
ESPAÑA

'El Solitario' atribuye el asesinato de los guardias de Calahorra a un mafioso marsellés

Jiménez Arbe admite sus 36 atracos, se compara con el bandolero de ficción Curro Jiménez y asegura que robaba los bancos para liberar al pueblo español Su abogado confiesa que sintió emoción al abrazarle porque es «un tío con dos cojones»

ALFONSO TORICES

Viernes, 10 de agosto 2007, 13:18

Jaime Jiménez Arbe, más conocido como 'El Solitario', y su abogado, José Mariano Trillo-Figueroa, han decidido transformar la detención del delincuente más buscado de España en un 'show' televisivo de masas. El objetivo, despertar simpatías hacia los despropósitos de un 'freaky' para hacer olvidar al público que se trata de un cruel delincuente, con un arsenal de guerra en su casa, acusado de atracar 36 bancos, asesinar a dos guardias civiles y a un policía local, y disparar de forma gratuita contra dos empleados de banca. El propio letrado lo confesó sin disimulo cuando dijo que «no quiere venir a España hasta que limpiemos su imagen, porque tiene miedo a que le maten».

Trillo-Figueroa, que el fin de semana pasado mantuvo tres 'bis a bis' con su cliente en la prisión de alta seguridad de Lisboa, protagonizó ayer una multitudinaria, tumultuosa y esperpéntica rueda de prensa en un hotel madrileño, en la que, pese a hablar durante una hora, solo quería transmitir a la opinión pública un mensaje de El Solitario: «Quiero dejar claro que soy un atracador, pero no un asesino. Soy inocente de la muerte de los dos guardias civiles de Castejón (Navarra) y del policía municipal de Vall d'Uxó (Castellón). Es mi palabra de honor. Si me he visto obligado a disparar es en contra de mi voluntad y para eludir mi detención». En concreto, dijo que al policía local lo mató otro agente de forma accidental. Se le olvidaron los tiros en las piernas que disparó a dos cajeros, enfadado por un botín exiguo.

El letrado no dudó en pintar al peligroso delincuente como un moderno Robin Hood. «Jaime asegura que trabaja para la liberación del pueblo español y que atraca bancos porque los bancos son los que atracan a las personas». El compromiso social de sus robos no debe extrañar si se tiene en cuenta que El Solitario, arrestado el pasado 23 de julio cuando se disponía a atracar una caja de ahorros portuguesa, «se compara con Curro Jiménez», el famoso bandolero del XIX, y «se está dejando crecer unas patillas bastante largas», para parecerse a su ídolo, según su letrado. El abogado, que en varias ocasiones fue interrumpido por las carcajadas involuntarias de los oyentes, transmitió a continuación otro mensaje tranquilizador. «Cuando le detuvieron iba a dejar de atracar bancos para robar aseguradoras».

El punto álgido de la comparecencia llegó cuando el abogado iba a desvelar la coartada infalible, que demostraría que su cliente no asesinó a los guardias civiles pese a que el asesino viajaba en su Suzuki y les disparó 20 balas con uno de los seis subfusiles que le han incautado. Sin embargo, él mismo cambió la versión sobre la marcha y luego no supo explicar por qué lo había hecho.

Coartadas y patinazos

Trillo-Figueroa dijo que El Solitario no pudo apretar el gatillo el 9 de junio del 2004 en Castejón porque estaba ingresado en la clínica Cemtro de Madrid, donde acababan de operarle de una fractura de rodilla que se provocó con un accidente «tonto» en su nave industrial. El supuesto asesino real, del que no está dispuesto a dar el nombre, sería un mafioso marsellés, compinchado con él, que usaba su coche y su arma. Jiménez Arbe creyó, según el letrado, que había sido ETA «hasta que olió la pólvora del cañón de la ametralladora» y se dio cuenta de lo ocurrido. Entonces, indignado, rompió toda relación con los mafiosos.

Sin embargo, minutos después, sin que ningún informador le repreguntase, el abogado cambió la historia y dijo que, el día de las muertes, su cliente estaba en el polígono industrial Cogullada de Zaragoza, no lejano de Castejón, y que «se enteró por la radio».

Cómo no, la larga carrera delictiva de Jiménez Arbe tuvo su origen en un error de juventud. En 1972, con 16 años, le encerraron en Carabanchel durante nueve meses por robar «un equipo musical y tres guitarras eléctricas». De ahí dio el salto a «trabajar» con la mafia marsellesa, «que le enseñó todo lo que sabe», y con cuyos miembros comenzó su carrera en 1983 y, hasta 1993, dio numerosos golpes en el sur de Francia.

Contradicciones

El abogado no se puso de acuerdo en qué momento rompió los lazos con los mafiosos -unas veces dijo que en 1983 y otras que en el 2004-, pero reconoció que después inició su carrera en solitario, durante la que llevó «una doble vida». Al tiempo que realizaba su trabajo de técnico en refrigeración industrial o tenía empleos en el Casino de Madrid, en Libia y Argelia, «cometía los atracos sin que lo supiesen sus mujeres (tuvo tres), sus hijos y su madre, que acaban de operarla del corazón».

Trillo, que también defiende al polémico abogado encarcelado José Emilio Rodríguez Menéndez, no ocultó su admiración por El Solitario. Calificó sus tiroteos de «hazañas», le describió como «una especie de cuatrero, que sólo tenerlo delante te impresiona», destacó que «no tiene miedo a nada», y, como resumen de sus sentimientos, dijo que le «emocionó» abrazarle en la cárcel, porque es «un tío con dos cojones».

El abogado describió su estancia en la prisión lisboeta como «más dura que Guantánamo» y dijo que los «siete gorilas» que le vigilan le cachean constantemente y que en esos registros «literalmente, le tocan los cojones». Toda esta entretenida historia, contada por El Solitario en media docena de folios manuscritos y transmitida a la prensa por el letrado, aún no se la han contado a los tribunales porque «en agosto están cerrados».

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