Sanz aboga por reformar la Ley Electoral para limitar las posiciones soberanistas

Quizás fuera el especial eco que provocan las palabras cuando se pronuncian en Madrid. Tal vez influyó el listado de personalidades que le escuchaban en el vetusto comedor del Hotel Ritz. El presidente de La Rioja se mostró ayer rotundo al reflexionar sobre la «asimetría» que a su juicio generan la posición de ciertas comunidades en el conjunto nacional: «El debate mediático está únicamente sustentando por dirigentes del País Vasco y Cataluña; parece que en este país no hay más que vascos y catalanes y que los demás no pintamos nada».

Durante su intervención en el desayuno informativo organizado por el Fórum Europa, el presidente de La Rioja incluyó en su guion la defensa de dos ideas complementarias. Por un lado, las bondades de un estado autonómico bien gestionado y, por otro, la necesidad de corregir disfunciones, entre las que destacó el extraordinario protagonismo alcanzado por el País Vasco y Cataluña «desdibujando» así el papel del resto de territorios.

La solución planteada por Sanz partió de un vistazo a la génesis del problema. Si los nacionalismos han alcanzado tanto peso es porque en España no gobierna la fuerza más votada y, si no existe mayoría absoluta, se tiende a buscar acuerdos con partidos minoritarios. «Curiosamente, los dos partidos, e incluyo el mío, hemos querido tener en determinadas circunstancias la seguridad de un gobierno de coalición con vascos y catalanes, lo cual ha permitido contaminar o generar una influencia no adecuada en el Ejecutivo de España en detrimento de otras regiones», prologó antes de sugerir su propia receta: «Reflexionar» respecto a la Ley Electoral en el sentido de establecer una doble vuelta en los comicios de forma que acabe gobernando quien más apoyos recabe.

Para Sanz, el beneficio de esta opción sería doble. Además de limitar de esta manera las posiciones soberanistas que hoy tanto se avivan en determinadas comunidades, también imprimiría ante la sociedad una mayor dosis de credibilidad y seguridad. «Corregiríamos muchos problemas que acosan a este país», concluyó a preguntas de los invitados, prolongando así la tesis que previamente había apuntado en su discurso: la actitud de «confrontación constante» de algunas regiones y que resulta «profundamente dañina» para todos.

Desde su punto de vista, un paso tan decidido requiere como premisa desterrar intereses partidistas, sindicales o ideológicos y alcanzar un acuerdo entre los dos fuerzas mayoritarias. «Es necesario recuperar los pactos autonómicos que hicimos, en su día, entre PP y PSOE», reclamó ante un auditorio que incluía también algunos dirigentes de la oposición y sin olvidar el peso que, desde su prisma, debe mantener el Estado en ese escenario. «Algunos piensan que cada territorio de España es soberano (...) oigo hablar de modelos federales, pero se olvida que la soberanía está en las Cortes Generales».

La reflexión le sirvió de excusa para instar a que el PSOE «se fortalezca» para asumir su responsabilidad en este camino después del «duro castigo» sufrido en las elecciones recién celebradas en Galicia y el País Vasco. Al hilo de esta consideración, ensalzó el triunfo logrado por Feijóo -«seguramente a los que les ha ido peor piensen que el análisis debe hacerse en clave regional, pero si le hubiera ido mal al PP le estarían poniendo en duda las políticas de Rajoy»- que manifiesta, a su juicio, el espaldarazo a las medidas del Gobierno central.