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Espacio que ocupaba el escenario, uno de los puntos del incendio, y lo poco recuperado. :: díaz uriel
Las tres vidas de Absenta

Las tres vidas de Absenta

Las antiguas Grúas Casimiro, ocupadas el pasado 2015, han sido escenario a lo largo de este año de todo tipo de eventos culturales

J. C.

Viernes, 2 de diciembre 2016, 23:55

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Absenta, cual Ave Fénix, resurgirá de sus cenizas. El segundo centro social 'okupado' como tal en Logroño, heredero del que en su día se levantase en las antiguas escuelas de Yagüe -hoy centro cívico, y cuyo derribo supuso su desalojo-, era arrasado el pasado fin de semana por el fuego. Un incendio, «intencionado» según el colectivo tras comprobar que forzaron la puerta y provocaron distintos focos en diferentes lugares, que, lejos de quitarles las ganas, ya les ha llevado a estudiar nuevas ubicaciones de cara a una futura ocupación y puesta en marcha del CSO Absenta III.

De entrada, y para hoy sábado, hay prevista una concentración a las 20 horas en la plaza del Mercado de Logroño en apoyo de la 'Okupación' en la capital de La Rioja. Un movimiento, que pese al «golpe» sufrido en Las Tejeras, no se resigna. «¡Absenta vive! ¡La lucha sigue!», era el final del comunicado publicado en redes sociales para dar cuenta de lo sucedido.

«Los atacantes han forzado la puerta, han desvalijado el pabellón y han provocado numerosos focos de incendio en el interior. La noche anterior ardía la parte de atrás del CSO, en situación de abandono y hasta entonces llena de escombros, maderas y neumáticos, mas este primer incendio no había provocado daños en el área 'okupada'. Las pérdidas económicas son muy graves y se estiman en torno a los 2.000 euros a la espera de valorarlas de forma más detallada», explicaban.

El citado centro social 'okupado' se iniciaba en octubre del 2015 con la ocupación del antiguo taller de Grúas Casimiro, en el camino viejo de Entrena, y quedaba oficialmente inaugurado en febrero. De hecho, hasta este mismo noviembre no hubo fin de semana en el que no se celebrasen eventos culturales de todo tipo: charlas, audiovisuales, teatro, baile, conciertos... «Había gente a diario y lo cierto es que cada vez se atraía a más y más público, incluso de fuera de nuestro círculo y del movimiento. Han venido familias enteras», explicaban dos de sus miembros, ayer, mientras trataban de recuperar lo poco que se ha podido salvar.

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