¿Viste en directo por la tele el golpe de Estado del 23-F? Sufres el 'efecto Mandela'
Muchos juran que sí... y no
Llevas toda la vida recordando frases, acontecimientos o detalles que en realidad no ocurrieron. Suena inquietante, ¿verdad? A inicio de novela de misterio de esas ... con muchas jugarretas mentales por medio. Pues no es un recurso de la ficción ni nada fuera de lo común: se llama 'efecto Mandela' y es cuando un grupo de personas recuerda un evento o detalle de forma diferente a la realidad. ¿Qué tiene que ver Nelson Mandela con esto? Pues que su 'no muerte' dio nombre al fenómeno: en la década de los 90 muchas personas creían que el líder sudafricano había fallecido en prisión años antes... y no, seguía vivito y coleando. De hecho tuvo una larga vida y murió (de verdad) en 2013.
¿Por qué tanta gente le daba por muerto? La explicación a este 'efecto Mandela' radica en nuestro cerebro, aclara el psicólogo Iván Pico: «Es un órgano adaptativo que tiende a administrar los recursos de manera eficiente. Y el procesamiento rápido de la información puede llevarle a colocar datos donde no son». Por ejemplo, a colocar a Mandela en el otro barrio décadas antes de que pasase. Es decir, si nuestra cabecita fuese una biblioteca para archivar libros, las prisas nos harían colocar ejemplares donde no es. «Pero al cerebro le compensan, con creces, esos pequeños errores en beneficio de un procesamiento más rápido y eficiente de la información. Completa huecos que le faltan, como si de un puzzle se tratase, con la pieza que mejor le encaje dentro de la coherencia». Claro que, a veces, mete la pata.
Pero el 'efecto Mandela' no solo es un relleno desafortunado del cerebro, ya que su peculiaridad es que es compartido por mucha gente, sino que está relacionado con otros fenómenos psicológicos, como el 'efecto arrastre' (por el que terminamos creyendo lo que sostienen taxativamente las personas de nuestro entorno), el 'sesgo de confirmación' (priorizar aquella información que ratifica nuestras creencias), la 'criptomnesia' (colocar datos imaginarios junto a otros verídicos), la falsa atribución (recordamos como ciertas las falsedades que durante bastante tiempo no creímos tales) y la confabulación (intentamos recordar algo que nunca tuvimos almacenado en la memoria, lo que da lugar a una mentira inconsciente).
Vivimos ¿equivocados?
Hacernos un lío y confundir realidad con ficción, como cuando recordamos haber visto en las noticias un hecho que se corresponde con una película también es una explicación válida para el 'efecto Mandela', que nos deja infinidad de ejemplos. Vamos con uno de ellos: mucha gente habla sobre el testimonio de un hombre a las puertas de un banco que estaba siendo atracado y que manifestó a la prensa su tremendo disgusto porque su tía se encontraba entre los rehenes y como cocinaba ella en casa, él se iba a quedar sin comer.
La historia se difundió como verídica a través de WhatsApp y las redes sociales, pese a que en realidad era un gag del film 'El mundo es nuestro' (Alfonso Sánchez, 2012). Y aún hoy hay quien se resiste a creerlo, alegando que esa película se limitó a parodiar un hecho real que ellos mismos presenciaron en el programa 'Andalucía Directo' de Canal Sur. Cuando nos sacan del error de algo que hemos dado por cierto... a veces nuestro cerebro se resiste a recolocarlo en el apartado de cosas que nunca sucedieron (y que nos creímos).
¿En cuántas más cosas vivimos equivocados? En algunas muy tontas pero muy extendidas. A ver, ahora mismo, ¿dirías que el personaje del banquero del Monopoly, ese con chaqué, bombín y bigote, lleva monóculo? Casi todos lo recordamos así. Pero si examinamos atentamente el tablero de cualquiera de las versiones disponibles en el mercado descubriremos que, en realidad, el personaje nunca ha portado dicho accesorio. ¿Por qué tendemos entonces a este error? Porque asociamos al banquero con la imagen del ricachón propia del cine clásico, con monóculo incluido... un 'rellenito' del cerebro muy común y muy erróneo.
Del Quijote al Monopoly
Aquí otras demostraciones chocantes del efecto Mandela:
• En 'El Imperio Contraataca', Darth Vader dijo «Yo soy tu padre» en lugar del extendido 'Luke, yo soy tu padre'.
• La cola de Pikachu, el adorable personaje de 'Pokémon', no está teñida de negro (siempre ha sido amarilla).
• La versión de estudio de 'We are the champions', el tema de Queen convertido en himno, no termina con las palabras 'of the world'. Éstas se encuentran únicamente al final de un par de estribillos.
• No importa lo convencido que esté: Mickey Mouse nunca ha llevado tirantes.
• La famosa anécdota del perro, Ricky Martin y la mermelada nunca ocurrió en el marco del programa 'Sorpresa, Sorpresa', presentado por Concha Velasco, por mucho que algunos aseguren haber visto las imágenes.
• Aunque muchos dan por hecho que Teresa de Calcuta fue canonizada en vida, este hecho no ocurrió hasta 20 años después de su muerte.
• En contra de la creencia popular, la 'V' y la 'W' nunca han estado unidas en el logotipo de la marca Volkswagen.
• Si le preguntan por una frase célebre de 'El Quijote', seguramente saque a colación aquella de 'Ladran Sancho, luego cabalgamos'. Pues bien, no aparece ni una sola vez en toda la obra, sino que se popularizó tras las continuas alusiones del poeta Ruben Darío al poema 'Ladran' ('Kläffer'), de su colega alemán J. W. Goethe. En éste podemos leer: «En busca de fortuna y de placeres / Más siempre atrás nos ladran, / Ladran con fuerza… /Quisieran los perros del potrero / Por siempre acompañarnos / Pero sus estridentes ladridos / Sólo son señal de que cabalgamos«.
• El golpe de estado del 23F no se retransmitió por televisión; solo por la radio. Si alguien recuerda haberlo visto en directo es únicamente por las imágenes difundidas a posteriori.
• La madrastra de 'Blancanieves' nunca pronunció 'Espejito, espejito' en el clásico de Disney, sino 'Espejo mágico, dime una cosa: ¿Quién es en este Reino la más hermosa?'.
Más allá de lo inocuo que este fenómeno nos pueda parecer en estos casos, lo cierto es que sí puede tener una vertiente preocupante desde el punto de vista de la desinformación: los movimientos negacionistas y conspiranoicos llevan tiempo empleándolo como herramienta para la difusión de bulos.
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