Por qué cuesta tanto dejar los antidepresivos
No es lo habitual, pero existe un síndrome de abstinencia que a veces se confunde con una nueva depresión
Una de cada diez personas en España guarda una caja de antidepresivos en la mesilla, porcentaje que se eleva al 15% en el caso de ... las mujeres y se reduce al 6% en el de los hombres. La manera de medir el consumo de estos fármacos es la cantidad de dosis diarias por cada 1.000 habitantes y los datos más actualizados del Ministerio de Sanidad corresponden a 2024 y sitúan el consumo en 102 dosis al día, con llamativas diferencias entre géneros (131,7 ellas y 73,9 ellos). Y las cifras crecen año tras año y dan una idea de la magnitud de los trastornos depresivos en nuestro país.
De lo que no hay números es de la gente que se queda 'enganchada' a estas pastillas. El Consejo General de la Psicología de España publicaba en junio un estudio realizado en Reino Unido en el que se alertaba de que «los efectos de retirada de los antidepresivos han sido tradicionalmente subestimados», pero aseguraban que estos pueden ser «graves y duraderos, especialmente en usuarios de largo plazo». Unos datos de las conclusiones tras estudiar la muestra: el 79% de los pacientes reconocieron haber notado algún síntoma de malestar tras dejar de tomar los antidepresivos (los principales fueron ansiedad, peor estado de ánimo, agitación, llanto, fatiga e insomnio), un 10% los sufrió durante más de un año y un 38% de los encuestados no pudo suspender el medicamento a pesar de intentarlo.
La Universidad de Ciencias Aplicadas de Zúrich acaba de completar este estudio con otro sobre el llamado síndrome de abstinencia post-aguda (PAWS) de antidepresivos. Aunque reconocen que la investigación hasta la fecha es pobre para poder establecer una prevalencia fiable –hablan de un 15%, pero el dato debe ser tomado solo como orientación–, constatan que, aunque sea de forma excepcional, esta sintomatología puede agravarse y alargarse mucho —refieren casos de pacientes que han acusado este malestar durante catorce años–.
Perfil del paciente
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Género: el consumo de antidepresivos es mayor en mujeres (entre 1,5 y 3 veces más que entre los hombres).
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Nacionalidad: mayor porcentaje de españoles que de extranjeros.
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Renta: mayor consumo cuanto menor es el nivel de renta.
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Lugar de residencia: más consumo a medida que el municipio de residencia es más pequeño.
El asunto genera controversia porque «la evidencia actual sobre su prevalencia, duración, gravedad y tratamientos eficaces es notablemente escasa y de baja certeza», señalan desde el Consejo General de la Psicología de España. Juan G. Castilla Rilo, psicólogo sanitario y experto en inteligencia emocional y gerontología, explica cómo se manifiesta este síndrome. Una advertencia inicial: «Lo habitual es que no existan síntomas asociados a dejar los antidepresivos porque se supone que los tratamientos son seguros y no crean dependencia». Pero a veces los hay, reconoce. «Cuando aparecen, estos síntomas están relacionados con la ansiedad, la depresión y la irritabilidad». Sucede especialmente cuando las personas otorgan el «poder» de su estabilidad o mejora al fármaco. «A veces, puede existir un pensamiento 'mágico' asociado al medicamento por lo que, al retirarse el tratamiento, nos hace sentir más vulnerables e inseguros».
– El estudio señala que, en ocasiones, este síndrome de abstinencia se confunde con la patología original que motivó la toma de antidepresivos e incluso con alguna nueva patología.
– La depresión está asociada a alguna pérdida y cuando se te quita la medicación tienes otra pérdida y puedes pensar que vuelves al punto de partida y estás más vulnerable ante la vida.
En la revisión hecha por los investigadores suizos a todo lo publicado sobre este síndrome hasta el momento se señalan las actuaciones que se han llevado a cabo para tratar de paliarlo. «Algunos estudios mencionaron la reinstauración de la medicación antidepresiva inicial o el cambio a una dosis baja de benzodiazepinas».
Juan G. Castilla Rilo propone una intervención anterior a eso. «Lo ideal sería que hubiera un apoyo psicológico durante el proceso depresivo y, especialmente en el momento de la retirada del tratamiento. Eso mejoraría la transición a la normalidad, ya que las pastillas pueden ayudar, pero el afrontamiento de las situaciones delicadas mejora con terapia. Debería ser 'obligatoria'».
– ¿Podría acabar la terapia con este síndrome?
– La reducción gradual del tratamiento farmacológico acompañado de apoyo psicológico podría mejorar los casos de personas que sufran el síndrome o, por lo menos, minimizar la intensidad de sus síntomas.
Los adolescentes y los más mayores son más vulnerables
La toma de antidepresivos tiene género... y edad. «Pasar por este proceso a edades juveniles te crea mucha vulnerabilidad», advierte el psicólogo Juan G. Castilla Rilo. Y lo mismo sucede con las personas más mayores. «En edades más avanzadas y, especialmente cuando se trata de gente con poli medicamentos en su día a día, la dependencia emocional o psicológica a los antidepresivos puede ser mayor».
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