La ciencia dicta sentencia: a cierta edad, mejor 'fofisano' que por debajo del peso
Un IMC demasiado bajo triplica el riesgo de mortalidad respecto a los valores normales, concluye un estudio danés
Pasarse de kilos se ha relacionado con una salud empobrecida. Y si bien es verdad que la obesidad conlleva riesgos –sobre todo, cardiovasculares–, cometeríamos un ... error al pensar que todo se arregla sometiéndonos a un proceso de adelgazamiento agresivo. Es decir, matarnos de hambre creyendo que eso nos hará más fuertes y menos proclives a las enfermedades es un error. De hecho, tal y como ha concluido un estudio llevado a cabo por el Steno Diabetes Center Aarhus (Dinamarca), tener un índice de masa corporal (IMC) bajo puede resultar más peligroso que un sobrepeso moderado.
Presentada durante la convención anual de la Asociación Europea para el Estudio de la Diabetes (EASD), la investigación analizó los datos de 85.761 personas con una media de edad de 66,4 años. Previamente, los participantes fueron clasificados en cuatro grupos según su IMC: peso bajo (menos de 18,5 kg/m²), peso normal (18,5 a 24,99 kg/m²), sobrepeso (25 a 29,99 kg/m²) y obesidad (30 o más kg/m²). A partir de ahí se les realizó un seguimiento durante cinco años, registrándose el número de fallecimientos (un 8% de la muestra) y realizándose ajustes estadísticos por sexo, comorbilidades y nivel educativo para aislar cualquier factor que pudiese alterar los resultados.
El objetivo del equipo liderado por los investigadores Sigrid Bjerge Gribsholt y Jens Meldgaard Bruun no era otro que determinar si, tal y como siempre se ha creído, las personas con sobrepeso tienen mayores probabilidades de fallecimiento que aquellas con un IMC por debajo de lo aconsejable. Las cifras no dieron lugar a dudas: los sujetos con menos de 18,5 kg/m² presentaron un rasgo de mortalidad 2,73 veces superior a quienes se situaban en el grupo de referencia (entre 22,5 y 24,9). Es más, incluso aquellos con un IMC entre 18,5 y 20 mostraron el doble de riesgo respecto al mismo grupo (un 27% más los de 20 a 22,5). Quiere decir esto que nuestra salud corre peligro aún situándonos ligeramente por debajo del IMC considerado normal.
En comparación directa con los valores correspondientes al sobrepeso moderado y la obesidad leve, el estudio determinó que las personas con un IMC de 25 a 30 y de 30 a 35 no presentaron un mayor riesgo de mortalidad frente a las del grupo de referencia. Únicamente se hallaron diferencias significativas cuando el IMC del sujeto a examen se situaba por encima de 35 (un 23% más de probabilidad de fallecimiento para los IMC de 35 a 39,9; y 2,1 veces más para los equivalentes o superiores a 40). De hecho, en algunos casos se confirmó la teoría del 'fofisano': podemos tener kilos de más y aun así encontrarnos saludables.
Los peligros en cuestiones de peso radican, por consiguiente, en los extremos inferiores y superiores, explica Gribsholt: «Tanto la falta de peso como el sobrepeso representan desafíos de salud globales. La obesidad afecta al metabolismo, debilita el sistema inmunitario y deriva en diabetes tipo 2, problemas cardiovasculares y hasta quince tipos de cáncer. Estar por debajo del peso idóneo, por su parte, se asocia a la malnutrición y el debilitamiento inmunitario por la falta de nutrientes esenciales».
A tenor de los resultados, el investigador también advierte de que los valores de lo que hoy se considera un IMC saludable (20 a 25) «podrían elevarse con los años a causa de los avances médicos y una mejora generalizada de la salud». También apunta a la importancia de la distribución de la grasa (variable según la persona) o las enfermedades crónicas no detectadas a la hora de interpretar los resultados; factores ambos que obligarán a emprender nuevos estudios donde el foco no se ponga exclusivamente en la población de edad avanzada y las tareas de seguimiento superen el lustro.
Potencia muscular
La conclusión principal es que personas mayores que son 'fofisanas', es decir, que tienen un ligero sobrepeso tienden a vivir más años que personas delgadas de su misma edad... Pero la clave está, eso sí, en mantener una potencia muscular alta independientemente del índice de masa corporal.
Averiguarlo es tan sencillo como dividir nuestro peso por nuestra altura al cuadrado. Así, si pesamos 70 kilos y medimos 1,75 metros, bastaría con dividir 70 entre el resultado de multiplicar 1,75 x 1,75 (3,0625). En este caso, la operación arroja un IMC de 22,85, lo que equivale a unos valores normales. Este sigue siendo un método muy fácil para orientarnos sobre nuestro peso ideal, pero no es fiable por sí solo, ya que, entre otras cosas, no distingue entre masa muscular y grasa, por lo que puede ser impreciso, especialmente para deportistas y personas mayores.
La medida directa de la grasa y su distribución proporciona mucha información clave para valorar el estado de salud de un individuo. Por ejemplo, no es lo mismo acumular grasa en los brazos o piernas que alrededor de la cintura o los órganos internos vitales, como el hígado o el corazón. Esto último tiene un mayor riesgo para la salud y no es tenido en cuenta por la visión simplista del IMC. Solo con él pueden pasar desapercibidos estados carenciales de salud en personas sin un exceso de peso notable.
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