Guía para reconectar con la pareja después de una infidelidad
Psicólogos y sexólogos explican cómo salvar los trastos en la resaca 'poscuernos'
unque existen desde que el mundo es mundo -seguro que, en la Prehistoria, el cachas de la caverna de enfrente se ponía las botas con ... las mujeres de los que se iban a cazar mamuts-, los expertos afirman que ahora mismo «estamos en máximos históricos de infidelidad». «Se estima que ahora mismo en España hay ocho millones y medio de hombres infieles y siete millones y medio de mujeres», indica Lara Ferreiro, psicóloga y experta en relaciones de pareja. «Es decir, una de cada tres personas podría ser infiel», resume. Son datos de Ashley Madison, el portal de los infieles -desliza la experta-, donde también se hacen eco de que el motivo número uno de infidelidad es la insatistacción sexual y de que, por ejemplo, el 60% de las mujeres finge el orgasmo con su marido. Tal y como explica Ferreiro, es ahora cuando empiezan a desvelarse los comportamientos infieles, a cuantificarse y a establecerse patrones, algo muy útil para estudiar estas conductas, explicarlas y, por tanto, superarlas.
«Ahora sabemos, por ejemplo, que un amante suele durar unos seis meses de media», repasa la psicóloga, que tiene que tratar en consulta muchas resacas de infidelidades. Tras unos cuernos, «el 60% de las parejas rompe, pero el 40% sigue», afirma. Para algunos los cuernos son motivo fulminante de ruptura y para otros abren un camino siempre duro, de mucho trabajo y de final incierto. Varios expertos en psicología y sexualidad dan pautas para gestionar la etapa 'posinfidelidad' y reconectar de nuevo con la pareja (si es que queremos ser de ese 40% que apuesta por seguir juntos pese al desliz).
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Lo emocional
Para empezar, Lara Ferreiro aclara algo: «Nunca se perdona una infidelidad, se aprende a vivir con ello. Nadie puede perdonar de verdad algo que le ha hecho daño. El duelo suele ser de un año, en terapia». Partiendo de esa premisa, ¿se puede hacer algo? Por supuesto que sí. Vamos por partes.
* Lo primero es reconocer el daño causado. «Sin minimizarlo», aclara Ferreiro.
* A continuación, hay que ver cómo ha sido la infidelidad . Duele, pero este paso es mejor no obviarlo. «Que te den todos los detalles, porque a veces te ofrecen verdades parciales y luego al final tú estás muchísimo peor», indica la psicóloga. Este es un punto muy espinoso: hay quien no quiere saber (por eso hay que negociarlo). Según los expertos, es bueno crear lo que se llama 'ventana de preguntas', es decir, un tiempo limitado para hablar de la infidelidad y resolver interrogantes. El objetivo es no estar todo el tiempo sacando el tema a colación y contaminándolo todo.
* El tercer paso es comprobar si hay propósito de enmienda. «Aquí hay que hacer un ejercicio de honestidad», reclama Ferreiro.
* Otra etapa podría ser ir a terapia de pareja. En muchas ocasiones, es conveniente acudir a un profesional para que nos ofrezca «un espacio seguro donde mejorar la comunicación y expresarnos con sinceridad». Solo si ambos están a gusto, claro.
* Llegar a nuevos pactos. «Hay que crear nuevas reglas en la relación, es muy importante», destaca la experta. En algunos casos ella ha visto cómo la víctima de la infidelidad empieza a controlar al otro, incluso exigiendo tener a mano su geolocalización en todo momento. Y, como se busca el perdón..., pues se transige en todo, y tampoco es eso.
* Reservar 'horas rosas'. Tiempo para cuidarse el uno al otro, para salir juntos y estar solos. Junto a esto, hacer planes (un viaje, redecorar la casa...) para «fomentar la sensación de equipo», indica Ferreiro, quien recalca que, pese a todo, el duelo hay que pasarlo, sí o sí: «Ira, miedo, dolor, culpa... y, cuando pases por un montón de fases, ya estarás capacitado para saber de verdad si quieres seguir o no».
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Lo sexual
La infidelidad va a hacer estragos en la vida sexual de una pareja. Salvo en casos excepcionales, «cuando existe enfado o rechazo es un reto recuperar el contacto físico», resume la sexóloga Lucía Jiménez, de la firma Diversual. «Además, en la cama pueden 'aparecer imágenes' de cómo tuvo que ser el sexo con la otra persona, lo que puede mermar aún más el poco deseo que quede».
* «Primero hay que trabajar la conexión emocional, porque, si no lo hacemos, exponernos a situaciones sexuales puede hacer la herida mayor», señala la psicóloga.
* Poco a poco. Por eso, mientras aprendemos a reconectar, lo indicado es empezar por un contacto físico más suave y calmado, generando espacios de intimidad que no fuercen a nada más: abrazarse en el sofá, dormir desnudos, darse un masaje...».
* A evitar. Si forzamos el sexo, advierte Jiménez, pueden producirse escenas desagradables que empeoran las inseguridades. «Hay que entender que, aunque la mente nos diga una cosa, el cuerpo puede no estar preparado o puede encuadrarlo como una amenaza y ponerse a la defensiva por miedo a que le hagan daño emocional de nuevo», explica la sexóloga.
* Por eso lo fundamental es recuperar paulatinamente el deseo (suele producirse lo que se llama 'apagón erótico'). «Los sexólogos recuerdan que el deseo es algo flexible: puede apagarse en ciertas etapas pero también reinventarse -sostiene Adnane KABAJ, experto en bienestar sexual de Intyessentials-. Solo requiere tiempo y reconectar con nuestro propio cuerpo con masajes y juegos eróticos que nos ayuden a reducir la ansiedad».
* Para Monica Chang, experta en bienestar sexual de iroha, «mientras que la pareja infiel debe expresar culpa, la pareja traicionada debe priorizar el cuidado personal. Y, de cara al futuro, ambas partes deben participar en experiencias nuevas y positivas para fomentar la conexión». De ahí al sexo de nuevo satisfactorio hay un salto muy pequeño.
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