Una veterinaria alerta de los errores que cometemos con los animales callejeros
Ahora que empieza el frío, nos dan aún más pena y con la mejor intención tomamos iniciativas contraproducentes
En España se abandonan 300.000 mascotas al año y muchas de ellas terminan vagando por las calles en una búsqueda constante de alimento y ... refugio. Aunque las protectoras recogen a muchos de ellos, el número de perros y gatos sin hogar sigue siendo brutal: las últimas estadísticas hablan de 800.000 canes que viven por su cuenta y los programas felinos de captura, esterilización y retorno ('CER') apenas han alcanzado a un 2% de los gatos callejeros estimados, que se cuentan por cientos de miles.
En este contexto y con los meses más duros del invierno en ciernes, muchos ciudadanos se preocupan por los animales desatendidos que rondan sus calles y barrios: «Los problemas más frecuentes que presentan -explica la veterinaria Lucía Santo, colaboradora de la firma Natura Diet– son afecciones respiratorias (como traqueítis, bronquitis o neumonías), problemas en piel por la proliferación de hongos y bacterias debido a la humedad excesiva, heridas infectadas al ensuciarse con barro y agua contaminada y trastornos digestivos causados por la ingesta de agua estancada o alimentos deteriorados».
Lo anterior, sumado a la proliferación de parásitos externos (como pulgas y garrapatas), deriva en síntomas evidentes como «un rascado constante, pérdida de pelo, presencia de calvas, temblores, tos, estornudos, dificultad para respirar, diarrea, vómitos e incluso un abdomen hinchado», concreta la experta.
¿Conviene entonces actuar 'motu proprio' y darle cobijo al perro o gato que nos da tanta pena? Para Santo no es tan sencillo: «Para empezar, un animal así puede mostrar inquietud y agresividad. Lo más recomendable es contactar con un veterinario o una protectora, ya que cada caso requiere un manejo y un protocolo específico. Alojar a un animal en casa, cuando no somos sus tutores legales y no están acostumbrados a nuestra presencia, puede ser una opción muy loable en épocas de lluvias y climatología extrema, pero debemos de ser cautos».
En caso de que la protectora o el organismo competente conviniese una acogida temporal, desde Natura Diet recalcan la importancia de estar bien informados para no poner en riesgo al propio animal, a uno mismo o a los animales que ya puedan vivir en nuestros hogares: «Esto pasa por proporcionar un espacio muy tranquilo, sin 'amenazas', con comida, una temperatura adecuada y agua constante. También se puede ayudar a crear ese espacio en el exterior si el animal no acepta el contacto humano. Cuando el riesgo climatológico haya pasado, deberíamos contactar de nuevo con la protectora para iniciar el proceso de adopción o el retorno a su lugar de origen, siempre supervisado y validado por las autoridades competentes».
También deberíamos cuidarnos de improvisar refugios en descampados utilizando materiales como cartones o mantas, ya que se empapan fácilmente (lo que contamina el agua que hayamos dejado al animal). Además, por descontado, se desaconseja suministrar cualquier tipo de medicación sin control veterinario, algo que Santo tilda de «muy peligroso si desconocemos el peso, la edad o el estado general del perro o el gato».
El caso de las colonias felinas
Las colonias felinas, esto es, grupos de gatos viviendo en libertad o semilibertad sin tutor o dueño identificado, resultan cada vez más numerosas. Tanto como el número de ciudadanos que se prestan a gestionarlas de forma altruista, previa solicitud al Ayuntamiento de turno, ya que la Ley 7/2023 de Protección de los Derechos y el Bienestar de los Animales obliga a los consistorios a registrarlas documentalmente.
Entonces, ¿qué medidas prácticas deberían adoptar para garantizar el bienestar de estas colonias los vecinos y voluntarios cuando el clima se vuelve adverso? Santo recomienda «instalar refugios diseñados para resistir la lluvia y el viento; que ofrezcan espacios seguros desde el punto de vista de un gato. Es decir, con diferentes 'escondites' en alto y varias vías de escape, ya que la verticalidad es fundamental para la sensación de seguridad de los felinos».
En cuanto a la alimentación, la veterinaria pide «priorizar el alimento seco, ya que su escasa humedad natural hace que se deteriore mucho más lentamente que el alimento húmedo; e intentar ofrecer la comida en el mismo horario y lugar cada día, para que se acostumbren a la cercanía del humano y a esa rutina de alimentación».
A esto se suma la higiene de las áreas de descanso y de los comederos y bebederos: «Debemos cambiar el agua y retirar los restos de comida con relativa frecuencia, dentro de nuestras posibilidades. Esos momentos de alimentación y limpieza son perfectos para observar de cerca a los animales y detectar posibles signos de enfermedad».
Puestos a elegir unos alimentos sobre otros, finalmente, optaremos por aquellos «que prioricen las proteínas; los ácidos grasos (como los omega-3 y omega-6); los minerales (como el zinc) y las vitaminas (como la A), ya que en climas extremos tanto la densidad energética del alimento como su aporte de aminoácidos esenciales pueden inclinar la balanza drásticamente», sentencia la colaboradora de Natura Diet.
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