El nuevo proyecto para Mantible marca la consolidación de la pila y la reconstrucción de la bóveda
La recuperación del arco logroñés del puente dará comienzo el próximo verano, pasará de costar 703.000 a 772.000 euros y tendrá un plazo de ejecución de 10 meses frente a los seis iniciales
J. C. / L. R.
Martes, 20 de abril 2021, 16:05
Ya hay solución definitiva. Un proyecto de obras modificado en virtud a una asistencia técnica que ha determinado los pasos que habrá que dar para hacer que Mantible vuelva a ser lo que era antes del derrumbe del 24 de enero después de años de advertencias de riesgo de colapso y tras no llegar a tiempo para acometer una intervención ya prevista.
El nuevo proyecto de obras, que modifica el anterior y que pasa por consolidar la pila y reconstruir la bóveda, se licitará en próximas fechas a fin de que los trabajos puedan comenzar en verano. El mismo, finalmente, pasará de costar 703.000 euros a 772.000 y tendrá un plazo de ejecución de 10 meses frente a los seis iniciales.
El concejal de Patrimonio y Centro Histórico, Adrián Calonge, y el edil Rubén Antoñanzas, uno de los 'socios' del Ejecutivo local, han informado este martes sobre la nueva redacción del proyecto para el puente.
Así, y tras la realización de un estudio por parte de los técnicos municipales, se contrató una asistencia técnica centrada en la valoración con criterios arqueológicos de la bóveda caída, el estado de los arranques del arco, y del estribo y la pila para poder realizar las modificaciones pertinentes a fin de incluir la reconstrucción por anastilosis del conjunto.
«De este modo, más allá de las labores de consolidación, rehabilitación y restauración marcadas inicialmente para el puente Mantible, ahora se suma la variante de reconstruir el arco, lo que conlleva reformular el proyecto para poder quitar del mismo las acciones necesarias para su mantenimiento e incluir su reconstrucción», ha señalado el concejal de Patrimonio y Centro Histórico, Adrián Calonge.
Aunque el derrumbamiento se produjo por el movimiento de la pila, bien por el deslizamiento de su base o por un giro de la misma, el estudio realizado no descarta que el arco haya colapsado por la caída masiva de dovelas o de fragmentos completos de la bóveda.
En este sentido, se ha realizado un arduo trabajo de observación y seguimiento del estado de esa pila, tanto en su cimentación como en la parte que aún queda en pie. «Una labor que ha desvelado que ha habido un desprendimiento de las grandes lajas de piedra que constituyen la cimentación del arco y que ha ocasionado su pérdida; y que ha permitido comprobar la existencia de cinco grandes grietas de las cuales tres están abiertas, aunque una parcialmente sellada por el asentamiento de la pila liberada del peso del arco y otra con desplazamiento de plano», ha destacado el edil Rubén Antoñanzas.
En función de diferentes factores –técnicos, meteorológicos o el imprevisible comportamiento del río Ebro–, se estima que la ejecución de la obra tenga una duración estimada de diez meses, frente a los seis marcados antes del colapso del arco.
«Asimismo, todo el procedimiento se llevará a cabo con la debida supervisión arqueológica, se acometerán accesos provisionales seguros tanto al lecho inundable como a las estructuras de obra y se realizará un seguimiento a largo plazo mediante la aplicación de testigos e hitos para controlar mediante el uso de las nuevas tecnologías la evolución de esta intervención a lo largo de los años y poder tener una mayor facilidad en su mantenimiento y conservación», ha añadido Antoñanzas.
La intervención, que antes del colapso del arco tenía un importe máximo de licitación de 703.460,80 euros, se incrementará en 68.753,50 euros, cuantía total con la que no solo se va a reconstruir el arco caído, sino que acometerá la totalidad del proyecto de rehabilitación y su difusión.
Nueva prueba subacuática
Aunque la reconstrucción del arco que colapsó el pasado invierno supone la principal modificación con respecto al proyecto inicial, el primer cambio reseñable son las diferentes actuaciones necesarias para consolidar la pila, la más perjudicada que antes del derrumbe.
«Por ello, y para asegurarse del estado real de la base sumergida de la pila y de la oquedad descubierta en agosto de 2019, será necesario realizar una nueva prueba subacuática», ha dicho Calonge.
A continuación, se rellenará la cavidad con material hidrofugante para poder evacuar el agua usando métodos a presión, procedimiento también se llevará a cabo en las nuevas oquedades o fisuras que se puedan detectar.
Finalmente, para asegurar la base de la pila se reforzará la cimentación mediante cables tensores o barras de acero que hilvanen los estratos que hay bajo la pila y la anclen, lo que permitirá que la pila, las lajas de piedra, los estratos de arenas y los diferentes conglomerados permanezcan sujetos.
Proceso de anastilosis
El proceso de restauración completo de la bóveda o arco se realizará en dos fases siguiendo el proceso de anastilosis, es decir, creando un 'puzle' con la piedra original en una posición similar a la de la fábrica de su momento de construcción, nuevos elementos pétreos de naturaleza similar y morteros de unión hidrofugantes para facilitar su conservación.
En la primera fase se recuperarán las piezas caídas, se sanearán, se limpiarán y, en caso necesario, se restaurarán aquellas estén en peor estado de conservación.
En la segunda fase se reconstruirá el arco sobre una cimbra con las piezas originales y las nuevas en aquellos lugares donde sea necesario. La construcción de la estructura en altura se llevará a cabo antes de las lluvias otoñales y cuando la pila esté asegurada.
Una vez el arco quede levantado a su posición original, se procederá a su unión con los arranques que se mantienen en pie mediante el relleno en capas de los mampuestos y su cubrimiento con piezas de piedra.
Otras actuaciones
En cuanto a la conservación de los paramentos, se llevará a cabo una limpieza manual de la piedra y del mortero para retirar la suciedad, los elementos erosivos y la propia vegetación. Para ello se emplearán cepillos de cerdas naturales, agua atomizada, nebulizada o a presión en función del estado de la piedra, el rejuntado con mortero de cal o los propios sillares.
Los huecos y grietas detectados en la obra serán rellenados con compuestos hidrófugos o de cal, así como dotados de elementos tensores que propicien el encofrado de estos elementos. Dependiendo de la evolución de los trabajos, no se descarta el empleo de otras metodologías como el cosido o el grapado.
Finalmente, las juntas de la pila, el nuevo arco y el estribo de la margen derecha quedarán debidamente impermeabilizados mediante el uso de membranas de diferentes materiales o de materiales hidrofugantes.