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Castillo de Vinuesa. Tres montañeros caminan por los altos de Sierra Cebollera.

Cumbres de Cebollera, con la frente al cielo

Las cumbres de Cebollera, sobre los dos mil metros, recorren un paraíso natural de otro planeta

J. Sainz

Logroño

Miércoles, 27 de mayo 2020, 12:39

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Aquí en La Rioja, muy lejos de los Himalayas y muy por debajo de los ochomiles y la zona de la muerte aunque no estamos libres de sufrir ese mal propio del hombre blanco, también tenemos en Sierra Cebollera nuestra frente al cielo. Y en sus cumbres, vestigios de un pasado glaciar, discretas y solitarias como regiones vírgenes, solo puede afectarnos el bien de altura. No necesitarás una millonada, ni contratar sherpas, ni tramitar visados, ni comprarte una equipación del copón, no necesitarás aclimatación, ni oxígeno... Bastará con superar tu propio escalón, el escalón Cebollera.

Ruta integral

Itinerario: la Blanca (1.198 m.), barranco de Puente Ra, senda de la majada de las Desecadas (km. 2,5), pista, cortafuegos y collado del Aspa (1.916 m.) (km. 5), Cueva Grande (2.078 m.) y Pico Verde (2.091 m.), la Mesa (2.163 m.) (km. 7.8) y Mesa Sur (2.162 m.), Cueva Mayor (2.135 m.) y pico Cebollera (2.141 m.) (km. 11.2), Telégrafo (2.081 m.) y Santocenarrio (2.054 m.) (km. 14.7), Castillo de Vinuesa (2.086 m.) (km. 18.2), Buey (2.034 m) y Peña Negra (2.023 m.) (km. 22.3), refugio de cazadores y regreso por la pista de Hoyos a la Blanca (km. 35)

Dificultad: alta (por desnivel y distancia)

Otros puntos de interés

Pueblo: Villoslada de Cameros

Centro de Interpretación de Sierra Cebollera: en Villoslada (941 46 82 16 y sierra.cebollera@larioja.org

Ermita: Lomos de Orios

Por los altos de Cebollera

Ese escalón de mil metros de desnivel desde los valles altos del río Iregua y sus primeros hermanos da paso a una extensa meseta y una serie de cimas de rocas cuarcitas descompuestas que superan tímidamente los dos mil metros de altitud y constituyen uno de los enclaves más hermosos de La Rioja, declarado parque natural en 1995.

Situada en el tramo noroccidental de las estribaciones del Sistema Ibérico, esta cadena montañosa ejerce de límite natural entre las provincias de Soria y La Rioja y vierte sus aguas tanto al Duero (por el río Razón), al sur, como al Ebro (por el Iregua), al norte, hacia donde mira al Camero Nuevo, con Villoslada a lo lejos y la ermita de Lomos de Orios en su regazo. Su topografía de suaves lomas desgastadas por la erosión se desprende más abruptamente en su vertiente septentrional en cubetas u hoyos rodeados por circos glaciares, morrenas y barrancos; la antediluviana morfología del hielo que ha esculpido la monumental Cebollera, al igual que los Picos de Urbión.

A la hora de echarse al monte, un sinfín de rutas parciales (muchas de ellas establecidas y marcadas por el Parque Natural de Sierra Cebollera) permite ir conociendo Cebollera y descubriendo sus tesoros a excursionistas de casi cualquier nivel a lo largo de todo el año. Ahora bien, recorrer íntegramente su cordal principal, que exige acometer una travesía circular de no menos de treinta kilómetros, son palabras mayores. Pero, por palabras, aquí que no quede.

Cebollera integral

Partiendo del área recreativa de la Blanca (1.198 m.), donde confluyen bajo el cerro la Sartén el todavía joven río Iregua y el arroyo hermano de Puente Ra, tomamos la pista que remonta este segundo barranco por sus cascadas. A mano izquierda un sendero bien marcado asciende por el pinar hacia la majada de las Desecadas y llega a la pista de Hoyos de Iregua, dejando la ermita muy próxima a la izquierda. Esta pista es una buena vía de comunicación por abajo, pero nosotros la atravesamos y continuamos hacia arriba hasta dar a nuestra izquierda con el cortafuegos que asciende al collado del Aspa (1.916 m.).

Es en este punto donde al salir de los pinos nos encontramos realmente frente al escalón de Cueva Grande (2.078 m.) y Pico Verde (2.091 m.), un promontorio rocoso y algo laberíntico (aunque con buenos hitos) que nos situará súbitamente a dos mil metros.

Y realmente esto es ya otro nivel, se diría incluso otro planeta: una amplísima y espectacular meseta aparentemente desértica, apenas alfombrada por la resistente vegetación arbustiva de altura, se eleva sobre el resto del mundo. Abajo quedan los hoyos pedregosos (la Gamella y la Chopera al este, Pedroso al oeste y, aún más adelante, Hoyo Mayor). Sin pérdida posible y sin apenas esfuerzo iremos recorriendo las cotas principales:en primer lugar, la Mesa (2.164 m.), la más elevada, y no lejos, la Mesa Sur (2.163 m.). Sortearemos pequeñas lagunas estacionales y divisaremos otras hacia el alto de la Cueva (2.135 m.) y Cebollera (2.141 m.).

El horizonte al sur castellano se amplía y declina suavemente, pero enfilamos hacia el oeste con el pie izquierdo pisando suelo soriano y el derecho bordeando la cornisa sobre los hoyos riojanos, a los que se puede acceder por sinuosas y vertiginosas senditas que hay que saber encontrar. Se suceden, ahora sí con mayores desniveles, el Telégrafo (2.081 m.) y al rocoso Santocenarrio o Santosonario (2.054), con el atajo alternativo del cortafuegos de Callahornos. Pero seguimos y seguimos adelante, sin pérdida posible, rumbo a la más imponente de todas las cimas del cordal,el Castillo de Vinuesa (2.086 m.) que nos exigirá más que las anteriores, pero nos compensará infinitamente con su panorámica general y su vista privilegiada de los Hoyos de Iregua y su singular bosquete de pino negro.

Solo nos queda ya un regreso largo más largo aún si nos aproximamos antes a tocar el Buey (2.034 m.), sobre el puerto de Santa Inés, y la montenegrina balconada de Peña Negra (2.023 m.) bajando al refugio de cazadores para tomar la pista de vuelta a la Blanca, lejos aún, acompañando al río d nuevo entre el bosque.

No es escalar el techo del mundo, ni siquiera el de La Rioja, pero allí habrás dejado la frente al cielo. Yla habrás dejado muy alta. Sagarmatha.

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