Rubén Sánchez |Periodista y directivo de Facua
«La verdad lo tiene difícil para competir con la mentira, que es más llamativa»La Biblioteca de La Rioja acogió la presentación de 'Bulos', libro en el que se abordan las mentiras a las que ha hecho frente el autor, que reflexiona sobre la desinformación
El periodista Rubén Sánchez, secretario general de Facua-Consumidores en Acción, ha presentado este martes en la Biblioteca de La Rioja, en Logroño, su nuevo ... libro 'Bulos. Manual de combate', en el que cuenta cómo se ha enfrentado, personalmente, a diferentes bulos informativos.
– ¿Qué responsabilidad tiene el lector a la hora de aceptar un bulo como noticia válida?
– Hay que asumir que somos adultos y, por lo tanto, si leemos y compartimos bulos, nos convertimos en un altavoz de los mismos. Debemos saber a qué medios y fuentes le damos credibilidad. Recibir un mensaje de un cuñado sin ni siquiera un enlace a un medio de comunicación solvente sin cuestionar nada es una irresponsabilidad. Por otra parte, hay medios de comunicación creados expresamente para la difusión de bulos, con independencia de que el periodista, o cualquier medio, a veces difunda bulos porque se la cuelan o comete errores. Los que somos serios lo subsanamos publicando rectificaciones. Pero hablamos de desinformadores, porque no deberíamos ni llamarlos periodistas, con determinados intereses económicos y políticos, que son los que tenemos que cuestionar.
«El discurso del bulo es muy morboso, muy espectacular, y es difícil rivalizar con él»
– ¿Los medios convencionales también deberíamos hacer autocrítica sobre por qué hemos perdido credibilidad ante ciertos lectores o generaciones?
– Quizá hay una competencia muy dura frente a esos desinformadores que simulan ser periodistas. Y hay que tener en cuenta que el mensaje, el discurso del bulo, es muy morboso, muy espectacular, y es difícil competir contra él. La verdad lo tiene muy difícil para competir con la mentira porque esta es mucho más llamativa. Lo que hay que asumir es que, quizá, no hemos llegado a tiempo para enfrentarnos a ciertos difusores de bulos porque, como Alvise, que ha llegado a ser eurodiputado, mientras crecían sus seguidores en Telegram había periodistas que no querían darle bola, confundiendo darle protagonismo con desmontar sus bulos. Con determinados personajes no hemos llegado a tiempo de desmontar sus mentiras y eso es, en buena parte, responsabilidad de los medios de comunicación.
«Hay una gran maquinaria de la extrema derecha para aupar a personajes como Trump»
– A menudo se cree que los bulos son algo novedoso y solo cosa de la extrema derecha, pero ni una cosa ni otra, ¿no es cierto?
– Claro. Desde que existe el ser humano se han difundido bulos, la mentira es inherente al hombre y su lenguaje, lo que pasa es que con los medios de comunicación y las redes sociales se amplifican, dando el poder a cualquier ciudadano de difundirlos, más allá de la conversación en un bar. Esto nos hace más responsables, tendríamos que medir mucho más qué compartimos, ser soldados en la necesaria guerra contra los bulos, compartiendo la verdad y mensajes que desmonten bulos. Hoy en día los bulos no son cualquier cosa, hunden reputaciones, desacreditan y pueden, incluso, poner en juego a nuestra democracia.
– ¿Y no solo son cosa de la extrema derecha, no?
– Los bulos los puede difundir cualquiera. Yo mismo he difundido alguno. Los periodistas difundimos mucha información y a veces nos la han colado. Lo que nos diferencia de los profesionales de la mentira es que rectificamos. Ellos difunden la mentira queriendo, mientras que nosotros, en alguna ocasión, nos hemos podido equivocar.
«Los periodistas nos enfrentamos diariamente a la batalla de dar información veraz»
– Su libro aborda los bulos que ha sufrido usted en primera persona. ¿Es peor lo que inventan o la aparente impunidad?
– Tan mala es una cosa como la otra. Mi perfil ha sido objeto de bulos porque adquirí popularidad por ser dirigente de Facua. Determinados políticos, empresarios y pseudoperiodistas de la extrema derecha han montado campañas de difamación sobre mí hasta el punto de ver empapelada mi ciudad, Sevilla, con carteles con mi cara llamándome «delincuente» y con el mensaje de «Se busca». Y esos carteles se pagaron, se contrataron los soportes del mobiliario urbano para decir que Facua era «una organización mafiosa». Ese ha sido uno de los ejemplos más duros de campañas contra mí y hubo viralización, gente que se lo creyó y lo compartió. En Andalucía, el PP dio por buenas las mentiras de Ausbanc y Manos Limpias hasta llegar a decir en el Parlamento que Facua y yo cometíamos delitos con dinero público, y cuando se desmontaron todos esos bulos no nos pidieron perdón. En este caso, logramos en tribunales una sentencia pionera a nivel mundial que obligó a Luis Pineda [jefe de Ausbanc] a publicar durante treinta días seguidos que había sido condenado por difundir mentiras. Y tuvo que hacerlo desde la cárcel.
– ¿Pero no siempre tienen, en el fondo, fines políticos los bulos?
– Pueden tener todos los fines que quieras, desde desacreditar la imagen de un vecino que te cae mal a querer derrocar a un gobierno. Lo que ocurre actualmente es que hay una gran maquinaria a nivel mundial de la extrema derecha, con potentes inversiones detrás. para la difusión de bulos y aupar al poder a personajes como Miley, Trump o Abascal. Y ya están consiguiendo ultraderechizar a parte del PP, que han empezado a comprar las tesis de Vox. Creíamos que la guerra contra el racismo, la homofobia y el machismo la estábamos ganando y, de pronto, volvemos a encontrarnos con mucho mensaje racista y machista por parte de gente que antes incluso votaba a izquierda.
– Y el bulo parece salir rentable, ¿no? Ahí están Trump y Alvise..,
– Pueden serlo. Es una guerra muy difícil de ganar. Son batallas del día a día. Lo periodistas nos enfrentamos diariamente a la batalla de dar información veraz y desmontar mentiras. Aunque no ganemos la guerra a nivel global, podemos ganar batallas en el día a día y eso nos debe alegrar.
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