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Dos empleados del retén fúnebre introducen en el furgón dos bolsas con los huesos humanos en la calle Luis Fenollet. Ignacio Cabanes

El triste y solitario final de Antonio Famoso, el hombre que llevaba muerto 12 años en su casa

El desarraigo familiar del albañil jubilado, que renunció a la custodia de sus dos hijos y los desheredó, y sus escasas relaciones sociales hicieron posible que nadie lo echara de menos

Javier Martínez e Ignacio Cabanes

Valencia

Miércoles, 15 de octubre 2025, 10:30

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Morir en soledad, fallecer sin que nadie lo sepa o se dé cuenta, es más triste si cabe cuando encuentran el cadáver 12 o 13 años después en un piso de una comunidad de propietarios, un edificio de una ciudad grande como Valencia. Pero a veces la carencia de compañía es voluntaria. Antonio Famoso Jiménez no tenía familia porque renunció a ella hace mucho tiempo, apenas saludaba a sus vecinos cuando se cruzaban con ellos en el ascensor o las escaleras, y tampoco tenía amigos íntimos que lo echaran de menos.

Dicen de Antonio que no era un buen padre. Cuando se separó de su mujer en 1990, no quiso mantener contacto con sus dos hijos, renunció a la custodia de los dos menores (en aquel entonces tenían 13 y 14 años) y los desheredó cuando cumplieron la mayoría de edad.

El apellido Famoso es lo único que compartían el solitario vecino de la calle Luis Fenollet y sus dos hijos, un hombre y una mujer (ahora), que superaron muchas dificultades en su adolescencia y prosperaron en la vida gracias a su propio esfuerzo y al sacrificio y la fortaleza de una 'madre coraje'.

Tras la separación física y emocional de la familia, el albañil jubilado se quedó a vivir en el domicilio y su exmujer y sus dos hijos tuvieron que abandonar la casa y ganarse el sustento por cuenta propia, algunas veces con ingenio y otras con constancia, para salir adelante en la vida.

En los últimos 35 años no tuvieron noticias de su padre. Ni Antonio quería ver a sus hijos, uno de ellos policía local, ni estos querían ver a su progenitor, por lo que la soledad del hombre hallado muerto en un piso de la calle Luis Fenollet era una carencia voluntaria de compañía. Ninguna tarjeta de felicitación por Navidad, ninguna llamada telefónica y ninguna muestra de arrepentimiento por haber abandonado a su familia.

Como ya informó este periódico, las intensas lluvias de los últimos días revelaron el triste y solitario final de Antonio en su domicilio en el barrio de la Fuensanta. Su esqueleto fue encontrado el pasado sábado (11 de octubre) por los bomberos entre kilos y kilos de basura y palomas muertas cuando acudieron a la vivienda por unas filtraciones de agua.

Tras inspeccionar la casa, los agentes de la Policía Científica no hallaron indicios criminales como podrían ser señales de una pelea o alguna puerta forzada por un posible robo. Un policía del Grupo de Homicidios también acudió a la vivienda y tampoco encontró ninguna prueba que pudiera sugerir un muerte violenta del albañil jubilado.

Uno de los agentes encontró en la casa la documentación de Antonio Famoso, nacido en el año 1939. En una primera inspección del esqueleto, que apareció en el suelo entre una cama y un armario, el forense no apreció ninguna lesión externa en los huesos. El teléfono fijo estaba descolgado. La puerta se encontraba cerrada por dentro con pestillo y cadena, lo que refuerza la principal hipótesis policial de que el hombre habría fallecido por causas naturales cuando estaba solo en la vivienda.

La última vez que los vecinos recuerdan haberlo visto con vida fue el 24 de enero de 2013, hace poco más de 12 años, en la junta ordinaria de la comunidad de propietarios de viviendas del número 6 de la calle Luis Fenollet de Valencia. El administrador de la finca, Alejo Pérez, apuntó los números de todas las puertas de los vecinos que acudieron aquel día a la reunión, entre ellos Antonio

«Esa fue la última vez que lo vi. Ha pasado mucho tiempo. Me acuerdo un poco de la reunión de aquel año, porque los vecinos aprobaron las obras de rehabilitación de la fachada, y al año siguiente ya no vino», recuerda Alejo.

En enero de 2016, el administrador escribió en su libreta el último apunte sobre al propietario de la la puerta 12, pero esta vez debido a su preocupante ausencia. Alejo anotó la siguiente frase en el acta de la junta ordinaria: «Se comenta lo extraño de la desaparición del propietario de la puerta 12. No existe partida de defunción ni se localiza su paradero».

«En aquella reunión nadie se quejó de malos olores en la finca, pero llamamos a la Policía para decir que Antonio podría estar muerto dentro del piso. Era una posibilidad que no comprobaron», añade el administrador de la finca, que sigue gestionando los asuntos económicos, técnicos y legales de comunidad de vecinos.

El desarraigo familiar de Antonio y sus escasas relaciones con los vecinos y comerciantes del barrio de la Fuensanta hicieron posible que no descubrieran su muerte hasta 12 o 11 años después, ya que se desconoce la fecha exacta del fallecimiento.

Ninguno de sus vecinos tiene un recuerdo próximo de él, y algunos creían que había dado con sus huesos en un geriátrico. Tampoco lo echó de menos su familia. Y hasta que la lluvia y la muerte no se dieron la mano el pasado sábado, no trascendió la historia del hombre que llevaba muerto 12 años en su casa.

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