Borrar
La concentración de gases de efecto invernadero pulveriza los récord históricos

La concentración de gases de efecto invernadero pulveriza los récord históricos

La Organización Meteorológica Mundial alerta de que la presencia de CO2 en la atmósfera, salvo que se produzca un recorte drástico de emisiones, seguirá en ascenso en 2030

Necesitas ser suscriptor para acceder a esta funcionalidad.

Lunes, 25 de noviembre 2019

Necesitas ser suscriptor para acceder a esta funcionalidad.

Compartir

Cuando solo falta una semana para que el mundo se examine en la Cumbre del Clima de Madrid sobre su grado de compromiso en la lucha por frenar el cambio climático, los datos objetivos apuntan a que, a día de hoy, los incumplimientos en la reducción de emisiones de gases de efecto invernadero son generalizados y que el calentamiento global sigue su avance acelerado.

La concentración media mundial de dióxido de carbono (CO2), el principal gas causante del efecto invernadero, no solo no se redujo en 2018 sino que, con 407,8 partes por millón, pulverizó todos los récord históricos existentes, según el informe anual emitido por la Organización Meteorológica Mundial (OMM).

El incremento anual de la concentración de CO2 en la atmósfera fue de un 0,56%, lo que significa que la presencia de este gas no solo mantiene su crecimiento sino que acelera el ritmo de concentración, ya que se trata de una subida superior a la media de la última década. La concentración actual de dióxido de carbono, generada fundamentalmente por la quema de combustibles fósiles -carbón, petróleo y gas-, es una vez y media superior a la que había a mediados del siglo XVIII, en la época preindustrial.

Lo peor, pese a todo, no son las actuales y altísimas concentraciones sino que el informe de la OMM advierte que, salvo que se produzca un recorte urgente y drástico de las emisiones, la presencia de CO2 en la atmósfera no dejará de crecer a lo largo de la próxima década, sin que nada indique cuándo se podría alcanzar su techo, lo que tiraría por tierra todos los compromisos de reducción para 2030 alcanzados en el Acuerdo del París de 2015 y la posibilidad de frenar los efectos más desastrosos del cambio climático.

El vaticinio apunta al incumplimiento del objetivo del Acuerdo de París y a una aceleración del cambio climático y de los fenómenos meterológicos extremos

El acuerdo firmado por 195 países se compromete a limitar las emisiones de gases de efecto invernadero para lograr frenar el calentamiento global y que las temperaturas en el siglo XXI se eleven un máximo de dos grados centígrados sobre la época preindustrial, pero con el objetivo de intentar que ni siquiera superen el uno y medio a final de siglo. El panel de científicos de la ONU dejó claro que, si se quiere evitar un desastre climático, la temperatura no puede subir más de 1,5 grados y que para conseguirlo es imprescindible que ya en 2030 el recorte de emisiones de CO2 sea al menos del 50% sobre las de 1990, para que en 2050 se puedan alcanzar las cero emisiones.

El camino que recorre la Tierra parece justo el contrario. El secretario general de la OMM, Petteri Taalas, lo dejó claro: «No hay indicios de que se vaya a producir una desaceleración, y mucho menos una disminución, de la concentración de los gases de efecto invernadero en la atmósfera a pesar de todos los compromisos asumidos en virtud del Acuerdo de París sobre el cambio climático».

Camino del desastre

O los países firmantes pasan a la «acción» y aumentan de forma considerable «el nivel de ambición» de su calendario de recorte de emisiones, avisó Taalas, o «las generaciones futuras tendrán que hacer frente a unas consecuencias cada vez más graves del cambio climático», con efectos como «el aumento de las temperaturas, unos fenómenos meteorológicos más extremos, un mayor estrés hídrico, la subida del nivel del mar, y la alteración de los ecosistemas marinos y terrestres». De hecho, la OMM recordó que la actual concentración récord de CO2 solo se superó en el planeta hace entre tres y cinco millones de años, un tiempo previo a la humanidad en el que la temperatura media era dos o tres grados centígrados más alta y el nivel del mar superaba entre 10 y 20 metros el actual.

Las alertas de la OMM, que tienen como destinatarios principales a los mandatarios mundiales que se reunirán a partir del 2 de diciembre en Madrid, coinciden por completo con las alarmas que encendió hace 20 días la Fundación Ecológica Universal (FEU). Este grupo de expertos climáticos internacional examinó al detalle los compromisos de actuación a una década vista que ya han presentado 184 de los 195 firmantes del Acuerdo de París para concluir que son totalmente insuficientes. Avisan que, de cumplirse incluso en su integridad, en 2030 se seguiría lanzando a la atmósfera una cantidad de CO2 similar a la actual, cuando para mantener vivo el objetivo de un incremento de la temperatura no mayor de 1,5 grados a final de siglo los científicos tienen claro que en ese año debería ser ya la mitad.

La FEU constató que solo un 20% de los países firmantes del pacto climático parisino, fundamentalmente los 28 de la UE y otros europeos no socios, tienen ya comprometidas medidas que de ser ejecutadas permitirían cumplir el acuerdo, pero que el resto, entre los que están los responsables del 50% de las emisiones de CO2 del planeta (China, EE UU, India y Rusia), debe al menos doblar con urgencia su ambición presente para que los objetivos de la ONU sean alcanzables.

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios