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La Manada de Villalba afirma en el juicio que «fue una situación absolutamente normal»

La Manada de Villalba afirma en el juicio que «fue una situación absolutamente normal»

Durante el interrogatorio, los acusados por agresión sexual aseguran que la joven actuó por su propia voluntad, en un ambiente de «cachondeo»

Doménico Chiappe

Madrid

Martes, 15 de enero 2019

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Parecen tres jóvenes cualesquiera. Apariencia promedio del joven español. Dos de ellos, barbudos y a la moda deportiva. Uno es guardia civil, el otro quiere serlo y el tercero tiene un trabajo estable que le ha llevado a distintos destinos. Martín, Miguel y Ricardo. Tres amigos de la niñez de Collado Villalba. Pero la Fiscalía pide quince años de prisión para ellos, por un delito de agresión sexual a una chica de 18 años, el 13 marzo 2015.

En la primera sesión del juicio de ayer sólo declararon los tres acusados. Coinciden en asegurar que los hechos se inscriben dentro de la normalidad. «Fue una situación totalmente normal, nunca le dimos ninguna importancia y hasta el día de hoy», asegura Martín, el guardia civil. «Ella me practicó una felación de manera totalmente voluntaria».

En la sincronizada versión de los acusados, Ricardo llamó a la chica, que en ese momento tenía 18 años. Ellos dos ya habían mantenido relaciones sexuales con anterioridad, «tres o cuatro veces», dice Ricardo. «Éramos follamigos. A los tres días de conocerla ya tuvimos las primeras relaciones. Ella es libre».

Ese día quedaron. La recogieron él, Miguel y Martín. En el coche, Ricardo iba atrás con ella. Se besaron. Le dijeron que primero irían a la casa de la hermana de Ricardo para «dejar las cosas de Martín». En esa casa, dice Ricardo, ya había estado antes con ella. Ambos fueron a la habitación. Él se desnudó, ella se quitó la ropa de arriba y se quedó en pantalones. Miguel y Martín estaban en el salón. Dicen que querían conectar una consola. No lo lograron. Tocaron la puerta, abrió Ricardo y entraron «un paso». Pidieron ayuda a Ricardo, que ahora asegura haber sido sorprendido cuando la Guardia Civil lo detuvo en su puesto de trabajo de Cádiz. «Ella me realizaba una felación, se rio, les dijo algo así como que eran unos inútiles», dice Ricardo. Los dos amigos entraron en la habitación.

El relato de los tres es confuso pero coinciden en una cuestión: fue ella la que se ofreció a hacerles una felación. «Miguel y yo nos quedamos en el salón mientras ellos estaban en la habitación», dice Martín. «A Ricardo le dije: 'A ver si te la follas de una vez y nos echas una mano'». Según los acusados, «ella respondió: 'Aquí no va a follar nadie porque tengo la regla pero os la puedo chupar a los tres por turnos en el baño'». Ricardo, entró primero. Después Martín y, por último, Miguel.

Por turnos en el baño

Miguel y Martín, que sólo conocían a la denunciante de haberla visto una vez, aseguran que no intercambiaron palabras con ella durante el acto ni después. «No sé decir cuánto tiempo pasó, fue todo muy rápido», sostiene el segundo acusado, Miguel Ángel, aspirante a guardia civil. «Me metí en el baño, me bajé el pantalón y ella me realizó una felación. Es algo que ha pasado normal». Después, ella les pidió que la llevaran a su casa. «Nos dijo que otro día iríamos de fiesta pero que su madre le había puesto una hora de llegada, así que la llevamos. En el coche, ella iba enrollándose con Ricardo otra vez», dice Martín. La Fiscalía le acusa de intentar penetrarla analmente. Él lo niega.

Ante la insistencia de la letrada de la acusación por lograr una secuencia precisa de los hechos, Martín responde: «Cómo puedo recordar detalles tan precisos, siendo una situación normal».

-¿A usted le pasa todos los días que una persona de 18 años le proponga hacerle una felación con sus amigos?-, pregunta la defensa.

-Anteriormente había estado con otras mujeres y a cada una le gusta una cosa... -, empieza a responder él.

La juez le interrumpe: «¿Estando con sus amigos les proponen hacer felaciones consecutivas? ¿Le había ocurrido antes?».

-En alguna ocasión sí. Otra cosa es que hayamos querido nosotros y no haya pasado-, responde casi al final del interrogatorio.

Normalidad, voluntad de la denunciante, rapidez en la actuación y ambiente de «cachondeo», tres pilares de la defensa que han repetido los acusados. Hoy se escuchará la versión de ella, quizás víctima, según dicte la sentencia.

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