Jorge Ruiz
El líder de Maldita Nerea participa en los diálogos 'FilosofIA': «Desde pequeño ya me hacía preguntas trascendentes»
No tener WhatsApp en estos tiempos es una declaración de intenciones, y la de Jorge Ruiz es la de no priorizar lo inmediato sobre lo ... importante, algo que, sumado a su empeño por mantener el anonimato en su vida cotidiana, convierte al fundador de Maldita Nerea en una inusual estrella del pop. Logopeda y maestro de Audición y Lenguaje, compositor y amante de la filosofía, compagina la música con actividades vinculadas a la educación. Ahora podemos ver en YouTube su participación en 'FilosofIA', la iniciativa de Fundación Telefónica y Deloitte que, a través de siete diálogos audiovisuales con distintos profesionales, aborda el impacto de la inteligencia artificial desde una perspectiva ética, filosófica y humanista.
–El vermú del domingo es una filosofía de vida.
–En países como el nuestro, sí. Es como otras tantas citas sociales en torno a una bebida, a una hoguera o a una comida, es parte de nuestro ritual como grupo humano, aunque yo no tomo vermú.
–Su afición a la filosofía ya aparecía en 'El secreto de las tortugas', canción que reivindicaba anteponer el proceso a la velocidad, al éxito inmediato.
–Parte del momento en el que me doy cuenta de que no puedo correr, de que no soy tan rápido. La cuestión está en que tu ego, que también lo vas descubriendo, se adapte a eso y no quiera correr más. Lo que hice fue llevar esa idea al pop, ya que sus mensajes llegan de una manera muy rápida y muy certera porque son musicales. Vengo ya filosofado de casa, y mi música refrendó eso de manera intuitiva.
–«El sistema educativo inhibe la creatividad de los niños», afirma.
–Eso es sistémico y evidente. No quiere decir que la anule, pero, por la propia rapidez y por cómo está concebido, no se pueden generar ni la atención ni el tiempo necesarios para desarrollar el talento humano, que va a eclosionar en cada niño a un ritmo diferente. Por eso, la fuga de talento no está al final de la educación, sino al principio, desde el momento en el que no se ven ni se atienden las particularidades de los niños. No le digas que lo más valioso que tiene es la nota, no le premies siempre lo que está fuera, al contrario: a esas edades tempranas, lo que hay que grabar es que lo más valioso lo tiene dentro.
–Pues la inteligencia artificial inhibirá aún más esa creatividad.
–Depende de cómo la percibas. Si la ves como una amenaza, pues una amenaza será. Yo la veo como una herramienta que hemos de ser capaces de gestionar, pero el principal peligro es la velocidad a la que está sucediendo todo, porque el rumbo no lo marca la filosofía, sino el capital. Y esa velocidad es mucho mayor que la velocidad a la que podemos tomar decisiones como grupo humano.
–¿Y cómo enseñamos a los niños a usar la inteligencia artificial con un pensamiento crítico?
–Transmitiéndoles que lo más valioso está en el individuo, y que todo lo demás son herramientas.
–Estamos cada vez más divididos. ¿Esto tiene solución?
–Es que la velocidad del ritmo de los acontecimientos y la cantidad de información que recibimos hacen que nos olvidemos de lo nuclear.
–¿Qué es lo nuclear?
–Lo nuclear seguimos siendo nosotros. Y lo nuclear sigue siendo el conocimiento, y el conocimiento es lento. Entonces, atender a la velocidad más que al conocimiento es el error y, a partir de ese error, la división es más sencilla. En cambio, la sabiduría y la filosofía buscan el equilibrio, y se puede conseguir: si te paras a pensar, hay muchísimo más amor que miedo, y aunque ahora tengamos dos guerras muy cercanas, desde la II Guerra Mundial llevamos un periodo mucho más de paz que de guerra. Eso significa que la gente no está odiándose, sino amándose, lo que pasa es que no es tan interesante un «te quiero» como un «te odio», porque lo bueno no vende tanto como lo malo. Por eso, si me pones lo malo en primera plana, me divido y dudo. ¿Y la duda qué es? Una división.
–¿Dónde se siente más cómodo, sobre el escenario o componiendo un tema?
–En la composición, en la parte poética. Todo lo demás, toda la exposición, para mí es acompañar eso, pero no me gusta el protagonismo, no es mi lugar.
–Pero eso se contradice con ser el líder de un grupo.
–Es una gran incoherencia, efectivamente. Pero si tú haces una canción en tu habitación y la cantan miles de personas y se sienten identificadas, tienes que hacerte responsable de ello. Mi yo sería «¡Sal de aquí, te da miedo, fuera!», pero mi ser me dice: «No, tienes que ser responsable con esto».
–¿Es tan buenrollista en la vida real como en sus canciones?
–Sí, siempre tengo fe en que todo va a ir mejor. A las cosas muy negativas siempre les saco punta para bien, aunque eso vende menos que el drama. Pero, aunque yo el drama lo he vivido y lo he cantado, me interesa más la sonrisa, y que la gente cante mis canciones haciéndolas suyas.
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