Los sindicatos siempre han tenido a gala defender la sanidad pública. Es la que mejores profesionales tiene y la que cuenta con mejores medios. Y ... les doy toda la razón. Por eso, no deja de sorprenderme su furibunda reacción ante la previsible quiebra de Muface porque, en el fondo, y si fueran coherentes, deberían estar felices de que los funcionarios se incorporasen a la sanidad pública.
Sin embargo, la imagen que están dando es justo toda la contraria, que no quieren ni por asomo que eso ocurra y que están mucho mejor en la privada. Es algo muy difícil de defender. Porque, ¿cómo pueden criticar a los gobiernos que, según ellos, destruyen la sanidad pública al detraer dinero para la privada, si es eso justamente lo que están reivindicando para Muface? ¿Y cómo pueden defender una sanidad pública, universal y gratuita para todos los españoles si luego ellos reivindican una sanidad exclusiva (y elitista) para los funcionarios, pagada por el Estado?
Desgraciadamente, no es la primera vez que vemos este tipo de incongruencias. Cuántos políticos y sindicalistas critican a la escuela privada, pero luego matriculan en ella a sus hijos. Cuántos culpan a los empresarios por pagar sueldos bajos, pero luego tienen asistentas en negro y sin Seguridad Social. Cuántos defienden a los movimientos okupas, siempre que la casa ocupada no sea la suya. Cuántos reivindican que la vivienda no sea un negocio, pero luego tienen dos o tres casas en alquiler.
Pero además de una incongruencia, Muface es también un claro ejemplo de la falta de previsión de nuestros políticos. Hace más de veinte años trabajé en el Ministerio de Sanidad y ya entonces se hablaba de que este sistema no era sostenible, sobre todo ante el previsible envejecimiento de los funcionarios. ¿Qué se ha hecho desde entonces? Nada, como en tantas otras cosas. El tema se va dejando, se va dejando... y, de repente, explota, sin que nadie se haya atrevido a tomar medidas. Me temo que con las pensiones nos puede acabar pasando lo mismo. No se ha previsto qué hacer con Muface y ahora la gran perjudicada será nuestra sanidad pública, que verá aumentar el número de personas a atender en un momento de máxima tensión, con listas de espera enormes y urgencias colapsadas. ¿Ha habido algún tipo de coordinación entre los gobiernos central y autonómicos para ver cómo reforzar el sistema sanitario? Lamentablemente, no. ¿Se va a transferir a las autonomías el dinero que se destinaba a Muface para contratar más personal y medios? Pues me temo que tampoco. Cada cual que se las apañe como pueda.
Y luego están las aseguradoras. Es lícito que busquen obtener beneficios. Si no, no existirían. Pero en algún momento debería ponerse coto a determinadas prácticas poco éticas que llevan a cabo, como dejarte sin seguro cuando contraes una enfermedad grave o aumentar de forma brutal la prima cuando uno va haciéndose mayor, aunque haya estado toda la vida con ellas, que es precisamente lo que están haciendo ahora con Muface.
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