Desde hace muchos años, sobre todo tras haber vivido ocho en Pamplona, tengo la costumbre de ver la retransmisión de los encierros de San Fermín ... por televisión. Eso sí, nunca se me ha pasado por la cabeza lanzarme a correrlos; me conformo, como se dice en el lenguaje taurino, con ver los toros desde la barrera.
Los pamploneses defienden su fiesta a capa y espada por sus valores históricos y culturales, inmortalizados a nivel mundial gracias a figuras como Ernest Hemingway, y también por la contribución económica que supone para la ciudad. Para ellos, los Sanfermines no son solo una fiesta, son parte de su identidad.
Pero, por otro lado, no podemos negar que los encierros suponen también una forma de maltrato animal y más si tenemos en cuenta lo que dice la Ley de Bienestar Animal aprobada recientemente por el Gobierno. Y, en este contexto, cada cierto tiempo se reabre el debate sobre si habría que prohibirlos, lo mismo que con las corridas de toros.
Volviendo al lenguaje taurino, difícil coger el toro por los cuernos en este asunto. Los partidos conservadores, como PP, Vox o Unión del Pueblo Navarro (UPN), defienden abiertamente la fiesta nacional y su consideración como parte del patrimonio histórico y cultural español. Por su parte, la izquierda se posiciona cada vez más en el lado de la protección animal. Sumar y Podemos, por ejemplo, apoyan la supresión de las corridas y también de los encierros, sean donde sean. Y el PSOE, desde una posición más moderada, defiende también que hay que acabar con el maltrato, pero cuando toca definir una postura única sobre lo relacionado con la tauromaquia suelen generarse controversias internas, sobre todo en las regiones donde hay más tradición de estos festejos.
Lo más curioso es ver cómo los partidos independentistas hacen auténticos juegos de malabares para defender una cosa y la contraria sin inmutarse. Bildu, por ejemplo, que ahora tiene la alcaldía de Pamplona, lleva en su programa electoral la prohibición de cualquier espectáculo que conlleve sufrimiento para los animales. Eso sí, los encierros y las corridas de Pamplona ni tocarlos, porque dicen que son una expresión cultural del pueblo navarro que hay que preservar, sin que les importe ahí el sufrimiento de los toros. Y en Cataluña, les pasa lo mismo a ERC y a Junts. No a las corridas, pero sí a los 'correbous' y a los 'bous a la mar', porque dicen que en estas tradiciones, que hay que preservar como parte del patrimonio catalán, no se mata a los toros, olvidándose de los que cada año mueren ahogados en el mar o de un infarto por la presión a la que se ven sometidos.
En definitiva, parece que para estos partidos hay un sufrimiento animal aceptable (cuando es en su propia tierra), pero que hay otro inaceptable (cuando se produce en el resto de España). Y también que hay un valor cultural e histórico que preservar (cuando es el suyo propio), pero que hay otro que no debe tenerse en cuenta (el del resto). Un poco de coherencia no vendría mal.
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