Rendición

Francisco Ocón hace, como casi siempre, lo más inteligente que puede hacer para sí mismo y para su partido: en carnes ajenas (y populares) pudo escarmentar la legislatura pasada lo que supone echarle un pulso a tu propio partido cuando el rival está en el Gobierno. Ni con el apoyo de Madrid (que Ocón no tiene) es fácil. Sin él es suicida.

Y además la presidenta y futura secretaria general ha jugado sus cartas bien este año: no había puntada sin hilo en sus nombramientos, dirigidos siempre a contentar a las familias socialistas de las que hubiera debido alimentarse Ocón si hubiera decidido dar guerra.

No era una batalla fácil, pues, y pocos políticos hay que hayan nacido para mártires. Y además, Ocón deja ahora el trono con pirueta y reverencia sin haber perdido ni una elección. Lo cual, en el PSOE riojano, es un pedigrí que nadie tiene. Algo que puede contar en el futuro: la canas no le han salido a Ocón por tonto y él sabe, como sabe casi todo el mundo, que las perspectivas electorales del PSOE en La Rioja están ahora mismo muy peludas. Si en el momento de mayor bonanza, con Madrid tirando del carro, la mayoría giró a la zurda por menos de mil votos, no se pueden esperar facilidades para las próximas urnas.

Pero eso ya no será responsabilidad de Ocón. La victoria de Andreu deja a la presidenta muy sola ahora, con todas las responsabilidades y todas las consecuencias. Es lo que quería, claro, Pero... ay, a veces, lo que uno desea.

Por cierto, el paso atrás (o hacia ya veremos dónde) de Ocón interroga directamente al rival. Ahora qué, se preguntarán en el PP. Ya que el PSOE se ha abonado a la paz, ¿optarán los populares por otra guerra suicida, y encima desde la oposición? Las presiones sobre Alberto Bretón para que se retire subieron el sábado. Y mucho.