Sin opciones para Urdiales
No debe de ser sencillo volver a una tierra conquistada, en la que te esperan y te radiografían con otra visión crítica. Urdiales retornó en ... la tarde de este martes a Colmenar Viejo, donde hace un año se alzó como el gran triunfador con su toreo que es delicatessen. Pero el sino de la tarde esta vez fue otro. No quiso que fuera el día y cruzó en el camino de Diego dos toros de nulas opciones. El de menos peso del encierro le tocó y lo echó por delante; no brincaba de los 500 kilos. Le faltó fijeza, codicia y humillación en los primeros tercios, y excelente fue la lidia de El Víctor en banderillas alargando siempre las embestidas y suavizándolas para que el toro no saliese tocado. Urdiales comenzó la lidia muleta ya en mano por el pitón derecho, sin apenas obligarle, intentando que no se afligiera y durase para tratar de moldearlo y poder llevarlo metido en los vuelos de la muleta, pero le faltó celo. El viento se cruzó en la segunda serie y la faena no consiguió tomar vuelo. Tampoco al natural, por donde el de Luis Algarra reponía una barbaridad, sobre todo en los dos primeros naturales. Una odisea le fue a Diego tratar de templar al animal sin exigirle, porque tan pronto reponía como que miraba a tablas y amagaba con rajarse, y ahí ya no hay quien metiera mano. Se tiró a matar con el toro cobijado en tablas, en la suerte contraria para ayudarle hacia su querencia, y la espada entró casi entera y fue efectiva.
La corrida
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Plaza: Colmenar Viejo (Madrid).
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Toros: Se lidiaron toros de Luis Algarra.
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Diego Urdiales: de rioja y azabache. Estocada casi entera (silencio); estocada (ovación).
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José María Manzanares: de grana y oro. Casi entera (oreja); más de media (oreja).
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Daniel Luque: de soraya y azabache. Estocada (oreja); estocada, descabello (palmas).
Muy serio fue el cuarto, punto bizco por el izquierdo. No logró Diego encajarse en el toreo a la verónica. Qué rabia, porque se le esperaba, pero el animal tenía ese punto de embestir también sin celo y lo hacía abanto. Pese a ser protestado, el presidente lo mantuvo en el ruedo y apretó a El Víctor con los palos. No invitaba al optimismo. Comenzó la faena Urdiales firme y por abajo, para después colocarse ya con mando en el toreo en redondo. Impávido aguantó las miradas, valentísima labor ante un astado complicado. Entre las rayas se dispuso a torear al natural pero el viento siguió molestando y en los terrenos que tuvo que colocarse le fue imposible meterlo en los engaños con ligazón, porque además fue violento y salía siempre con la carita alta. Volvió a la diestra y no le quedó otra que apostar, jugarse la vida, cruzarse y tirar de raza para calentar al público con una serie que fue incuestionable. De uno en uno continuó, no tuvo otra, tapándole muchos de los defectos que tenía. Se fue detrás de la espada y rodó sin puntilla. Esfuerzo mayúsculo que fue reconocido.
Manzanares cortó una oreja a cada uno de sus dos toros. Destacó por la estética con la que plasmó los muletazos, sobre todo el toreo al natural. Y Daniel Luque se hizo con otra oreja del tercero tras una arrimón de vértigo.
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