Melancolía
MEZCLADO, NO AGITADO ·
El pésame de Sánchez a los de Bildu por el suicidio de un terrorista es rayano con la ignominia más inmundaSi uno se entretiene en cavilar sobre una tal Servini, juez en Argentina, que instigada por la tontuna 'universal' española, la connivencia de nuestra Dolores, ... Lolita, Lola, y la alargada mano del «No a la impunidad» –libelo cuyo autor fue condenado por prevaricación–, se concluye que es como para caerse del almendro en el que Eloísa se acomodaba en su sombra. Y es que esta señora Servini, con sus ochenta y tres años, que debería estar escribiendo sus memorias –si es que le queda algo de lucidez–, entretiene su senectud en juzgar la Transición española, (¡desde la patria de los Kirchner!) citando a declarar a un ministro español de entonces: otro vejestorio más o menos de su quinta. Y todo a cuenta de unos sucesos cuya tragedia, mediante un pacto del olvido de derechas e izquierdas, permitió el perdón con el que algunas veces las sociedades que se reencarnan en inteligentes, aunque sea ocasionalmente, pasan página. Claro que siempre habrá un hueco para, si la sensatez no lo remedia, dinamitar la cruz del Valle de los Caídos, como redivivos talibanes con los Budas de Bamiyan.
Pero no hace falta mirar tan lejos: aquí también hay otros que cuecen habas, en una 'cocina' heredada en diferido –esa modalidad de la que tanto gustan–, de la que salían guisos podridos. Y que en su dilucidar si son galgos o podencos –indagación metafísica de cuál es su lugar ideológico, sin alcanzar después de tantos años certeza firme alguna–, al deshojar la margarita y con las intrigas pertinentes, defenestran a su portavoz en el Congreso de los Diputados; con gran alivio y algazara de los demás grupos del hemiciclo. Y esa portavoz, inteligente, culta y con criterio propio (escaso don que rara vez percibimos en política) en su despecho, pierde los papeles y se embarra con sus invectivas vulgarizando así las virtudes que había exhibido.
¿Y qué me dicen de nuestro Gobierno autonómico? Borracheras de poder y hasta un posible nepotismo le hace entrar en crisis, tras un exiguo año de mandato, cuyo fondo es el ¡aquí mando yo! por más circunloquios con que quieran adornarlo. Y que no es difícil de percibir cuando, con dudoso talante democrático, acusan de amarillismo a un medio periodístico como éste, por haber dado voz a los que, ellos mismos, han despeñado por el abismo de su particular Roca Tarpeya. Y que parece que no tienen derecho a réplica alguna ni a la libertad de expresión.
Pero la palma de estos días melancólicos se la lleva el presidente Sánchez, cuyo pésame a los de Bildu por el suicidio de un terrorista encarcelado, es rayano con la ignominia más inmunda. Sólo por alcanzar sus tortuosas ambiciones políticas, traiciona la memoria de tantos asesinados (incluso de su propio partido) cuyo único delito era haber defendido la libertad y la democracia.
Ese pésame es una higa a los sentimientos de los familiares que aun sobrellevan su tristeza y duelo, sin haber recibido siquiera, el exiguo consuelo que les supondría el arrepentimiento público de los que ejercieron como verdugos, o de los que fueron y son cómplices de éstos.
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