En los años treinta del siglo XX el nazismo subió como un suflé. Hitler tejió una ideología racista y xenófoba que prometía una Alemania imperial ... que sedujo a millones de alemanes. Obtenido el poder total, decidió ocupar países e inició la represión contra los judíos para animarles a dejar el país. Pronto tuvo la idea de que era mejor matarlos, no eran personas. Además de fusilamientos masivos, tras la Conferencia de Wannsee, el nazismo creó un sistema que consideró más eficaz y económico, como dejó claro el juicio contra Eichmann en Jerusalén: los campos de exterminio. Disculpen el obligado resumen. El balance fue la muerte de millones y millones de judíos pero también de polacos, gitanos, serbios, discapacitados, homosexuales y enemigos políticos, ya fueran comunistas o católicos, incluidos sacerdotes... Que esto ocurrió lo sabemos, está documentado y todos nos hemos emocionado, conmovido y llorado en la reconstrucción del exterminio por la literatura y el cine. Todavía hoy nos preguntamos cómo pudo ocurrir pero, también hoy, crecen las personas atraídas por esa ideología tan cruel y son muchos los que incluso niegan que el holocausto existiera.
Ochenta años después el gobierno de Netanyahu está perpetrando otro genocidio. Resulta aterrador comprobar que quienes fueron víctimas de la crueldad ilimitada de los nazis no se estén rebelando contra el asesinato de la población civil de Gaza. Es indignante que viendo, como estamos viendo, otro exterminio en directo algunos todavía lo pongan en duda. El infierno continúa y al negar la realidad muchos políticos se han convertido en cómplices de la barbarie. Siguen negando el genocidio con excusas hipócritas y sin importarles lo que diga la ONU. Si viendo la muerte en directo de la población civil nos lo niegan, no sé qué ocurriría si no fueran nuestros propios ojos los que lo ven. Más de 65.000 muertos, la mayoría niños y más de 200 periodistas. Israel no deja entrar a la prensa para matar sin testigos incómodos.
El atentado salvaje de los terroristas de Hamás, condenado por todos, fue la justificación de Netanyahu y su gobierno ultra para iniciar la ofensiva. El ministro de Finanzas ha dejado claro lo que muchos temíamos, que la ciudad de vacaciones imaginada por Trump en un vídeo obsceno es el objetivo final. Ha explicado que destruir Gaza les cuesta mucho dinero y por eso negocian con Estados Unidos repartírsela. Gaza es ya un solar y los muertos un daño colateral.
Es todo tan inmoral que repugnan los alegatos de aquellos que no ven sólo porque se niegan a ver
Es todo tan inmoral que repugnan los alegatos de aquellos que no ven sólo porque se niegan a ver. Estamos ante una orgía de la atrocidad universal, diría Baudelaire y es urgente pararla. No olvidemos, como nos enseñó Tolstoi, que sentir dolor demuestra que estás vivo, pero sentir el dolor ajeno prueba que eres un ser humano. ¡Por humanidad, basta ya, PAZ!
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