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La plazuela perdida

Moro de la morería

Lunes, 10 de febrero 2025, 21:58

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Releyendo el Romancero del siglo XV, di en el romance de Abenámar, aquel que comienza: «¡Abenámar, Abenámar / moro de la morería, / el día en que ... tú naciste / grandes señales había (...)», y caí en la cuenta de la naturalidad con que, en aquella época, se hablaba del moro, sin ningún matiz despreciativo, simplemente como contraposición al cristiano, en tiempos bizarros de luchas, enfrentamientos, conquistas y reconquistas. Es raro el romance en el que no aparece la palabra «moro», incluso designándose ellos mismos como moros, en contraste con el matiz despectivo que algunos quieren ver ahora en la palabra. Y es que es muy fácil, aunque grotesco, culpabilizar al lenguaje de la carga negativa que uno quiere ver, generalmente de forma ridícula, en las palabras, cuya naturaleza es neutra, casi aséptica.

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